sábado, 30 de abril de 2016

Es que el centro político no existe, o del sitio donde tan bien se está.


 Por Carlos Luque Zayas Bazán 



Hemos de señalar que entre
la izquierda y la derecha, (…)
solamente existe una línea divisoria
en la que no es posible ubicarse
ni física ni ideológicamente”



Antonio José Gil Padilla.

El presente texto intenta exponer las primeras reflexiones provocadas por la lectura del trabajo “Sobre un “centrismo” inútil, y temas de mayor importancia. O por más debates, y menos desvíos”, que bajo la firma de Julio César Guanche (JCG) puede consultarse en Cuba Posible (CP).


Espero  que ninguna de mis palabras puedan interpretarse desde una intencionalidad personal, algo que está muy lejos de mi ánimo y sobre todo con respecto a su autor. He leído y leo la obra de este investigador, por lo menos hasta el presente, con mucho provecho y respeto, y  es mi opinión que sus ensayos y libros han contribuido muy valiosamente al conocimiento de múltiples aspectos de la historia cubana y sus personalidades políticas y culturales.


Sólo hago uso aquí de lo que, ejerciendo su vocación y particular concepción de lo republicano y democrático, casi al final de su trabajo JCG reconoce y propone: cada cubano tiene el derecho, y se agregaría, hasta el deber, de no aceptar las ideas que no le parezcan correctas o válidas, o a manifestar las dudas sobre aquellas proposiciones o proyectos que no le parezcan concebidos y situados en una ruta promisoria hacia el puerto deseado del bien de todos.


JCG polemiza con un artículo del autor del blog La Pupila insomne, espacio donde los textos de Iroel Sánchez (IS) y otros autores, también hacen una importante contribución al país, y con un enfoque que se atiene rigurosamente a la investigación periodística de los datos que sostienen sus juicios, y, además, en una plataforma que no está signada por la búsqueda complaciente de falsos consensos y diálogos entre diversidades antagónicas, y por ello, provoca no pocas veces airadas o agudas reacciones de comentarios muy disonantes entre sí, cosa que no ocurre a menudo en otras plataformas.


JCG considera que los trabajos analíticos que han sido publicados en La Pupila insomne tendrían la virtualidad de cerrar y obstaculizar  espacios de intercambio y debate de ideas en Cuba.


No me parece que las ideas o convicciones  expuestas por IS hayan pretendido erigirse en una voz tribunicia unilateral, o la única acertada y legítima. En el blog publican muchas otras voces, nacionales e internacionales, y en él no se censuran comentarios diametralmente opuestos, en ocasiones subidos de tono, o carentes de alguna otra altura que no vengan de argumentos ad hominem dirigidos contra IS, o un eventual otro autor.  No es posible pues, que los trabajos que aparecen en este blog pretendan ni estén en la capacidad de “obstaculizar, o directamente impedir, la existencia de espacios diferenciados, y legítimos, de deliberación pública sobre Cuba”, como se lee en el trabajo de JCG. Sería otorgarle o sospecharle un poder casi omnipotente, ubicuo y fantasmal, que no sea el que emane simplemente del ejercicio del criterio y del eco y apoyo que encuentre en sus lectores.


El proyecto impulsado por Cuba Posible tampoco puede obstaculizar, ni impedir directa ni indirectamente, que el espacio que en Cuba se opone a su objetivo transicional y su declarada acción en favor de la pluralidad política “distinta”, se manifieste contra esa concepción.


En cambio, como asiduo lector de diversas y contrastadas fuentes, me pregunto si el objetivo programático de Cuba Posible de cohesionar miradas diversas y dar voz plural, no le anima a publicar en sus medios algunos de los trabajos de IS, o los de tantos otros autores que visiblemente no están en la cuerda de ese “laboratorio de ideas”. Y me pregunto si esa no es una consideración de mayor gravedad y envergadura, dado que el programa de Cuba Posible se presenta como una plataforma de la diversidad y de la búsqueda de un entendimiento casi seráfico entre los intereses y las miradas contrapuestas.


Si autores como IS y otros han “merecido” el sambenito, la descalificación y la acusación de oficialistas, se debe, creo yo, y a partir de lo que sé por sus artículos, a que sus convicciones e ideas se contraponen frontalmente, analiza y desmonta ciertas propuestas y proyectos que son contrarios a lo que se considera oficial en Cuba, es decir, contrarias a las ideas y el proyecto de la Revolución Cubana y  a la dirección de su Partido Comunista. Hay que admitir en estricta justicia entonces, mutatis mutandis, que sus contradictores serían entonces los oficialistas de las concepciones u organizaciones que defienden. Sólo que hay una diferencia no menor y decisiva: algunos de los contradictores de los trabajos aparecidos en La Pupila insomne tienen relaciones, intercambio y apoyo logístico, relaciones estrechas o no, y sabría decir o probar de qué naturaleza, con instituciones, personas u organismos ajenos al país, y que tienen un plan confeso de provocar un cambio de gobierno y de sistema en Cuba. Y por allí, con respecto a las relaciones internacionales de Cuba Posible se originaron mis primeras dudas con respecto a la respuesta de JCG.


El artículo de JCG se concentra inicialmente en refutar el tema del “corrimiento al centro” que estaría operandose en Cuba Posible y que Iroel analiza y advierte citando otras muchas opiniones al respecto de la misma concepción, y, en cambio, JCG ve como asunto inútil, tratado sin rigor académico, a la vez que sostiene que  en la entrevista donde ese término se utiliza, (y se aclara que sólo una vez y entrecomillado, como si eso le restara importancia), sólo está enfocado a “lo que el entrevistado considera como una deseable despolarización de las posiciones que participan del debate nacional, esto es, de las visiones que capturan ese debate entre extremos dicotómicos entre sí.”


Se debe tener en cuenta, en primer lugar que la principal polarización de los debates cubanos y fuera de Cuba es de carácter político y entre los que avizoran y promueven o se unen a la idea de un “tránsito” reformador promovido desde el exterior, y los que apoyan una continuación, una actualización y un perfeccionamiento de la democracia cubana bajo la dirección del Partido Comunista y hacia la meta de una nación socialista como un resultado de la autodeterminación del país. Y ese debate lleva a la adopción de posiciones políticas. De manera que no se entiende el argumento o no está lo suficientemente bien expuesto, si es que se puede separar una cosa de la otra y si es posible, lo cual es un ejercicio mucho más arduo, justificar que en la interna discusión cubana tengan participación órganos externos vinculados de una u otra forma al sistema enemigo del proyecto cubano.


Así pues, como vemos, JCG argumenta que el uso de la expresión “corrimiento “al centro”” sólo se refiere a la “despolarización de las posiciones que participan en el debate nacional”. Y como advierte que nunca se usaron los conceptos de izquierda o derecha, el “centro” en ese contexto no podría ser interpretado justamente en clave de una alusión política.


