viernes, 30 de junio de 2017

Diálogo del Che con Lisa Howard (transcripción y video)


Los días 20 y 26 de enero de 2017, nuestro programa de televisión La pupila asombrada transmitió  la entrevista realizada al Comandante Ernesto Che Guevara, entonces Ministro de Industrias de Cuba, por la periodista estadounidense Lisa Howard, el 12 de febrero de 1964. Se trata de  grabaciones originales, sin editar, de aquel encuentro del cual la televisora ABC trasmitió solamente 22 minutos doblados al inglés, el 22 de marzo de 1964. 
El blog Dialogar, dialogarde nuestro colaborador Elier Ramírez Cañedo ha publicado la transcripción íntegra de  ese material realizada por Versiones Taquigráficas del Consejo de Estado. 

Entrevista  al Comandante Ernesto Che Guevara, realizada por Lisa Howard, el 12 de febrero de 1964, “Año de la Economía”. (Versiones Taquigráficas – Consejo de Estado)
Lisa Howard.-  Señor Guevara, desde el triunfo de la Revolución, la economía cubana –según los informes- se ha deteriorado en todos los sectores. La producción industrial, el cultivo de hortalizas, la cosecha de azúcar del pasado año, que alcanzó un mínimo de tres millones y medio de toneladas. ¿Cómo explica esta regresión económica?
Ernesto Guevara.-  La pregunta es una afirmación, en primer lugar.  Entonces lo que primero que hay que hacer es destruir la afirmación y después contestar la pregunta. 
La afirmación de que todos los aspectos de la economía cubana se han deteriorado durante el transcurso de la Revolución es falsa.  La producción industrial ha aumentado del año 1959 a aquí.  Podría haber aumentado mucho más si no fuera tan influenciada por la industria azucarera, que efectivamente ha descendido.  La producción industrial ha aumentado a un ritmo de un 7% anual, dejando de lado el azúcar, y estos dos últimos años:  1963, que ha pasado, y los cálculos para 1964, serán aumentos mayores; 1963 es de un 10% y 1964 calculamos más, además de que el azúcar aumentará ahora.
En el campo agrícola ha habido algunos problemas, tampoco son totales.  El azúcar, que es nuestro cultivo fundamental —todavía tenemos características de monocultivo—, descendió mucho.  Eso se debe a una mala política azucarera nuestra y a la extraordinaria sequía de los dos años pasados.  Sin embargo, en otros aspectos de la agricultura no ha sucedido lo mismo, y hemos tenido algunos éxitos parciales:  ya el algodón es hecho en Cuba, el kenaf igual, cultivos desconocidos anteriormente.
Creo que todo el análisis debe centrarse en el azúcar.  Como usted decía, la producción azucarera fue muy débil, no de 3 500 000, pero sí de 3 800 000 toneladas, la más baja en muchos años.  Ya este año será más alta, todavía no podemos decir cuánto, ni creemos que sea un aumento sustancial, porque además ha estado el ciclón de por medio, que ha afectado la cosecha, pero será más alta, y de aquí en adelante crecientemente irá en aumento el azúcar. 
La producción industrial, en general, como ya le digo, ha ido en un aumento sostenido.  Y esto debe considerarse como un éxito mucho mayor si se tiene en cuenta el bloqueo extraordinario a que ha sido sometida Cuba.
Lisa Howard.-  ¿Cuánto afecta el bloqueo económico a la economía cubana?
Ernesto Guevara.-  No se puede dar, por lo menos yo no puedo dar una cifra exacta de la incidencia del bloqueo sobre Cuba, incluso, porque el bloqueo tiene facetas negativas y facetas positivas, entre las facetas positivas está el desarrollo de la conciencia nacional y del espíritu de lucha del pueblo por superar las dificultades; pero si usted considera que toda la maquinaria cubana, casi todas las industrias cubanas, algunas de ellas de carácter exclusivo, estaban enviadas desde los Estados Unidos, además de que Cuba era receptora de toda la maquinaria vieja de los Estados Unidos, donde los capitalistas las enviaban aquí para seguir acumulando ganancias y ya muchos productos están descontinuados, se puede dar una idea de que un extraordinario esfuerzo ha habido que hacer para poder superarlo. 
Las cifras no se pueden dar, no las conozco.  Evidentemente, ha significado un retraso grande.  Ahora, también para nosotros ha sido una lección positiva y una enseñanza de cómo tenemos que manejar nuestra economía en el porvenir.  Creo que, más o menos, le contesté.
Lisa Howard.-  Rusia está inyectándole una gran cantidad de dinero a la economía cubana cada día. ¿Qué le sucedería a la economía de la Isla si esa ayuda cesara de repente?
Ernesto Guevara.-  Estas afirmaciones de las cantidades diarias corresponden efectivamente al modo de pensar norteamericano, y el concepto de inversiones, tal vez, responda un poco a la idea que los norteamericanos se hacen de lo que es ayuda.  La ayuda norteamericana a los Estados americanos del Sur, se revierte después contra esos propios Estados.  En el caso nuestro ha habido lo que se puede llamar ayuda, que es la condonación de ciertas deudas comerciales y empréstitos a largo plazo de tipo absolutamente comercial.  El resto es el comercio natural entre los dos países. 
Cuba ha dejado de tener como primer cliente de importación y exportación a los Estados Unidos y ahora es la Unión Soviética.  Si cuando usted pregunta qué es lo que pasaría si la ayuda soviética cesara se refiere al intercambio en total, pues yo puedo contestarle que se paralizaría la vida del país, porque, por ejemplo, el petróleo viene todo de la Unión Soviética y son casi 4 millones de toneladas; pero eso no es ayuda, eso es intercambio comercial en términos de absoluta igualdad, y nosotros lo pagamos con nuestro azúcar y otros productos.  La ayuda se ha debido efectuar estos años de mala cosecha en un superávit, un exceso de exportaciones de la Unión Soviética con respecto a nuestras importaciones.  Estos años con el aumento del precio del azúcar ha disminuido mucho.  Actualmente nuestros términos de intercambio son relativamente parejos, aunque siempre la Unión Soviética nos da un desbalance comercial, y después está la ayuda en las inversiones, que son muy cuantiosas y que, si cesaran, pararía nuestro desarrollo industrial.  Por eso hay que precisar bien que el término de “ayuda” no es el más correcto para nuestras relaciones con la Unión Soviética, que lo que nosotros mantenemos es una relación de igualdad entre países socialistas, efectuando un intercambio de provecho mutuo.
