Jesús Arboleya es un historiador, profesor e investigador cubano especialista en el tema de las relaciones Cuba-Estados Unidos. Es Doctor en Ciencias Históricas y cuenta con una docena de libros publicados, entre ellos, La Revolución del otro mundo: un análisis histórico de la Revolución cubana (2008) y Cuba y los cubanoamericanos. El fenómeno migratorio cubano, ganador este último del Premio Casa de las Américas en el 2013. Durante años, fue miembro del servicio diplomático cubano prestando servicios en la misión de Cuba en la ONU y en la Oficina de Intereses de Cuba en Washington. Es actualmente columnista de Progreso Semanal.
  • ¿De qué manera la organización a la cual está vinculado o dirige ha contribuido a la promoción de dinámicas de normalidad entre Cuba y Estados Unidos? Si es académico o comunicador, ¿qué rol específico ha tenido su investigación/ publicación en estas dinámicas?
He intervenido en mi condición de investigador de esa temática y creo que el aporte habría que medirlo en función de la posible contribución de estos trabajos a la cultura del debate político, que es la función de la academia.
  • Se había previsto un anuncio de cambio en las políticas hacia Cuba para el 20 de mayo, pero poco antes de la fecha, un vocero de la Casa Blanca expresó que las mismas “son extremadamente complejas y que el Presidente no desea apresurarlo.” ¿Qué implicaciones (simbólicas y reales) podría tener este aplazamiento?
Que yo sepa, el gobierno norteamericano no ha fijado una fecha específica para anunciar el resultado de esta evaluación. Lo último que he leído es que están en la fase final y que se espera algún anuncio en las próximas semanas, pero aún no tienen una decisión final respecto al camino que tomarán. Prácticamente todo está bajo revisión en esta Administración y el tema cubano confronta los mismos problemas. Incluso era razonable esperar ajustes, cualquiera fuese el ganador de las elecciones, por lo que no es nada raro lo que está ocurriendo.
Han sido figuras de la derecha cubanoamericana las que han especulado respecto a momentos posibles y han presionado al respecto, quizás temerosas de que cualquier dilación actúe en contra de la reversión de la política existente. A su vez, hay otros que presionan en sentido contrario, por lo que estamos en presencia de un forcejeo, cuyo resultado más probable sea un escenario bastante ecléctico, sin acciones determinantes en uno u otro sentido, aunque es de esperar un clima distinto al que primó en los últimos años de la administración Obama.
De cualquier manera, hasta ahora, no puede hablarse de un “aplazamiento” por parte del gobierno, sino del ritmo que ha querido darle a este trámite, en correspondencia  con sus prioridades, conveniencias y dificultades.
  • El presidente Trump, sin embargo, sí hizo público el 20 de mayo un mensaje en El Nuevo Herald abogando por la promoción de los valores democráticos en la Isla, a lo cual la TV cubana respondió con una nota oficial, calificando el mensaje de “controversial y ridículo.” ¿Pueden ser estos fuegos cruzados indicadores de las dinámicas que vendrán? ¿Cree que un cambio drástico de política hacia Cuba es plausible? ¿Qué intereses nacionales en ambos países podrían ser afectados?
El gobierno cubano no respondió con una “nota oficial” y eso es lo más llamativo. Sin duda, la manera en que la prensa cubana transmitió este mensaje refleja una intención política del gobierno, pero dicho de esta manera no tiene ningún valor oficial y eso importa en el manejo de las relaciones.
Todo indica que la parte cubana está siguiendo la política de no reaccionar a este tipo de declaraciones y esperar a que la Administración norteamericana defina su rumbo con hechos concretos. Una estrategia inteligente, si tenemos en cuenta las características del actual gobierno de Estados Unidos.
  • ¿Qué implicaciones pudiera tener para las relaciones entre ambos países, el hecho de que previsiblemente Raúl Castro no será Presidente de los Consejos de Estados y de Ministros en la próxima legislatura?
Cambios tan trascendentes como el traspaso generacional de la dirección del país, previsto para dentro de pocos meses, deben influir en las lecturas que haga el gobierno norteamericano de la realidad cubana y en la determinación de sus políticas al respecto. Sin embargo, no creo que existan dudas respecto a la continuidad que tendrá el nuevo gobierno cubano y ello incluye la política hacia Estados Unidos. Mucho más importante que las figuras que emerjan como dirigentes del país, será el estado de la economía nacional, el escenario internacional en que tenga que desarrollarse la política exterior cubana y la propia situación interna de Estados Unidos