Si se relee toda la entrevista de buena fe, es justo observar no sólo que la oración donde se utiliza el término aparentemente anodino, inofensivo e inútil  de “centro” está separada por un punto y seguido de la primera afirmación, la que se refiere a la “despolarización de posiciones”, sino que inmediatamente el entrevistado emplea explícitamente el término “políticos” para ilustrar en qué ha consistido ese corrimiento, a saber: “en un conjunto importante de actores sociales y políticos, dentro y fuera de la Isla.” Entonces, ¿se refiere a un corrimiento de las posiciones políticas, y además sociales, hacia el centro, o no? ¿Y qué sentido, por muy riguroso que sea, tiene en ese contexto el “centro” que no sea político y de la práctica política o la elección de soluciones políticas? Parecería tratarse sólo de una cuestión interpretativa de un párrafo que tampoco es muy explícito, ni claro, que no acude ni por asomo como exige JCG al rigor de las ciencias sociales, si no fuera porque varias miradas citadas por IS, coinciden en que la posición política de las propuestas y las soluciones que propone Cuba Posible en ese debate, se están situando precisamente en ese interregno de la nada política que es el centro, pues quienes allí se posicionan tarde o temprano suelen derivar a la derecha del dios padre. (Interesa aquí el propósito del think tank, o “laboratorio de ideas”, pues no son relevantes ahora las personas, que pueden ir variando en el tiempo, sino al espíritu y el nervio central de un proyecto.)


Comprendo el rigor de académico e investigador con que advierte JCG que “sería útil si ese debate se remite en algún grado a sus usos en las ciencias sociales, y a su historia política e intelectual en Cuba”. Desconozco si la opinión de Cuba Posible es la opinión de JCG en cuanto a la inutilidad de abordar derechamente esa cuestión, pero otros muchos no vemos la inutilidad y la insignificancia de una definición tan vital como es el esclarecimiento de las opciones y los posicionamientos políticos en un mundo donde, ya harto se sabe, no existen terceras posiciones políticas válidas y sobre todo en Cuba, donde existe una polarización objetiva de dos destinos bien diferentes.


En su declaración programática Cuba Posible afirma que su visión es “distinta”, pero sin explicitar  con ese rigor que exige JCG en qué y con respecto a qué consiste esa distinción. Sin una clara exposición del referente distintivo. Simplemente lo declara en un texto con carácter de manifiesto presentador, y donde tenía su lugar más natural una más rigurosa distinción entonces falta, e innegablemente se queda en el limbo de la indefinición. No es por tanto un tema tan bizantino, si no es que se quiere simplemente ver así por el humor ocasional de un instante interpretativo.


La “segunda cuestión” abordada por Guanche se refiere a la invitación que Cuba Posible recibiera por parte de WOLA (Oficina de Washington para América Latina), para visitar Washington, “ONG que armó la agenda y sufragó el viaje”. Allí nos informamos que esta “institución fue fundada en los 1970 para oponerse a la política de Estados Unidos hacia Centroamérica y hacia el Chile de Pinochet” y que además, “hacia Cuba, en concreto, WOLA lleva desde su fundación trabajando por la normalización y contra el bloqueo”.


Traer a colación la oposición de WOLA a la política de Estados Unidos hacia Centroamérica en los 1970 y hacia el Chile de Pinochet, (además, de, como se dice en cubano, ser esa una historia mucho más larga) y luego subrayar la contribución de esa institución a la normalización de las relaciones Cuba-EEUU, aunque no se dice expresamente, (es mi interpretación del subtexto), tal parece un argumento y una información que nos aporta JCG para refutar la pertinencia de las advertencias de IS sobre las “conexiones” de Cuba Posible (como Laboratorio de Ideas, y no de alguna persona en particular, repito) con gobiernos, instituciones y personas extranjeras. Desconocedor de esa institución me dirigí a buscar datos y nada mejor que su propio sitio Web: http://www.wola.org/es/programa/cuba para tener una idea de qué va el asunto.


Para ilustración de los posibles lectores que no se tomen el trabajo de seguir el enlace, cito la portada del sub enlace  dedicado a Cuba:


“La política de Estados Unidos hacia Cuba es una reliquia desactualizada de la Guerra Fría que ha fracasado en promover los derechos humanos y la democracia, y por el contrario, ha aislado a los Estados Unidos de la región. WOLA aboga por un cambio a través del compromiso y el involucramiento con Cuba – incluyendo viajes, intercambios ciudadanos, comercio y cooperación diplomática en temas de interés mutuo.” (los subrayados son míos).


Confieso casi cándidamente que me parece estar oyendo uno de los párrafos de la actuación teatral obamiana en Cuba. De manera que WOLA no tiene, en esencia, otro objetivo que el guion de Obama, si sólo nos atenemos a ese introito. Pero repárese bien en la oración: según esta declaración de principios, la antigua política de los Estados Unidos habría fracasado “en promover los derechos humanos y la democracia” en Cuba.


¿Alguien, – me resisto a creer que no académicos y estudiosos honestos (me refiero a la honestidad intelectual de los resultados de un investigador objetivo, no a la honestidad puramente personal, que no ataco ni descalifico aquí) – , puede a estas alturas creer que alguna vez EEUU quiso promover los derechos humanos y la democracia en Cuba que no fuera su concepción espuria de los derechos humanos y su falsa e inexistente democracia?¿Puede WOLA estar promoviendo y apoyando una democracia en Cuba que sea una auténtica democracia? Por consiguiente, el argumento de JCG no se sostiene, y ello  me suscita una pregunta honesta, directa y con el claro sentido explícito de todas sus letras, sin ironías ni ánimos descalificadores: ¿qué espera Cuba Posible de una relación con esos principios, cuando esa institución organiza la agenda y sufraga los viajes, es decir, cuando depende de su logística y programa, y es imposible de esa manera mantener una independencia real aunque honestamente algunos de sus miembros así lo pretendieran como una estrategia?¿Pudo Cuba Posible, por ejemplo, reunirse con otras organizaciones que en Estados Unidos denuncian los atropellos a los derechos humanos de negros y otras minorías?¿No hay alguna razón, en principio, para poner en tela de juicio y examen las finalidades de un intercambio que se califica de fructífero cuando es notorio, confeso y declarado que  la normalización que dice apoyar WOLA se basa en un argumento espurio, como es que alguna vez los gobiernos de esa nación se preocuparon por los derechos humanos y la democracia en Cuba, y que si hay que cambiar esa política esos serían los verdaderos objetivos fracasados?. Yo creo que hay muy pocos cubanos que no comprenden bien de qué se trata el juego. Yo creo entonces que se tiene el deber y el derecho de interpelar y cuestionar a Cuba Posible y si se quiere desechar el término de “conexiones”, se podría acudir a uno más amable, pero sinónimo al fin, de relaciones, que no cambia la esencia de la cuestión. Todos estos datos y argumentos, y muchos otros más que harían interminable este texto, son los que aportan los trabajos que aparecen no sólo en La Pupila insomne, y que, al contrario de cerrar espacios de debate, sostiene precisamente un debate informativo urgente y necesario al país y contribuye a que la mirada “distinta” de Cuba Posible se defina, se conozca y se discuta críticamente.


También este lector repara en que según se lee en la comunicación aparecida en Cuba Posible sobre  ese “intenso programa de trabajo en Washington DC”, los asistentes se reunieron o sostuvieron contactos con otros múltiples actores de muy variopinta condición, a saber: “La visita incluyó reuniones con directivos de Brookings Institution; una reunión con el equipo de la Oficina de Asuntos Cubanos del Departamento de Estado; un encuentro con asesores para América Latina del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de la Unión; una reunión con miembros del Grupo de Trabajo sobre Cuba de la Cámara de Representantes; una comparecencia pública en la sede del Diálogo Interamericano; un encuentro con miembros y colaboradores de la Fundación WOLA, y un grupo amplio de reuniones privadas con políticos y académicos relacionados con el “tema Cuba”.