Lisa Howard.-  Muchos críticos del régimen cubano creen que lo floreciente de Cuba se debe a lo efectiva que ha sido la propaganda comunista; que hay una diferencia entre la imagen que se da de Cuba y la verdadera Cuba: ¿Cuál es su reacción al respecto, doctor Guevara?
Ernesto Guevara.-  Yo creo que más bien debiera yo preguntarle a usted cuál es la opinión suya, porque yo tengo una imagen de la Revolución, la mía, además quizás deformada por el puesto que ocupo.  La gente en América, nuestra América y, en general, en todo el mundo, tiene otra imagen de la Revolución.  Al llegar aquí se confrontan las dos y es cuando se produce el choque, pero ese choque se produce sobre la gente que viene de afuera; nosotros acostumbrados a criticar todo lo nuestro y a criticar todo lo malo y a ver con profundo sentido crítico el desarrollo de la Revolución, no nos damos cuenta a veces de los avances que tenemos, y son ustedes, los que nos visitan cada tanto tiempo, los que a veces nos llaman la atención sobre los avances.  De modo que esa pregunta yo como entrevistador se la podría hacer a usted.
Lisa Howard.-  Comandante Guevara, muchas evidencias externas indican que el sistema económico marxista no funciona; no le proporciona una vida de abundancia a su gente. Al cabo de 47 años, la Unión Soviética todavía no es capaz de brindar alimentos, viviendas y ropa apropiados a su pueblo. ¿Cree que se debe a que el sistema marxista no brinde incentivos adecuados para alcanzar altos niveles de productividad?
Ernesto Guevara.-  Usted tiene alguna tendencia a deslizar afirmaciones en las preguntas; yo tengo que volver a destruir primero la afirmación para después contestar la pregunta.
Usted afirma que está demostrado que el sistema marxista no da bienestar a la gente, yo creo todo lo contrario.  Si lo comparamos con los Estados Unidos, el nivel de vida de cualquier pueblo es más bajo; pero cuando ustedes hablan del modo de vida americano y del mundo libre, deben considerar en ese mundo libre, por ejemplo, los 200 millones de hombres que en América Latina se mueren de hambre, mueren de enfermedades, no llegan ni siquiera a ver la edad adulta porque mueren famélicos de niños; toda esa gente contribuye a la grandeza económica de los Estados Unidos que los explota en alguna forma.  Así sucede en el África y sucedió en el Asia también.  El marxismo rompe todo eso.
En Cuba, evidentemente hoy hay una situación más estrecha para mucha gente que antes; pero hay una situación mucho mejor para mucha más gente que antes, y eso lo puede ver usted si viaja por el interior, si conoce a los campesinos nuestros cómo vivían, a nuestros trabajadores del azúcar cómo vivían; entonces tal vez pueda encontrar la raíz de la pregunta.
En este momento en que nosotros somos sitiados por el imperialismo norteamericano, no podemos darle a nuestro pueblo todo lo que quisiéramos, pero le hemos dado todo lo que hemos podido y todo lo que hemos sido capaces de hacer hasta ahora, en igualdad de condiciones, desde ministros hasta cualquier otro cargo del gobierno.  Y esa es la principal razón por la cual los pueblos siguen luchando por liberarse.
Viet Nam del Norte está liberado y, sin embargo, Viet Nam del Sur no encontró mejor el modo de vida norteamericano, sino que se rebeló, tomó las armas y está derrotando a la intervención norteamericana.  Póngase a pensar si no hay algo detrás de eso que incite a los pueblos a luchar y si no es que el marxismo ofrece una vida mejor para los pueblos.
Lisa Howard.-  Pero el gobierno de los Estados Unidos está muy consciente de los problemas en América Latina, y a través de la Alianza para el Progreso está tratando con mucha fuerza de elevar el nivel de vida de las personas en todo el hemisferio.  Ahora bien, si las clases gobernantes acuerdan realizar reformas agrarias y reformas tributarias, y si el nivel de vida aumenta, ¿no perdería el mensaje de la Revolución Cubana su significado?
Ernesto Guevara.-  Claro, lo perdería inmediatamente.  El mensaje de la Revolución Cubana tiene ese significado, porque por su propia gravitación el imperialismo no puede hacer sino reformas muy tibias que no llegan al fondo del asunto.  Si toda Latinoamérica fuera liberada de la dominación imperialista, el imperialismo mismo se vería en muy serios problemas.  La base de sustentación del imperialismo, que es la dominación de los países latinoamericanos a través del intercambio desigual, el intercambio de productos manufacturados por materias primas, la toma de todos los factores decisivos en cada gobierno a través de las oligarquías vendidas al imperialismo, si todo eso cambiara, el imperialismo habría perdido su fuerza, estaría entonces afrontando la crisis general del capitalismo, es decir, precisamente la crisis entre la propia clase obrera del interior del país, explotada hoy, pero cuya explotación no se ve, porque se traslada a América, al África y al Asia y entonces el conflicto estaría directamente en el interior de los Estados Unidos.
De modo que, naturalmente, el mensaje de la Revolución Cubana perdería toda su importancia en ese momento, pero no sería necesario tampoco, porque precisamente eso es lo que deseamos para nuestros pueblos, para todos los pueblos de América. Y después de haber obtenido lo que todos deseamos no hay necesidad de estar lanzando mensajes que ya no tendrían significación.
Lisa Howard.-  ¿Entonces estamos de acuerdo en el deseo de que se realicen estas reformas?
Ernesto Guevara.-  ¿La verdadera reforma, la ascensión del pueblo al poder?  Estamos de acuerdo.
Lisa Howard.-  Comandante Guevara, ¿cree que eso no se puede producir mediante un proceso evolutivo, sino que tiene que ser resultado de la violencia y de conmociones revolucionarias?
Ernesto Guevara.-  Eso depende siempre de las clases reaccionarias, que son las que se niegan a dejar el poder, a dejar las prebendas del poder.  Donde la fuerza del pueblo sea tal que pueda obligar a las clases reaccionarias a abandonar el poder por la vía pacífica, se hará así, es mucho mejor para todos.  Donde las clases reaccionarias traten de mantener el poder de todas maneras, surgirá, independientemente de la voluntad de nadie o del deseo de nadie, la chispa que incendie toda la América o una parte de la América y, en definitiva, el pueblo llegará al poder.
Lisa Howard.-  Cuando Cuba producía materias primas para los Estados Unidos y tenía que comprar los productos manufacturados de nosotros, ustedes llamaban a eso la peor forma de colonialismo económico. Ahora, de nuevo, Cuba está asumiendo el mismo rol, predominantemente agrícola, con el sistema soviético. ¿Es esto repentinamente aceptable?
Ernesto Guevara.-  Sí, yo comprendo.
No, no es exacto ni mucho menos.
En primer lugar, hay que precisar que no es solamente el intercambio de materias primas por productos manufacturados lo que condiciona el imperialismo, sino todos los aparatos anexos a estas relaciones de intercambio.
Cuba vendía azúcar a los Estados Unidos y recibía materiales, pero el azúcar que vendía a los Estados Unidos se transformaba en dólares que también iban a  los Estados Unidos y, además de esto, los materiales que venían, venían para fábricas norteamericanas, en una buena parte, que elaboraban productos que vendían aquí, convertían los pesos en dólares y también iban a los Estados Unidos.  Esta es una de las fases del dominio imperialista sobre un país.
Ahora, con respecto al intercambio directo de materias primas con productos manufacturados.  Precisamente, nosotros hemos tenido largas conversaciones con la Unión Soviética sobre esto, y de esas conversaciones surgió un precio especial para el azúcar.  Eso es precisamente la demostración palpable de que las relaciones socialistas se hacen sobre bases totalmente distintas; y al precio pagado por la Unión Soviética, nuestro azúcar nos permite importar la maquinaria suficiente para desarrollar nuestra industria y convertirnos ya en un país industrial-agrario y no simplemente un exportador único de materias primas.
Lisa Howard.-  Comandante Guevara, ¿cuando luchaba en la Sierra Maestra, preveía que la Revolución tomaría un rumbo tan radical?
Ernesto Guevara.-  Por lo menos intuirlo.  Naturalmente, la forma y el desarrollo tan violento de la Revolución no se podían prever.  Incluso, la formulación marxista-leninista de la Revolución no era previsible, eso fue producto de todo un largo proceso que usted conoce bien.
Nosotros teníamos la idea, más o menos vaga, de resolver los problemas que veíamos palpablemente en los campesinos que luchaban con nosotros y en los obreros que conocíamos; pero ya sería muy largo contar todo el proceso de la transformación de nuestro pensamiento.
Ahora, no le quepa la menor duda de que tuvo una participación importante Estados Unidos y su forma de actuar en el desarrollo de la Revolución, en el aceleramiento de la Revolución sería más bien.
Lisa Howard.-  Se dice que el comunismo es incompatible con el temperamento cubano. ¿Cree usted que afectaría a los cubanos acatar la rígida disciplina de la sociedad comunista?
Ernesto Guevara.-  Esa es una de las tantas versiones sobre el comunismo.  Al comunismo lo hacen los pueblos y, por lo tanto, los pueblos lo hacen a su imagen y semejanza.  Las particularidades de nuestra estructura étnica, social y cultural se trasplantan a nuestras formas de hacer y de construir la nueva sociedad, y la disciplina no es ninguna cosa ajena a los pueblos, simplemente responde a una etapa de desarrollo.  Cuando no hay nada más que una cosecha al año y la cosecha depende del viento, del sol o de la lluvia, el tiempo no tiene importancia y la disciplina tiene muy poca importancia; pero cuando hay que sujetarse a un ritmo de desarrollo, cuando hay industrias, cuando cada minuto vale su propio peso, entonces la disciplina tiene que venir automáticamente.
En el proceso nuestro de desarrollo, de industrialización del país, la disciplina, por su propio peso, se establece en todo el país, es una necesidad vital y el pueblo la comprende y la adapta inmediatamente a su manera de ser.
Lisa Howard.-  Nos parece a nosotros, contemplando la escena cubana, que los dos problemas principales son: las dificultades de disciplinar al pueblo para el comunismo, y la creciente burocracia. ¿Cree usted que son estos los dos principales problemas?
Ernesto Guevara.-  Nuestros problemas, ¿no?
Lisa Howard.-  Sí.
Ernesto Guevara.-  Nuestros dos problemas principales son: el imperialismo y el imperialismo, entonces después pueden venir los demás; pero ahora le puedo contestar sobre la pregunta que usted me hace.
La burocracia es un problema, es el producto de una sociedad que tiene que desarrollarse muy rápidamente, con cuadros que no están capacitados para esa etapa de desarrollo, entonces se establece un poco el cambio de cantidad por calidad.  Donde un hombre eficiente puede hacer un trabajo, se necesitan 10 hombres que discutan, que intercambien ideas, que duden, que se equivocan, incluso, para hacer el mismo trabajo.  En este momento la burocracia es un lastre en Cuba, pero es un lastre transitorio, el lastre del período de aprendizaje, y después la vamos a eliminar.
La disciplina yo no considero que sea absolutamente ningún problema para Cuba, y si usted hubiera estado el 2 de enero aquí, hubiera podido ver desfilar nuestras Fuerzas Armadas y eran todos cubanos, no había ni congoleses, ni chinos, ni soviéticos desfilando, y era un verdadero ejército, ese lo hemos hecho nosotros, nuestro pueblo lo ha hecho.  De modo que la disciplina no es un problema para nuestro pueblo.