Confieso que no tengo un conocimiento suficiente de cada una de esas instituciones o personalidades, y de qué manera están conectadas con el gobierno norteamericano o a qué intereses deben responder sus políticas o sustentos, y es necesario estudiar el tema para opinar con responsabilidad, pero sostengo mi derecho a tener como hipótesis de trabajo y comprobar lo siguiente: conociendo los verdaderos, ocultos o confesos objetivos de la llamada “normalización”, no estaría inclinado a pensar que todas ellas estén ajenas al objetivo declarado de Obama y a sus pretensiones transicionales en Cuba. Al menos se puede afirmar como dato incuestionable una relación de CP con personalidades e instituciones de la política norteamericana, algunas de las cuales, si no es WOLA, y que es la única mencionada por JCG, no van jamás a pretender el apoyo en Cuba de una “transición” hacia una república democrática y socialista.


De todas formas los trabajos que en La Pupila insomne han analizado esta cuestión del “centrismo”,  los de algunas otras propuestas aparecidas en Cuba Posible,  los criterios de otros muchos intelectuales cubanos de sólido prestigio, como Fernando Martínez Heredia, con respecto al tema, y sobre todo en lo referido a las relaciones externas de Cuba Posible, no se limitan al criterio del “centro” expuesto en la referida entrevista a  Lenier González, ni a la única invitación de WOLA.


A ese mismo trabajo objeto de la refutación de JCG, y a muchos otros, puede el lector remitirse para asomarse a un amplio surtido de organizadores y personalidades que están detrás y en relación con los propósitos declarados de Cuba Posible, y que coindicen a la letra con los propósitos declarados por el presidente norteamericano.


¿Cuáles son estos propósitos esenciales de CP? Además de los muy generales  y difusos conceptos de cohesionar y equilibrar miradas y concepciones diversas, promoviendo una pluralidad de cosmovisiones políticas, en una entrevista concedida a Reuters por el ex editor de Espacio Laical, y ahora  director de CP,  este declaró explícitamente que: “Cuba Posible will promote “transitional change” with views from a wide range of Cubans”. No es sólo que el lenguaje no sea inocente, es que el “cambio transicional” que ayudaría a promover Cuba Posible ha sido y es el objetivo de la política de los gobiernos norteamericanos, y no precisamente para el logro de otros derechos humanos y más democracia en la isla, y menos la conservación y el desarrollo de los que el ciudadano cubano ha disfrutado, internacional y ampliamente reconocidos, en varias esferas de la vida. Es que también el entrevistado afirma que el pueblo cubano quiere “ese” gran cambio, afirmación objetivamente insostenible y en el que sí se aprecia, – al afirmar y tomar como cierto un anhelo nacional que no tiene derecho a sostener y generalizar – el potencial de sembrar un virtual obstáculo o un serio impedimento para que en Cuba y por su propia autodeterminación, no haya un natural perfeccionamiento de su sistema político actual. De allí que el lenguaje y sus relaciones internacionales revelen los fundamentos políticos de Cuba Posible cuando evita hablar de actualización y perfeccionamiento y continuidad del socialismo en la Cuba que es, y prefiera optar por el lenguaje de las reformas, los change y las transiciones, consensos y diálogos, pluripartidismos, diversidades y reconciliaciones, conceptos estos rigurosamente pertenecientes hoy al centro, la centro–derecha y la derecha, para el que está atento a las políticas continentales, pero que nunca ha sido ni será un lenguaje que hablen las revoluciones. De todas formas, se espera la rigurosa demostración de lo contrario.


Un concepto que merece un detenido análisis posterior es el de la república martiana con todos y para el bien de todos.  Ahora sólo una breve consideración.


La divisa martiana de la república con todos y para el bien de todos, tampoco debe ser analizada y aplicada intemporalmente, como una abstracta generalidad. Es bien conocido que Martí, como genial político y teniendo por delante una primera tarea de liberación anticolonial para lograr la cual y en su peculiar visión y lenguaje, no convenía atizar las diferencias de clases, (recordemos el reproche que le hizo a lo poco que pudo conocer de la obra de Marx), pero teniendo después un declarado objetivo antimperialista, aplicó una estrategia unitaria para juntar voluntades de distintas generaciones de luchadores, y tanto las ansias libertadoras y los aportes de obreros simples, como de aquellos potentados o no que se sumaran al deseo de ser libres de España. Revolución, según declaró, era la que se haría en la República.


Pero no se comete pecado de especulación si se trata de imaginar que en aquella coyuntura republicana futura avizorada, en que eventualmente sectores o grupos, con vínculos y apoyos externos hubieran atentado o puesto en peligro la soberanía conquistada, él hubiera considerado ese DE TODOS en su particular aspecto del acceso a la disputa del poder político. Porque de eso se trata. Martí va radicalizando su pensamiento hacia los años postreros de su breve existencia y no es descabellado pensar que también sería capaz de analizar las nuevas circunstancias y matizar y  adecuar aquella máxima, no para negar que todos tienen derecho a gozar de los bienes materiales y espirituales de una república, sino para constatar y comprender que no todos optan por una actitud y una opción política que conviene a los intereses y el bien de todos, lo cual es muy distinto políticamente hablando.  Si imaginar aquello puede ser desechado por especulativo, pues no pudo suceder, sin embargo hay algo más claro e irrefutable: la martiana guerra necesaria no era sólo contra el gobierno español, sino para impedir el peligro mayor del acecho norteamericano, que, bien se sabe, sí profetizó y trágicamente se verificó. ¿Cómo entonces extrapolar aquel concepto para sostener la legitimidad de participación y libertad de acción política a los aliados internos  y los promotores externos de las políticas e ideologías enlazadas hoy a los intereses de aquel mismo enemigo que Martí advirtió? En su tarea emancipadora y a lo interno de Cuba y por estrategia política unificadora, Martí fundó un partido ancho e inclusivo de toda la diversidad posible, de obreros y otros sectores sociales, y sufrió la ardua tarea de poner de acuerdo visiones y limar asperezas entre concepciones diversas, pero siempre entre las filas de los que estaban dispuestos a luchar por el objetivo común de la liberación y la independencia. Lo que nunca dejó como legado político fue acudir a diálogos ni a entendimientos ni con las Españas ni con los Estados Unidos de Norteamérica. Creo que también es una enseñanza martiana a recordar y sobre la cual fundar los cambios revolucionarios de lo que deba ser cambiado.


Por último, si acaso fuera cierto que hay un sector en Cuba que ha querido secuestrar lo revolucionario, y esto amerita un análisis aparte, contextualizado, y en cada coyuntura, también es muy visible que existen otros que han deseado y desean secuestrar el concepto de las democracias, y operar y contribuir y promover  transiciones no revolucionarias en nombre de esa misma democracia. Y ante esta postura aquella simplemente se define por sí sola, sin necesidad de que nadie se la apropie. Nunca en la historia un cambio verdaderamente revolucionario ha tenido que ser asistido ni ha buscado diálogos, consensos y  apoyos de los intereses y las cosmovisiones que son carnalmente opuestas no sólo a las revoluciones, sino también a toda democracia posible, a toda posible nación, y a las soberanías de las repúblicas. ¿O no hemos aprendido absolutamente nada de la Historia?



viernes, 29 de abril de 2016

Sobre un “centrismo” inútil, y temas de mayor importancia. O por más debates, y menos desvíos.