Lisa Howard.-  ¿Qué es lo que se está haciendo para eliminar este grave problema de la burocracia, y así mismo, la falta de organización que nosotros hemos visto?
Ernesto Guevara.-  Primero tenemos que empezar a estudiar qué es lo que hemos hecho, para ver dónde está la raíz de la burocracia.  Consideramos que la raíz de la burocracia está, nosotros le hemos llamado, en cierta falta de motor interno de algunos funcionarios.  Es decir, les falta sentir en sí mismos el problema de que se trata; cierto temor a las consecuencias de los actos que obligan a la protección del papel, siempre un papel por delante, que, además, en los Estados Unidos también se desarrolla, no es solo en el comunismo, hay mucho papeleo también en las oficinas públicas norteamericanas, y, por último, ese desconocimiento real del problema.  Entonces nosotros ahora estamos estudiando detenidamente estas causas, viendo cómo se pueden ir eliminando y consideramos que la burocracia es un lastre, pero no es un peligro y se eliminará con el desarrollo de la Revolución.
Lisa Howard.-  ¿Usted cree posible que este problema de la burocracia sea intrínseco al sistema comunista?
Ernesto Guevara.-  No, le decía que no.  La burocracia nosotros la heredamos como elemento del pasado cubano, y existe en los Estados Unidos también.  Puede ser que en determinados momentos del desarrollo del socialismo la burocracia aumente excesivamente, puede ser, yo no soy un teórico como para hablar sobre este punto; pero, evidentemente, la burocracia existe en el capitalismo y en los sistemas socialistas, en ambos.
Lisa Howard.-  Pero la burocracia aquí es realmente asfixiante.  No tiene idea de cuánto demora obtener un papel.
Ernesto Guevara.-  Ahí salía, el otro día estaba leyendo una publicación nuestra, tomado de una revista, TheParkintong creo que se llamaba (Risas).
 Lisa Howard.-  Comandante Guevara, el doctor Fidel Castro ha expresado con frecuencia su deseo de normalizar las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos, ¿usted desea la normalización de tales relaciones?
Ernesto Guevara.-  Sobre la base de los principios, ¡cómo no!, y yo quizás más que nadie, porque la industria es la que sufre el bloqueo, la industria y el transporte quizás sean los sectores de la producción que sufren el bloqueo más duramente.  El transporte ahora se ha liberado, pero nosotros no, de modo que sobre la base de los principios y de una absoluta igualdad, nos parece ideal una normalización de relaciones.
Lisa Howard.-  Doctor Guevara, ¿opina usted que el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos sería beneficiosa para la economía cubana?
Ernesto Guevara.-  ¿Diplomáticas?
Lisa Howard.-   Y comerciales.
Ernesto Guevara.-  ¡Ah!  Bueno, serían beneficiosas, pero claro…
Lisa Howard.-  Discúlpeme.  Voy a hacer la pregunta de otra forma.
Doctor Guevara,  ¿qué piensa del restablecimiento de las relaciones diplomáticas y comerciales entre Cuba y los Estados Unidos y sus beneficios para la economía cubana?
Ernesto Guevara.-  En el momento actual, naturalmente, de empezar de nuevo estas relaciones tendrían que ser gradualmente.  Nuestros grandes productos de exportación los hemos derivado hacia otros mercados; pero, evidentemente, siempre sería más fácil para nosotros lograr productos, sobre todo, piezas de repuesto, que están muy cerca y que son fabricadas, precisamente, por los norteamericanos.
Ahora, de todas maneras luce en el momento actual, que no es una realidad muy cercana, y nos podemos pasar sin esas relaciones también perfectamente.
Lisa Howard.-  ¿No resulta bastante difícil cuando sus líneas de suministro se hallan a 7 000 millas de distancia?
Ernesto Guevara.-  Resulta difícil, resultó sumamente difícil y complicó mucho las cosas al principio; pero se va superando cada vez más, pronto podremos crear reservas y con las reservas ya nuestros almacenes estarán aquí, podremos ir remediando la mayoría de las dificultades; a medida que transcurra el tiempo es menos dificultoso la distancia para lograr nuestros abastecimientos.  Y, además, también, la relación se hace más estrecha, se conocen más las necesidades de un año para otro, de manera que nuestros suministradores pueden preparar con tiempo los envíos, y año a año se está notando esto en la economía cubana.
Lisa Howard.-  ¿Usted podría analizar, para nosotros, cuán efectivo ha sido el bloqueo estadounidense?
Ernesto Guevara.-  Me parece que ya casi casi eso es una invitación a un delito de infidencia, ¿no? 
Hemos reconocido la importancia del bloqueo, también anunciamos, y con la misma tranquilidad, que el bloqueo no nos va a impedir avanzar; pero, primero es difícil especificarlo, y, después, no es tan conveniente tampoco; todavía, a pesar de sus buenas intenciones, somos enemigos y es bueno que el enemigo sepa solamente las generalidades de su contrincante.
Lisa Howard.-  Entonces, ¿yo puedo deducir que usted me está diciendo que el bloqueo económico ha sido muy efectivo?
Ernesto Guevara.-  Usted ha presumido varias cosas durante el curso de nuestra entrevista, entre otras, que el comunismo no tiene ninguna influencia, que es un retraso a la productividad; que el bloqueo es muy efectivo, es la última deducción; que la burocracia es asfixiante.  Al mismo tiempo me dice que se nota algo distinto desde su última entrevista con nosotros en Cuba.  Yo también deduzco que usted ha visto un avance de la Revolución Cubana y yo podría preguntarle a usted.  Si todo es tan malo y si el bloqueo es tan efectivo, ¿por qué avanza la Revolución Cubana?
Lisa Howard.-  Yo he dicho con frecuencia que usted es el hombre más franco que hay en la isla.  Por lo tanto, espero que usted me diga cuán efectivo ha sido el bloqueo.
Ernesto Guevara.-  Y yo le repito que no puedo decirlo.  Desde el punto de vista de las cifras diría una mentira, cualquiera que ella fuera, porque también le he dicho que el bloqueo ha tenido aspectos positivos y aspectos negativos; pero, incluso, suponiendo que fuera la persona más franca, no creo que tenga ese crédito especial en Cuba, donde todos somos francos; pero aun suponiéndolo, hay veces que con toda franqueza hay que decir ciertas cosas que uno no puede contestarlas y también es franqueza.
Lisa Howard.-  Yo sé que ustedes han adquirido autobuses en Londres; barcos en España. Tengo entendido que tienen una misión económica en Suiza. ¿Esto constituye un cambio fundamental en la economía cubana?
Ernesto Guevara.-  ¿Usted se refiere a un cambio en la economía o en la política económica?
Lisa Howard.-  Un cambio en la política económica.
Ernesto Guevara.-  Yo considero que no, que ha habido cierto cambio en la política económica de algunos países, cierto resquebrajamiento de la unidad monolítica del “mundo libre” y se comercia más con Cuba ahora.  Nuestra disposición a comerciar ha sido siempre la misma, sobre las mismas bases; es decir, la mercancía es una mercancía y debe ser de beneficio mutuo para quien la compra y para quien la vende esa transacción, sobre esas bases siempre hemos comerciado con todo el mundo y también con los Estados Unidos aún después de no tener relaciones.
Los Estados Unidos habían influido mucho para que no se nos vendieran determinadas cosas y usted conoce bien todo el debate que ha habido sobre los autobuses vendidos por la Leyland; pero quien ha cambiado no somos nosotros, en realidad, hay ciertos aspectos de la política internacional que han cambiado.  No sé si nosotros tendremos algo que ver con eso, no nos creemos tan importantes.
Lisa Howard.-  ¿Estima usted que este comercio con el occidente que tienen ahora continuará y quizás se ampliará en un futuro?
Ernesto Guevara.-  Tengo esperanzas…, es decir, perenne.
Lisa Howard.-  Quisiera que ampliara más sobre este tema.
Ernesto Guevara.-  Al principio, cuando comenzó la Revolución, aun antes de tener inconvenientes serios con los Estados Unidos, habíamos enviado varias delegaciones a distintos países de Europa, en general, lo que había era una abstención, la gente no tenía mucha confianza en nuestra capacidad de sobrevivir.  Esto se acentuó más cuando las contradicciones con Estados Unidos se acentuaron a su vez.  Llegó un momento en que prácticamente los intercambios iban descendiendo año por año y muy aceleradamente; sin embargo, después de Playa Girón y posteriormente a la Crisis de Octubre, sobre todo, se ha ido viendo un cambio paulatino, y ahora más acelerado, de todos los países de Europa hacia la Revolución Cubana.  Nosotros estamos seguros de nuestra permanencia como Gobierno Revolucionario, de la permanencia de la Revolución, y parece que esa fe también ha trascendido a través de nuestros hechos y de nuestra capacidad de defensa a los comerciantes de otros países capitalistas del mundo y han decidido mantener relaciones que eran tradicionales, en muchos casos, con Cuba.
De manera que todo hace pensar que esas relaciones seguirán y que, incluso, se abrirán, porque siempre ahora existía la inseguridad de después, si se cerraba el comercio, cómo traíamos las piezas de repuesto; pero, sobre todo, Inglaterra y Francia han mantenido con nosotros relaciones muy buenas en ese sentido y han garantizado las piezas de repuesto para las maquinarias que ellos nos han vendido en la etapa revolucionaria, y eso también ha acentuado nuestra confianza en la posibilidad de importar nuevas maquinarias y acrecentar con equipos tecnológicamente de primera calidad, de lo más avanzado del mundo, toda una serie de industrias que tenemos en desarrollo.
Lisa Howard.-  ¿Qué le sucedería a la economía cubana si de pronto este comercio con el occidente se suprimiera?
Ernesto Guevara.-  Nothing (Risas). 
Lisa Howard.-  Nada.  Pero usted afirma que es necesario.
Ernesto Guevara.-  Es conveniente.
Lisa Howard.-  ¿Qué es lo que a usted le gustaría ver a los Estados Unidos hacer en lo que se refiere a Cuba?
Ernesto Guevara.-  Es muy difícil precisar esa pregunta, es un poco irreal; casi que la contestación más franca y  más objetiva sería nada, nada en todos los sentidos:  nada a favor y nada en contra; dejarnos tranquilos, en una palabra.
Lisa Howard.-  ¿Se siente usted optimista con respecto a la posibilidad de una normalización de las relaciones entre Cuba y  los Estados Unidos?
Ernesto Guevara.-  Creo que es difícil también contestar.  Estamos expectantes, observando la situación simplemente, tomando providencias para uno u otro camino que se pueda seguir, depende de una serie de circunstancias de las características mismas del gobierno norteamericano, y depende también de cómo sepa valorar la situación del mundo.  Hasta ahora no ha dado indicios claros de que sabe valorar exactamente la correlación de fuerzas en el mundo.  Por lo tanto, no hay indicios claros de que la normalización va a ser total.  Ahora, hay ciertos indicios de que a pesar de las últimas provocaciones como esta, absolutamente piratesca, prisión de nuestros pescadores, las cosas se conducen con otro tono.  Si fuera así, podríamos convivir al menos; amigos difícilmente lo podamos ser durante muchos años del gobierno norteamericano.  Contra el pueblo norteamericano creo que usted habrá visto aquí que no tenemos absolutamente nada, y que no hay el menor odio en nuestro país contra el pueblo norteamericano.
Lisa Howard.-  Muchas gracias señor Guevara.
Ernesto Guevara.-  No sé decir “de nada”, tengo que decirlo en español (Risas).
Lisa Howard.- Si algo le ocurriera a Fidel Castro, ¿cuál cree que sería el destino de la Revolución Cubana y quién cree que accedería al poder aquí?