Por Julio César Guanche, Cuba Posible

 Iroel Sánchez (IS) ha publicado una nota sobre Cuba Posible (CP) (1), proyecto de intercambio de ideas sobre y para Cuba del cual participo. Su texto concita apenas el interés de exponer las manipulaciones que contiene, pero aludiré a él para colocar en el debate temas que considero de mayor importancia. Me referiré así a dos cuestiones puntuales que IS menciona, y a otra de mayor alcance.La primera cuestión es el uso que IS hace de la palabra “centrismo”. No ha empleado el término con un significado conceptual, sino como una descripción, como un adjetivo peyorativo hacia una “posición política”. El texto del que parte IS para elaborar su descalificación es una entrevista a Lenier González que contiene una sola vez la palabra “centro”, en la cual, incluso, aparece entrecomillada por quien la pronuncia (2), y no tiene allí el significado que le asigna IS.





La palabra se menciona ante esta pregunta: “¿Crees que el incremento del acceso a Internet desde la Isla, aún en condiciones precarias, ha favorecido el diálogo y la concertación entre actores sociales diversos?”(3) En ese contexto, la respuesta no alude a una “celebración” de un “centro” sobre la “izquierda” o la “derecha” —estas dos palabras no se pronuncian en toda la entrevista—, sino a lo que el entrevistado considera como una deseable despolarización de las posiciones que participan del debate nacional, esto es, de las visiones que capturan ese debate entre extremos dicotómicos entre sí.

Según ese texto, el “centro” refiere a “sinergias positivas de entendimiento y despolarización en la sociedad cubana trasnacional” (4). Esta idea, ciertamente, no es un gran descubrimiento. Basta observar las dinámicas de relaciones que sostienen, desde hace años, cubanos que viven dentro y/o fuera de la Isla, y cómo se han multiplicado desde 2013 a la fecha.

En todo caso, el diagnóstico de González puede ser objeto de contrastación empírica, discusión teórica y evaluación política capaces de ofrecer otras conclusiones, pero obviar el sentido que su autor le otorga, y atribuirle significados sin base en su texto, no es un procedimiento legítimo de debate. Por este camino, IS se coloca fuera del terreno de la discusión, que intercambie datos y argumentos, y se sitúa en un campo de naturaleza distinta, cuyas consecuencias son obstaculizar, o directamente impedir, la existencia de espacios diferenciados, y legítimos, de deliberación pública sobre Cuba.

Lo antes dicho no evade una discusión más general sobre las implicaciones del “centrismo”, y de cualquier otro concepto, y de sus ventajas y desventajas respecto a otras opciones políticas. Ahora bien, sería útil si ese debate se remite en algún grado a sus usos en las ciencias sociales, y a su historia política e intelectual en Cuba. Son obligaciones mínimas para quien pretende usar un “concepto”. En caso contrario, se usa apenas como un adjetivo aplicable a cualquier situación según el particular humor de cada cual, en cuyo caso no es una base que permita la deliberación colectiva sobre asuntos públicos.

Propongo, de modo breve, dos ejemplos, entre muchos posibles, sobre cómo creo que sería más útil abordar conceptos políticos relevantes para el debate nacional. El primero es la democracia. El debate sobre ella se empobrece cuando se le restringe exclusivamente a la presencia de partidos políticos como clave esencial de su legitimidad. También se empobrece si se elude la reflexión sobre las ventajas y desventajas de considerar a los partidos —sea uno solo o varios de este tipo de instituciones— los representantes de la soberanía popular. La discusión tiene gran diversidad y complejidad al interior de pensamientos como el marxista, y el martiano (5). En las últimas décadas, el debate sobre las ventajas y carencias del “movimentismo”  —que ha estado bastante ausente en Cuba— es, por ejemplo, parte de la búsqueda democrática de formas múltiples de expresión de la soberanía popular desde las izquierdas.

El segundo ejemplo es el concepto de República. Para quienes lo desconocen, recuerdo que el artículo segundo de la Constitución cubana vigente establece que “El nombre del Estado cubano es República de Cuba”. Su discusión no se agota en la referencia a la forma de gobierno —pues puede ser una forma política vacía— sino a los fines que persigue el gobierno y a los medios que tiene la ciudadanía para promoverlos y hacerlos exigibles. Desde este lugar, se presentan temas de la mayor importancia: cómo asegurar las garantías políticas, materiales y legales de la libertad; cuáles son las obligaciones exigibles a toda propiedad frente al bien común;  cómo hacer al pueblo titular efectivo de su soberanía; cómo responder y controlar al poder estatal; cómo asegurar una política exterior soberana; cómo evitar el monopolio de poder a favor de grupos privados, sean burocráticos o económicos; cómo redistribuir derechos sociales a la vez que poder político, cómo descentralizar el poder estatal a favor de poderes locales, cómo defender el estado laico, etcétera.

Plantear una discusión sobre la base de la democracia y de la república tiene además otras ventajas, como la de “no olvidar nuestra historia”. Martí defendía que “a democracia pluralista, república estable”. Bonos de mil pesos emitidos por el MR-26-7 para recabar fondos para la revolución contenían alegorías celebratorias de la República. José Antonio Echeverría aseguraba que la revolución se hacía para sentar “las bases estructurales de la república nueva, soberana en su derecho, justa para con todos sus hijos, honrada en los hombres que la sirvan, próspera y segura en su economía, proyectadas con caracteres propios hacia la cultura universal y orientada hacia el cumplimiento de su destino americano”. Después de 1959, el Directorio Revolucionario 13 de Marzo exigía extirpar “todo lo inmoral, sucio y feo que manche lo honrado, íntegro y hermoso de nuestra república revolucionaria, libre y soberana”. Fidel Castro aseguraba que: “A la República hay que hacerle una buena operación quirúrgica y si nos ponemos a untarle mercuro-cromo la república se nos muere"(6).

En mi opinión, discusiones como estas, y los problemas que plantean, son infinitamente más importantes que cualquier desvío en “debates” sobre un supuesto “centrismo” que no defiende ni siquiera su pretendido autor. Me refiero ahora a una segunda cuestión. Debería ser obvio lo siguiente: interactuar con semejantes, diferentes, adversarios y enemigos hace parte de todo ejercicio político, lo que es distinto a aceptar y ser dependiente de sus discursos y agendas.  La nota mencionada —y los comentarios que IS responde sobre su texto— aluden, a propósito de un viaje recientemente realizado por CP a Washington, a “conexiones” con “estrategias” de “gobiernos extranjeros”, lo que es absolutamente falso.