Ernesto Guevara.-  Por la índole de la pregunta supongo que se refiere usted a que le sucediera algo violento.  Sería, naturalmente, y nosotros no lo podemos negar, un golpe muy fuerte para la Revolución Cubana; Fidel es nuestro dirigente indiscutible, indiscutido y  nuestro verdadero guía en una serie de situaciones extraordinariamente difíciles que ha pasado Cuba, en la cual ha dado muestras de su altura mundial de dirigente.  Creo que ninguno de nosotros tiene esa altura, pero hemos adquirido una experiencia revolucionaria en años de lucha, en años de lucha a su lado, nos hemos formado en una escuela única, una escuela de audacia, de sacrificio, de decisión por defender los principios, de análisis de los problemas, y entre todos podremos salir adelante aun cuando le sucediera algo.
¿Quién lo reemplazaría?  Sería una cuestión a discutir posteriormente.  Nosotros no hacemos esa clase de análisis ahora, ni tenemos ninguna aspiración ninguno de nosotros; pero lógicamente su hermano Raúl, no por ser su hermano, sino por sus propios méritos, es el viceprimer ministro y es el más indicado entre nosotros para seguir el mismo rumbo de la Revolución Cubana.
Lisa Howard.-  Usted que ha trabajado íntimamente con Fidel Castro durante muchos, muchos años, ¿cuál es su opinión de Fidel como hombre y como dirigente?
…(Se interrumpe la grabación)…

miércoles, 28 de junio de 2017

Cuando el secreto sobre la tumba del Che voló en pedazos (+ Infografías)

Por: Enrique Ojito
Publicado en: La columna del Che
En este artículo: Antropología, Bolivia, Cuba, Ernesto Che Guevara, Fotografía, Guerrilla, Historia
Uno de los mejores antropólogos forenses del mundo, Héctor Soto Izquierdo, vivió el momento excepcional del hallazgo de los restos de Ernesto Guevara y seis de sus compañeros hace 20 años. Foto: Arelys García/ Escambray.
Uno de los mejores antropólogos forenses del mundo, Héctor Soto Izquierdo, vivió el momento excepcional del hallazgo de los restos de Ernesto Guevara y seis de sus compañeros hace 20 años. Foto: Arelys García/ Escambray.
Hoy se cumplen 20 años del hallazgo de los restos de Ernesto Che Guevara y algunos de sus compañeros de la guerrilla en Bolivia.
Como sabueso viejo en las lides reporteriles, Jon Lee Anderson toma el casete que saca de una de las medias de sus pies. Enfrente, el general Reynaldo Cáceres Quiroga, alto oficial de las Fuerzas Armadas de Bolivia, lo calumnia: que si el periodista emborrachó al general (retirado) Mario Vargas Salinas, que si le pagó dinero. Todas las injurias del mundo, hasta que Cáceres escucha la grabación. Es la voz de su colega asegurando que los restos de Ernesto Guevara y seis de sus guerrilleros yacían en una fosa común debajo de la pista vieja del aeropuerto de Vallegrande desde el 11 de octubre de 1967.
A Cáceres no le queda otro remedio que tragar en seco y admitir que la entrevista publicada por Anderson en The New York Times el 21 de noviembre de 1995 no era hija de su mente pródiga.
El revuelo internacional que provocó la noticia no se hizo esperar, rememora hoy en su oficina del Instituto de Medicina Legal, de La Habana, el antropólogo forense Héctor Soto Izquierdo, uno de los integrantes del equipo de expertos cubanos que encontró el 28 de junio de 1997 la tumba secreta del Che.
Sin embargo, la noticia de The New York Times no era tal. En 1987, al conmemorarse los 20 años del asesinato del argentino-cubano en La Higuera, varios de los jefes militares que intervinieron en la lucha antiguerrillera escribieron libros, los cuales señalaban, casi en su totalidad, que el combatiente estaba enterrado en Vallegrande. Incluso, seis días antes de la publicación del Times, el diario boliviano La Razón difundió declaraciones similares de Vargas Salinas; pero sin trascendencia.
Lógicamente, previo a que Soto Izquierdo se asentara de modo definitivo el 12 de enero de 1997 en Bolivia, la búsqueda de los restos transitó varios episodios, según lo indica el antropólogo forense cubano, figura notoria de su especialidad en el mundo.

Primeros episodios

Ernesto Guevara comandó la guerrilla de Ñancahuazú, que operó en tierra boliviana desde finales de 1966 hasta octubre de 1967.
Ernesto Guevara comandó la guerrilla de Ñancahuazú, que operó en tierra boliviana desde finales de 1966 hasta octubre de 1967.
Luego de que el gobierno del país sudamericano, liderado por Gonzalo Sánchez de Lozada, emitiera un Decreto Presidencial para comenzar las investigaciones sobre el destino final de Ernesto Guevara, solicita la cooperación del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) y de la Empresa Georradar del Área Geofísica, también de la vecina nación.
Ese propio año, Cuba organiza una Comisión Central, presidida por el entonces ministro de las FAR, General de Ejército Raúl Castro, con un grupo ejecutivo que encabeza el proceso de la búsqueda en Bolivia, apoyado por decenas de instituciones aquí.
Todos los ojos se vuelven hacia la pista antigua de Vallegrande. Vargas Salinas dice no recordar el sitio exacto del enterramiento. Más periodistas llegan para revelar la posible primicia; más excavaciones en la zona del aeropuerto, que de un día a otro semeja el suelo lunar por tantos cráteres abiertos.
Héctor Soto rememora que en diciembre de 1995 el testimonio de Vicente Zabala lleva a los colegas argentinos del EAAF hasta la finca de ese campesino en Cañada del Arroyo, a 5 kilómetros de Vallegrande, donde localizan los restos de tres guerrilleros, no identificados inmediatamente.
A mediados de ese mes, arriba a Vallegrande el cubano Jorge González Pérez, en aquel momento director del Instituto de Medicina Legal y representante de los familiares del Che, Tania y de los guerrilleros cubanos. El médico legista no se abstrae de su condición de perito y se incorpora a las excavaciones en Cañada del Arroyo. “Surgió una hermandad desde el primer día con los antropólogos argentinos”, comentó a la prensa.
El equipo de expertos cubanos empleó las más disímiles técnicas para localizar la fosa de enterramiento en Vallegrande.
El equipo de expertos cubanos empleó las más disímiles técnicas para localizar la fosa de enterramiento en Vallegrande.
Enero de 1996 trae escasas novedades. La búsqueda retorna a la pista, ahora con el auxilio de geofísicos cubanos. Un propósito rige las acciones: delimitar las áreas principales de excavación. A mediados de marzo sobreviene el aliento con el hallazgo de los restos de un cuarto combatiente en Cañada del Arroyo; sin embargo, el EAAF decide retirarse por cuanto sus miembros eran, básicamente, especialistas en identificación.
Solo a partir de ahí, Cuba llevaría sobre sus espaldas la responsabilidad de la búsqueda, dirigida por el doctor González Pérez, quien, unido a expertos de la isla tanto en Bolivia como en nuestro país, delinea una nueva estrategia, compuesta por varias etapas: la investigación histórica, los estudios básicos del suelo de la pista vieja, la prospección geofísica, la excavación arqueológica y la identificación antropológica.
Ninguna acción emprendida por los cubanos resulta de menor o mayor valía. Toda indagación importa; la histórica, ni decir. A más de 28 años de la muerte del Che, no se disponía de una versión consolidada y convincente acerca del paradero de sus restos.
La desinformación, propalada por las fuentes oficiales bolivianas, era daga siempre. El cadáver fue incinerado y las cenizas esparcidas desde un avión, repetían estas. Otras apuntaban que lo arrojaron desde un helicóptero en la selva profunda para alimentar los perros salvajes; algunas, que estaba en Virginia, Estados Unidos, en sótanos de la CIA. “Si algo no faltaba eran las versiones del sitio del enterramiento”, alega Soto Izquierdo.
De las 13 referidas a los posibles destinos de Guevara reunidas por Cuba hasta esa fecha, al final la cifra superó las 80. Aquel laberinto de supuestos tiene en la historiadora y socióloga cubana María del Carmen Ariet una pieza clave para interpretarlo. Entre los más de mil entrevistados se hallaba el tractorista que estuvo en la excavación de la zanja para depositar los cadáveres aquella noche; mas, no retenía el lugar en lo hondo de su memoria.
Llega la hora de dar el todo por el todo en un área al fondo del cementerio viejo, en la antigua pista aérea, estudiada milimétricamente por los geofísicos y otros expertos de la isla. Más que los restos de Guevara, en ese momento lo que buscaban era la zanja tapada. Para localizarla habría que sortear varios obstáculos.

Inconvenientes

El doctor Jorge González llegó a Bolivia a mediados de diciembre de 1995, como representante de los familiares del Che, Tania la Guerrillera y de los cubanos caídos.
El doctor Jorge González llegó a Bolivia a mediados de diciembre de 1995, como representante de los familiares del Che, Tania la Guerrillera y de los cubanos caídos.
En su discreta oficina, frente al monitor de la computadora, Héctor va de una foto a otra. “Ese que ven ahí es este señor que les está hablando”, expone sabedor del honor que le asistió.
Mirando por encima de los espejuelos, recuerda al agente de la CIA de origen cubano Félix Rodríguez, quien, ante la cercanía del hallazgo, se aparece en una avioneta en Vallegrande, acompañado por las cámaras de la CNN, y ubica el enterramiento en un lugar opuesto adonde buscan los cubanos. “Quería desinformar y desprestigiar el trabajo historiográfico, científico, realizado por nosotros”, agrega el perito.
Al mismo estilo, resurge el también participante en el asesinato del Che, Gustavo Villoldo. Este oficial de la CIA le remite una carta a Aleida Guevara y se ofrece para dar la información sobre la tumba del padre. La callada por respuesta. El hombre se queda con las maletas hechas en Miami y las cámaras apagadas; al final, opta por comunicarse con el gobierno sudamericano y le expresa su interés en brindarle los datos; pero con una condición: los cubanos debían retirarse. Acto seguido, el mandatario boliviano anuncia el ultimátum para hallar los restos.
Existía otra incógnita —indica Soto— el exdictador Hugo Banzer había ganado las elecciones presidenciales celebradas a inicios de junio y no se conocía que actitud asumiría cuando tomara posesión de su cargo en agosto con respecto al tema.
“Cuando se apretó aquello —relata—, reestructuramos los procesos técnicos de una excavación arqueológica. Ya teníamos estudiada geofísicamente la profundidad en la que podían hallarse los restos, y dijimos: podemos meter una excavadora para que, por los menos, nos baje 1.50 metros; a partir de ahí seguimos nosotros a mano. Al inicio, la gente creía que era llegar a la pista de Vallegrande y ya. Teníamos que jugárnosla ese fin de semana”.

El hallazgo

Infografía: Multimedia Escambray.
Infografía: Multimedia Escambray.
—¡Para, para!, le ordena Jorge González al operador de la retroexcavadora.
Son pasadas las nueve de la mañana del 28 de junio de 1997. La noche anterior, el Jefe de Seguridad del Estado les recordó a los cubanos que tenían dos días para concluir la exploración.
—¡Soto, baja, baja! ¡Allí, allí!, insiste el médico legista, casi petrificado, al ver el primer indicio de un esqueleto.
—¿Qué cosa es allí?, le pregunta Héctor.
—Un radio, un radio, le dice Jorge con la vista en el hueso.
—Un cúbito, un cúbito, discrepa el antropólogo, quien miraba hacia otro punto de la fosa común por fin encontrada.
A Jorge y Héctor el alma al cuerpo les viene. El secreto militar sobre el paradero de los restos del Che vuela en pedazos.
“Aquellos primeros huesos pertenecían a Aniceto Reinaga”, añade Soto, quien junto a los científicos de la isla laboran del 28 de junio al 4 de julio en el desenterramiento, también con la cooperación de los antropólogos argentinos, reincorporados a solicitud de Cuba.