En su particular forma de “demostrar” esa pretendida “conexión”, sin aportar, por supuesto, una sola evidencia contrastada, IS omite expresamente que CP fue invitada a Washington por WOLA (Oficina de Washington para América Latina), ONG que armó la agenda y sufragó el viaje. Omite entonces, además, toda información sobre WOLA. Esta institución fue fundada en los 1970 para oponerse a la política de Estados Unidos hacia Centroamérica y hacia el Chile de Pinochet. En sus orígenes está la experiencia de Orlando Letelier abogando en la capital estadunidense por el respeto a la democracia en América Latina, empeño que también le costó su vida. Hacia Cuba, en concreto, WOLA lleva desde su fundación trabajando por la normalización y contra el bloqueo. (Agrego que el anfitrión de CP en Washington por WOLA fue Geoff Thale, cuyos criterios sobre la política de Estados Unidos hacia Cuba pueden leerse en el sitio Cubadebate. (7)

Con el rechazo rotundo a tales procedimientos de falsa inculpación, basados en omisiones de semejante magnitud, llego ahora a un problema de más alcance que los entendidos tan suyos que contiene la nota de IS.

Es larga la lista de personas y proyectos que han sido cuestionados por un tipo muy perjudicial de imaginación política en Cuba desde los 1960 hasta hoy. Esta prédica está convencida que es mejor concebir la política, no como un espacio de colaboración, persuasión y disputa, que procese consensos y disensos en torno a diagnósticos y alternativas respecto a los problemas de la vida pública, sino como la actuación exclusiva del sector que defiende esta posición. El argumento que invoca habitualmente es que este sector cubre “todo” el espectro posible para “lo revolucionario” en Cuba.

En lo que respecta a cómo tratar la diversidad específicamente política, esta imaginación es proclive a asociar la “política revolucionaria” con la sospecha y la hostilidad hacia lo diverso —sea o no opuesto— respecto a su propio discurso, y  tiene vocación por imponer una variante propia de pensamiento único.

El problema no radica en la existencia de “opiniones” de este tipo, sino en la pretensión de convertir estas opiniones en políticas de estado exigibles a toda la sociedad como rasero de la legitimidad de todaactuación política. Las referencias críticas contra esta corriente —que creo que es más pequeña dentro de la sociedad y la política cubanas de lo que algunos suponen, solo que cuenta con distintos grados de poder para asegurar la relevancia de sus posiciones— son infinitas en el espacio público nacional. El efecto práctico de estas posturas, cuando cuentan con poder para imponerse, ha sido el de contribuir consciente y activamente a muchas cosas por las que no cabe sentir orgullo, entre ellas a arrinconar y penalizar las opiniones diferentes, a contaminar y empobrecer el espacio público, a impedir las articulaciones voluntarias ciudadanas en torno a espacios de participación cívica, y a privar a la sociedad cubana del acceso a un debate más diversificado, honesto y riguroso sobre las alternativas que esta produce. Con ello, tales empeños han funcionado como una máquina de producir enemigos, generar exclusiones y abolir ilusiones.

Esa posición le resta espacio político a las izquierdas en Cuba para hoy y para mañana, e incluso le resta espacio para ayer, porque impide apreciar la diversidad de los proyectos y las ideologías de lo que han sido las izquierdas cubanas en su historia. También priva de espacio a otros que, legítimamente, no son “de izquierda”.

Por ello, ese tipo de imaginación es, en un sentido estricto, contraria a los principios del ordenamiento legal cubano, cuya Constitución vigente establece que pueden participar de la política en Cuba “los ciudadanos” y no los de un tipo de “izquierda”, o un tipo de “revolucionarios”. En un sentido político más general,  “le hacen el juego”, y lo hacen por completo, a las visiones que aseguran que “no hay nada que salvar” del proceso iniciado en 1959 precisamente por identificar con ellas a “toda” la Revolución. No. En Cuba hay mucho que “salvar” y hay mucho que “cambiar”. Martí aseguraba que solo “quien ama a la libertad, previsora y enérgica, ama a la revolución”. Desde ahí, y hasta hoy, en Cuba y en el mundo, la revolución es, y ha de ser, la visión más generosa sobre las necesidades de la vida humana en libertad, justicia y dignidad.

El fondo más importante de esta discusión se puede enunciar de modo simple: es un derecho de los cubanos no aceptar la voz de IS como representativa de sus opiniones ni como tribunal de su legitimidad. Asimismo, es el derecho de los cubanos no aceptar las mías. En otras palabras: la pretensión de que los problemas de todos sean procesados por un solo tipo de actor o de pensamiento —cualquiera que este sea, e incluso si fuese por completo legítimo— no es superior a la pretensión de que los problemas de todos sean procesados entre todos. La primera pretensión supone abolir el núcleo mismo de la democracia como proceso de redistribución permanente de poder. Cuba entera, la existente, la deseable, y la posible, merece del todo la segunda pretensión, esto es, la de la república “con todos y para el bien de todos”.

Notas:

1.  Sánchez, Iroel. “El corrimiento ´al centro´”, en: https://lapupilainsomne.wordpress.com/2016/04/18/el-corrimiento-al-centro-por-iroel-sanchez/

2.  Díaz, Elaine. “´Cuba Posible´: una nueva plataforma para facilitar el debate”, en: https://es.globalvoices.org/2014/07/07/cuba-posible-una-nueva-plataforma-para-facilitar-el-debate/

3.  Idem

4.  Idem

5.  Martí destacaba: “la importancia de abrir la república a todas las ideas para que el clamor de la idea desdeñada por autoritaria o revoltosa no trastornase, con el poder de aquella parte de naturaleza humana de que es forma en la política cada partido, la república que al desconocer un partido cualquiera, reprimiría en él sin éxito una expresión de la naturaleza humana.” (OC, t. 2, 1991, p. 114) Conocedores muy calificados de la obra de Martí, como Paul Estrade, no han visto en ello una “celebración” instrumental del multipartidismo en sí mismo sino un contenido de su pensamiento republicano democrático. Por la complejidad de este tema en Martí, permítaseme la cita en extenso: “Cuando habla de "partido" ¿está acaso (Martí) designando una corriente de opinión o una organización política? Estuvo tan convencido de la necesidad de los partidos que fundó y organizó uno con mano maestra: el Partido Revolucionario Cubano. Los partidos americanos le defraudaron tanto, por aquí el "liberal”, por allá el "demócrata", que deseó al parecer que solo hubiese un partido: el partido "nacional" que sintetizara todos los intereses parciales. Pero era lo suficiente lúcido para admitir, contra su propio ideal, la existencia de partidos que correspondieran a las diferentes concepciones de la vida de los diferentes componentes de la sociedad. Cabe suponer que si la guerra de independencia de Cuba hubiese desembocado en la república martiana, su inspirador no habría seguramente favorecido que naciera un partido de la clase obrera ni un partido de oligarquía terrateniente, pero de crearse, de seguro él se hubiera dado a la tarea de hacerlos participar en la obra común por la concordia y por la confrontación de proyectos, en el marco parlamentario y en el absoluto respeto de las libertades de asociación y de expresión.”  (Tengo entendido que este libro está en proceso de edición en Cuba, lo que será otro aporte al vasto cuerpo de estudios, de gran calidad, existente en la Isla sobre la obra martiana) La cita corresponde a Estrade, Paul. José Martí. Los fundamentos de la democracia en Latinoamérica, 2000, Doce Calles, p. 562.

6.  Las citas anteriores se encuentran en Combate, 8 de abril de 1959, 6 de abril de 1959 y 15 de marzo de 1959, respectivamente.

7.  Elizalde, Rosa Miriam. “Ningún analista serio en EEUU apoya los programas de “promoción de la democracia” para Cuba”, en: http://www.cubadebate.cu/especiales/2016/03/07/ningun-analista-serio-en-eeuu-apoya-los-programas-de-promocion-de-la-democracia-para-cuba/ )



El corrimiento “al centro”, again.

Por Iroel Sánchez

Ya que desde Cuba Posible (CP) ¿responden? al post “El corrimiento “al centro”“ acusando a quien suscribe de manipulaciones, omisiones y del “uso que hace de la palabra “centrismo””, publico nuevamente ese texto acá a ver si me ayudan a encontrar dónde en él hice uso yo de la palabra centrismo o si son citas de otras personas que refiero en ese post, incluyendo el título, y de ser así me esclarezcan quién es entonces el manipulador. Si se refieren a asociar ese término – “tercera posición, llamada de “centro” o “moderada””- a CP con carácter primigenio, ese mérito no es mío sino del filósofo Emilio Ichikawa, cuya argumentación al respeto se cita al inicio del post que ha llevado a CP a responder sin responder. 


Pero como mismo se me atribuyen palabras que no escribí, se omiten, ahora sí sería apropiado decir se omiten, definiciones sobre el objetivo de Cuba Posible realizadas por su director en declaraciones a la agencia Reuters, que aparecen en mi texto y que repito acá:


“Yo tengo una opinión personal a favor de una Cuba pluripartidista. Nuestro proyecto quiere facilitar esto y contribuir a la serenidad en el proceso.”


(…)


“Cuba Posible promoverá el “cambio transicional””


¿Tienen algo que decirnos desde CP sobre esta exacta coincidencia con el objetivo de la política de EEUU hacia Cuba? ¿Creen que de no ser así gozarían de las invitaciones y la cobertura mediática que disfrutan?¿O es que no pocos cubanos con superior obra y talento que no promueven el “cambio transicional” y no tienen un “proyecto que quiere facilitar eso” reciben el mismo trato?


Como hay varias omisiones de ese tenor en la respuesta que no responde, en esta ocasión marco esos aspectos en negritas en el post que republico como humilde contribución a que no pasen nuevamente inadvertidos para quien responde sin responder. También marco en negritas que CP  cumplió “un intenso programa de trabajo en Washington DC, organizado por la estadounidense Fundación WOLA.” porque en la ¿respuesta? se dice que IS, o sea yo, lo “omite expresamente.”


Sobre el resto del texto de CP que acompaña esas acusaciones, manipulaciones y omisiones creo es suficiente remitirse a lo que en mi post cito de Fernando Martínez Heredia y a un texto de Carlos Luque Zayas Bazán (“Soliloquio a propósito de una propuesta para una Cuba imposible.“) disponible en un dossier donde se pueden consultar otros acercamientos al tema. Solo añado una precisión que, aunque de perogrullo, en en este caso pareciera necesaria: cuando en CP se dice que “la Constitución vigente establece que pueden participar de la política en Cuba “los ciudadanos” y no los de un tipo de “izquierda”, o un tipo de “revolucionarios””, es de suponer que no pasa inadvertido para los doctos invitados a Washington DC lo que hasta para un niño es evidente: En la Constitución se habla de los ciudadanos CUBANOS, no de noruegos ni norteamericanos y mucho menos de grandes medios de comunicación y think tanks situados fuera del territorio de la República de Cuba. 



El corrimiento “al centro”.




Días atrás, la periodista Rosa Miriam Elizalde preguntó al historiador Fernando Martínez Heredia en relación con “un nacionalismo de derecha, que está en contra del bloqueo pero también implícita o explícitamente en contra de la Revolución, invocando posturas centristas”.


El bloguero cubano residente en Miami Emilio Ichikawa ha descrito “la postura centrista”como la política oficial de EEUU hacia Cuba:


“es la de la actual administración Demócrata de los EEUU, la del Presidente Obama y sus funcionarios, como el Secretario de Estado Kerry y Roberta Jacobson. Y es también la de algunos intelectuales cubanoamericanos y cubanos moderados como Roberto Veiga y de empresarios con visibilidad intelectual como Hugo Cancio.


“La mezcla de la promoción de negocios con Cuba (y el levantamiento del bloqueo/embargo), con la incursión ocasional en la crítica del régimen político cubano, es el eje de la estrategia editorial de la revista OnCuba, de Hugo Cancio.


“Cancio, que es una persona habilidosa, le ha sabido cazar la pelea al oficialismo cubano cada vez que este ha resbalado en una decisión impopular; por ejemplo: el cierre de los cines 3-D, el cierre de las “trapi-shoping” o los astronómicos precios oficiales con que salieron los autos.


“Esta tercera posición, llamada de “centro” o “moderada”, suele ser en las transiciones la más artera a la vez que la más “exitosa”.


“Precisamente de esa zona proviene la que puede considerarse la primera gran traición de la  “transición raulista”, implementada por los ex editores de Espacio Laical Roberto Veiga y Lenier González, quienes a solo semanas de ser cesanteados ya tenían fundada la entidad “Cuba posible”; y a solo semanas de fundar “Cuba posible”, sin tiempo para madurar resultados creíbles, ya tenían montado un gran evento “académico” en los EEUU.


A inicios de abril de 2012 los entonces editores de la revista Espacio Laical habían sido los anfitriones de una conferencia brindada por Carlos Saladrigas (Copresidente del Cuba Study Group y uno de los promotores más activos de la nueva política de EEUU hacia la Isla implementada por la administración Obama). Dos semanas antes, Saladrigas estuvo entre los principales oradores de un taller organizado por Google ideas en la ultraconservadora Heritage Foundation de Washington con el título “Cómo la Internet puede descongelar una Isla congelada en el tiempo”. Los acompañantes de Saladrigas en la tribuna de aquel del evento: el “honorable” Senador Marco Rubio; el entonces director del Buró de Transmisiones hacia Cuba, entiéndase Radio y TV Martí, Carlos García Pérez; Mauricio Claver-Carone (Director del U.S.-Cuba Democracy PAC); Daniel Fisk (Vicepresidente de Planificación Política y Estratégica del International Republican Institute, con largo historial de financiamiento a la “disidencia” cubana);  y Jared Cohen (Director de Google Ideas), definido por Julian Assange como “eficaz director de cambio de régimen de Google” y “la canalización del Departamento de Estado en Silicon Valley”. La aparición de Saladrigas en La Habana fue cubierta elogiosamente por el periodista Fernando Ravsberg para la BBC , quien además le realizó una entrevista para el mismo medio sin preguntarle sobre su participación en la Heritage Foundation.


Los anfitriones de Saladrigas en Cuba organizarían en marzo de 2014 con financiamiento del gobierno noruego  el evento “Fe religiosa, institucionalidad nacional y modelos sociales” que en palabras de uno de sus organizadores en  entrevista con Elaine Díaz para Global Voices 


“estuvo atravesado por un eje transversal: cómo lograr imprimirle una dosis importante de audacia y creatividad a las transformaciones en curso en el país.