En total son siete las osamentas, numeradas en orden de aparición; la de Guevara resulta la segunda.
“Yo estaba excavando allá abajo y veo una chaqueta verde olivo; al Che lo habían enterrado con una —apunta Héctor. Lo primero que buscamos fue si tenía manos o no. Ese cadáver no tenía. Es cuando Jorge me hace una pregunta en clave desde arriba y le digo: ‘positivo el interesado’. Sabíamos que el único cuerpo sepultado sin manos era el del Che”.
Decían que había una bomba en la fosa para evitar que alguien desenterrara su cadáver. “Había información de que posiblemente la fosa estuviera dinamitada. Y dije: ‘Denme un bisturí y quítense del lado mío. Si vuelo, vuelo yo solo’. Cogí con el bisturí y le di un corte a la chaqueta. Lo que había allá abajo no era metal, era un cráneo”.
Medios de prensa de Bolivia y de buena parte del resto del mundo dieron cobertura al hallazgo de las osamentas del Che y de sus compañeros.
Medios de prensa de Bolivia y de buena parte del resto del mundo dieron cobertura al hallazgo de las osamentas del Che y de sus compañeros.
Gracias a la incisión, el científico introduce su mano y comprueba el gran desarrollo de la frente y de los arcos supraorbitarios del cráneo, característico del Guerrillero Heroico.
Uno de los argentinos, Alejandro Incháurregui ha contado la reacción de su colega Soto cuando levantaron la chaqueta del Che. El cubano permanecía absorto.
—¿Qué te pasa? Dale, lo anima Alejandro.
Apenas se escucha la lluvia de flashes en el borde de la fosa.
—No lo puedo tocar, se excusa Héctor.
Transcurren unos segundos. Ya de frente a los restos y en gesto de reverencia, Soto se coloca una mano detrás de su cuerpo y se inclina. Solo después puede continuar.
Observa, además, una bolsita con la picadura de la cachimba y residuos del yeso de la mascarilla mortuoria realizada al Che, pegados a la chaqueta, aún con olor a formol.
“Desde el punto de vista morfológico y odontológico, yo tenía casi el 99.9 de papeletas de que era el Che —expresa cubanamente—. Pero eso no basta en este tipo de trabajo”, reconoce.

Certezas

La guerrilla del Che la integraron, en su mayoría, combatientes cubanos y bolivianos.
La guerrilla del Che la integraron, en su mayoría, combatientes cubanos y bolivianos.
Seis de julio. Hospital Japonés, en Santa Cruz de la Sierra. Soto coge entre sus manos una fotografía de la cara de Guevara; en la pantalla de la computadora, el cráneo y el rostro del legendario héroe. Con el empleo del programa Supcrafot, capaz de superponer y comparar imágenes, establece la total coincidencia.
Por unos segundos, pone a descansar los espejuelos a orillas del teclado. Aún falta mucho por verificar. En la morgue del hospital, se encuentra el resto de los expertos cubanos y argentinos dedicados, también, a la identificación de los esqueletos.
Para los estudios odontológicos del Che cuentan con una radiografía dental practicada a él en México en la década de los 50 del siglo anterior, y los moldes de la dentadura implantada al Comandante por el doctor Luis García Gutiérrez (Fisín) para cambiar su fisonomía al salir de Cuba con el objetivo de enmascaramiento. La analogía es irrefutable. “Por ahí se iba la identificación; independientemente de que después se hiciera el ADN. Hablo de esto porque hace unos años estaba el runrún de que si no eran sus restos, que si era una farsa. La identificación de los restos del Che no fue una farsa”, sostiene.
Diez años más tarde, Cuba ratifica la identidad plena de la osamenta del héroe mediante las técnicas de ADN, incluido el establecimiento de la paternidad en dos de sus hijos, resultados que constan en un dictamen emitido en noviembre de 1997.
“El hallazgo fue un logro de la ciencia cubana, de muchas instituciones y personas. Fue una alegría científica; pero un dolor enorme también, porque esa persona que estábamos identificando, trabajando, palpándola, es un ícono de la humanidad ¿Ven esto? Esos huesos del Che fueron estudiados por mis manos”.
El antropólogo forense Héctor Soto mientras laboraba en la identificación de los restos del Che en el Hospital Japonés, ubicado en Santa Cruz de la Sierra.
El antropólogo forense Héctor Soto mientras laboraba en la identificación de los restos del Che en el Hospital Japonés, ubicado en Santa Cruz de la Sierra.
– ¿No desconfiaron de que alguien intentara desaparecer los restos?
-“No confiábamos en nadie. Los días que estuvimos en la morgue del Hospital Japonés dormimos junto con los esqueletos; no nos fuimos a un hotel, ni a una casa. Estuvimos ahí hasta que los restos se trasladaron a Cuba”.
“Incluso, miren esta casa de campaña; está pegada a la fosa del hallazgo. Ahí nos quedamos uno o dos todas las noches, hasta el día de la exhumación. Eso lo hacíamos cada vez que había un hallazgo en cualquier lugar, no porque eran los restos del Che”.
Posterior a este descubrimiento, prosiguen la búsqueda y la identificación de otros combatientes de la guerrilla en Bolivia. Cinco, de los 36 caídos no se han encontrado aún: el cubano Jesús Suárez Gayol (El Rubio) y cuatro bolivianos.
Hoy, con sus 67 años, Soto habla de la llamada que recibió a fines de 1995 en Montevideo, Uruguay, donde impartía conferencias, para anunciarle una misión sin par. Desde entonces, quizás, más de una vez recordara la imagen de Mario Terán dando un paso atrás, hacia el umbral de la puerta de la escuelita de La Higuera. “Póngase sereno y apunte bien, usted va a matar a un hombre”, le había advertido el Che, segundos antes. El sargento boliviano aprieta el arma entre sus manos. Y cierra los ojos.
Infografía: Multimedia Escambray.
Infografía: Multimedia Escambray.
(Tomado de Escambray)