En la misma entrevista con Díaz, interrogado acerca de si “el incremento del acceso a Internet desde la Isla, aún en condiciones precarias, ha favorecido el diálogo y la concertación entre actores sociales diversos”, uno de “quienes a solo semanas de ser cesanteados ya tenían fundada la entidad “Cuba posible”” afirmó:


“el ciberespacio ha ayudado mucho a crear sinergias positivas de entendimiento y despolarización en la sociedad cubana trasnacional. Si algo ha tipificado los últimos 10 años, es un corrimiento “al centro” en un conjunto importante de actores sociales y políticos, dentro y fuera de la Isla.”


El otro, había dicho a la agencia Reuters tres días antes:


“Yo tengo una opinión personal a favor de una Cuba pluripartidista. Nuestro proyecto quiere facilitar esto y contribuir a la serenidad en el proceso.”


(…)


“Cuba Posible promoverá el “cambio transicional””


No solo “sin tiempo para madurar resultados creíbles,” ya tenían montado un gran evento “académico” en los EEUU.” sino que recibían la atención de la gran prensa internacional como The New York TimesEl País, y las agencias de prensa AP y la misma Reuters y -según su propio testimonio- la invitación de embajadas occidentales en La Habana para encontrarse con cancilleres, legisladores y jefes de estado de paso por La Habana.  


El sitio web de “Cuba posible” recogió esta semana su más reciente actividad en Washington DC:


“Durante los días 11 y 12 del presente mes de abril, cuatro miembros del “Laboratorio de Ideas Cuba Posible”cumplimentaron un intenso programa de trabajo en Washington DC, organizado por la estadounidense Fundación WOLA. Ailynn Torres Santana (miembro del Consejo de Dirección y coordindora del Programa “Fraternidad”), Julio César Guanche (miembro del Consejo de Dirección y coordinador del Programa “Ágora”), Lenier González Mederos (sub-director), y Roberto Veiga González (director), sostuvieron diversos encuentros con actores sociales, políticos y académicos destacados en la capital estadounidense.


“La visita incluyó reuniones con directivos de Brookings Institution; una reunión con el equipo de la Oficina de Asuntos Cubanos del Departamento de Estado; un encuentro con asesores para América Latina del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de la Unión; una reunión con miembros del Grupo de Trabajo sobre Cuba de la Cámara de Representantes; una comparecencia pública en la sede del Diálogo Interamericano; un encuentro con miembros y colaboradores de la Fundación WOLA, y un grupo amplio de reuniones privadas con políticos y académicos relacionados con el “tema Cuba”.”


En la reseña biográfica del “director”, publicada por el think tank de Washington Diálogo Interamericano, donde este acaba de ser admitido en calidad de miembro, se da la siguiente definición:


 “Cuba Posible promueve “el cambio político sin ruptura, manteniendo distancia de los adversarios más directos de los Castro”. 


La respuesta de Fernando Martínez Heredia -casualmente autor de un libro titulado El corrimiento hacia el rojo– a Rosa Miriam es elocuente sobre el “cambio político sin ruptura”  al que se refiere  el sitio de Diálogo Interamericano:


“Y un nacionalismo de derecha incluso que tiene una acumulación cultural a la cual referirse. Si el día de mañana tuviéramos problemas graves entre nosotros, algunos de los que se sienten nacionalistas de esta manera probablemente terminarán frustrados y dirán: “Y yo que quería que Cuba tuviera una buena democracia, que con el pluripartidismo salieran los mejores siempre y la administración fuera una maravilla y miren las desgracias que nos han caído por lo que yo me creí.”


“¿Qué tienen que hacer los pueblos cuando tienen experiencia histórica?: No volverse a equivocar. Cuando yo era niño la democracia burguesa en Cuba regía muy bien y mejor que en muchísimos países, y además se trataba de que el presupuesto nacional fuera aprobado por el Congreso. El Presidente de la República tenía un Primer Ministro, se transmitían por radio los debates, la televisión nueva también se metió en la política, la libertad de expresión cubana en la República burguesa neocolonial -no es una pseudorepública.


“Allí la libertad de expresión era bastante alta y ¿por qué?, porque era funcional a la dominación capitalista en Cuba. Que todo el mundo pudiera opinar lo que quisiera, pero que las cosas continuaran en lo esencial sin cambios; por eso todos los partidos políticos cubanos en un momento dado estuvieron a favor de la Reforma Agraria, pero solo el triunfo militar-político de los revolucionarios pudo hacer la Reforma Agraria. Esa es una experiencia histórica.


“Recuerdo a Frei Betto, que es tan sagaz y hace un par de meses dijo en Cuba: lo americanos saben que no pueden anexionarse a Cuba, ellos lo saben muy bien, pero pueden tener la aspiración de una anexión simbólica de Cuba. Es decir, pueden tener la aspiración de que por la guerra de los  símbolos los cubanos se confundan suficientemente o se dividan suficientemente, para que se equivoquen con sus propios símbolos. Por ejemplo, que uno tenga la bandera norteamericana en la ropa, en un automóvil, y diga: “No, si eso no tiene importancia, pero si es de lo más bonita, no pero si venden muchísimas”. También podrían poner la bandera irlandesa o austriaca, y no es así. De modo que no es casualidad, sino un proceso. Cito a Betto porque en estas cosas a veces de las frases felices son importantes.


“La anexión simbólica no significa que a uno le vaya a parecer mejor la bandera, sino que uno pueda pensar que, porque Obama viene a Cuba, la situación material de una parte grande de los cubanos va a mejorar. Esa es una creencia que pudiera existir. Supone una tremendísima confusión, pero pudiera existir. Cuando hablamos de anexión simbólica estamos pensando de la creencia de que son los grandes poderes que existen en el mundo los que le pueden resolver los problemas a Cuba. Por eso hablé no solo del dominio neocolonial norteamericano, sino del dominio de la burguesía de Cuba, que mantuvo a casi la mitad de los cubanos sin saber leer y escribir -100 mil cubanos en La Habana no sabían ni leer ni escribir cuando triunfó la Revolución-, 100 mil que mantuvo a la gente sin atención médica, donde morirse de diarrea de niño era lo más normal y tener tuberculosis de adulto era de lo más normal. Entonces, pensar que hoy en el siglo XXI uno puede resolver todo si los Estados Unidos nos ayudan a resolverlo es anexionarse simbólicamente, y es peligrosísimo porque es volverse ciego, es perder la visión del presente y del futuro.”



jueves, 28 de abril de 2016

El ejercicio de legislar








El ejercicio de legislar







Es una regla de la democracia que el pueblo sea legislador
Robespierre.


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LA HABANA. En los rincones de una librería olvidada hay un libro sobre Félix Varela cubierto con una fina capa de polvo. Es una recopilación de sus escritos*. Se lee: “El hombre no manda a otro hombre; la ley nos manda a todos”. Lenguaje de un solo género, lenguaje de derecho constitucional.


El gobierno, en su rol de representante, debe ejecutar y concretar la voluntad popular consagrada en leyes. Ni más, ni menos.


Esta idea, ya asociada a la creación de la Ley, también es acogida en la tesis de maestría en Estudios Políticos y Sociales de la abogada Amalia Pérez Martín**, ejemplo de gruesas capas de polvo en bibliotecas olvidadas: La creación de la ley debe ser la principal expresión de la soberanía popular; su origen, el pueblo. Ese mandato “viene a constituir un principio básico en la vida constitucional republicana”.


La ley, con todos y para el bien de todos, es garante del futuro del proyecto social cubano. Esto es una verdad tan maciza como la certeza de que los líderes históricos de la Revolución Cubana que todavía hoy asumen el gobierno no van a estar ahí por siempre. A medida que se acerca la hora ineludible del cambio generacional en la dirección del país, el legado con verdadera potestad para sostener, y si fuera necesario defender la autonomía del soberano es la institucionalidad, la cultura del cumplimiento democrático y cívico de la ley y, muy importante: la garantía de que el proceso de Actualización, que es la base para el diseño de país, exprese en términos legales la voluntad popular. Reglas de las que nadie quede eximido y en las que se propugne la igualdad.


Este empeño confronta varias dificultades necesarias de resolver. Para empezar pregúntese:


¿Quién legisla en Cuba?


La Constitución Cubana establece (artículo 88) el espectro de sujetos con derecho a ejercer la iniciativa legislativa, amplio para algunos de los especialistas consultados:


1. Quienes legislan


Pero no todos esos sujetos, aun con la posibilidad de hacerlo, legislan. Varios puntos señalan la falta de transparencia en el proceso legislativo, comenzando por el desconocimiento y escrutinio de la vida pública y el pensamiento de quienes pueden, y de hecho legislan.


En realidad, más allá de las sucintas y desactualizadas biografías que se han hecho públicas, la mayoría de las cubanas y cubanos no sabemos quiénes son o cómo piensan nuestros delegados, nuestros diputados, ni la gran mayoría de nuestros dirigentes: qué edades tienen, cuántos hijos, dónde y cómo viven, dónde estudiaron, si son buenos padres y madres, si cuidan y protegen a los animales… No sabemos.


Nuestra Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) es, como está reflejado en la Constitución, la instancia legislativa superior de nuestra sociedad, las 612 personas que, siempre representando la voluntad popular, deben aprobar cada ley, y velar por el cumplimiento de la Constitución.


Aun así existe un “plan legislativo”, del cual el Ministerio de Justicia es responsable desde la década del 90, que contradictoriamente no es aprobado por la ANPP, “el órgano supremo del poder del Estado”, sino por el gobierno: “de forma quinquenal y con carácter de información clasificada”, como explica la Máster Amalia Pérez en su tesis, discutida en 2013. Aunque es de suponer que con el carácter apresurado de la implementación de los lineamientos, los cuales requieren que se legisle con agilidad en varios aspectos de la vida económica del país, esta planificación no debe ser ya cada cinco años.


De todos modos, un cronograma de legislación quinquenal y secreto, obviamente, limita el ejercicio legislativo que pueda surgir desde los diputados como individuos o desde el pueblo, y a todas luces otorga primacía a la iniciativa legislativa desde el ámbito gubernamental. De hecho, la información sobre el origen de cada propuesta jurídica es usualmente omitida, incluso aunque logre convertirse en ley.


En la Gaceta Oficial de Cuba se han publicado ya alrededor de 335 Decretos-leyes —que en Cuba tienen el mismo peso jurídico que una Ley— promulgados por el Consejo de Estado (CE), un órgano sin representación popular directa, ya que sus integrantes no fueron elegidos directamente por el pueblo, y que no expresa el mismo poder que la Asamblea. A esa cuenta solo suman 123 leyes, casi tres veces menos.


2. Un año de lesgislación en Cuba


El Consejo de Estado, la estructura que más y con mayor alcance ha legislado en los 40 años de nuestra constitución —que representa mas no sustituye a la ANPP entre los dos períodos de sesiones—, está compuesto por 31 miembros: 17 hombres y 14 mujeres; 23 con piel blanca y 8 con piel negra o mestiza; todos con nivel superior; por lo que sabemos 9 ingenierías, 9 licenciaturas en Ciencias Sociales y 5 en Ciencias Exactas, y al menos 2 graduados de escuelas militares; ocupados como ministros y viceministros, en la rectoría de la Universidad de Ciencias Informáticas, en la Contraloría General de la República; Direcciones Nacionales de Organizaciones de Masas, Jefes de Comisiones, Presidentes de Comités y Asambleas Provinciales, Directores de Institutos, centros de investigación, empresas y refinerías…; cuyo promedio de edad, de no ser por la reciente incorporación de Jennifer Bello Martínez, de 23 años, probablemente sobrepasara los 60 años.


Muchísimos aspectos esenciales de la vida en Cuba han sido regulados a partir de Decretos-Leyes y Resoluciones, normas jurídicas que no necesariamente representan la voluntad de la mayoría traducida en ley. Fue el caso de la otrora prohibición para el pueblo cubano de entrar a los hoteles. O de la más controvertida por estos días, en especial luego de que comenzaran a llegar cruceros a los muelles de la Isla: la imposibilidad de utilizar sin restricciones el transporte marítimo, recientemente levantada. Hasta el momento se desconoce qué rango tiene la norma que dictaba ese mandato, la cual no fue identificada en el sitio web de la Gaceta Oficial.


Otro de esos sinsentidos fue también el caso de la compraventa de inmuebles, prohibida por el Decreto-Ley 233 de 2003 y sus resoluciones complementarias a pesar de que siempre estuvo permitida por la Ley General de la Vivienda de 1988 y por el Código Civil de 1987, ambas vigentes aún. Fue en 2011, y a partir de otro Decreto-Ley, cuando se pudo volver a vender y comprar casas en Cuba. Para entonces la proscripción había estimulado la proliferación de un mercado inmobiliario ilegal, despojado de cualquier garantía.


Precisamente el régimen de garantías a los derechos es una de las debilidadesseñaladas por el profesor Julio Antonio Fernández Estrada a la Constitución.


Nuestra carta magna indica que es “según establezca la ley” (130 menciones) como deben ser reguladas los derechos, deberes y libertades ahí reconocidas. Pero muchas de estas leyes nunca se redactaron. Esto explica, por ejemplo, el desamparo jurídico en libertades de prensa y en materia de ciudadanía… normas que, aunque su confección quedó ordenada en el texto constitucional hace 40 años, aun no existen en el país.


En el caso de la libertad de prensa, la garantía es que los medios en Cuba son públicos, no que quien lo desee pueda fundar un periódico. Y de hecho, si algo ha cambiado en el actual escenario mediático cubano es precisamente el creciente número de publicaciones que han surgido en la Isla al margen de la ley. Pero, ¿cuál ley? Hasta el momento, solo se ha anunciado que ya se trabaja en la elaboración de una política.


“El hombre no manda a otro hombre; la ley nos manda a todos”, se lee en el polvoriento libro sobre el hombre que “nos enseñó primero a pensar”. A su lado, irónicamente, yace desatendida la Constitución. Y dice: “En la República de Cuba la soberanía reside en el pueblo, del cual dimana todo el poder del Estado”.


(*) “Pensamientos de Félix Varela”, de los compiladores María Margarita y León Ortiz.


(**) Tesis presentada en opción al Título de Máster en Estudios Políticos y Sociales: “República y creación de la ley en la institucionalización política consagrada en la Constitución Socialista de 1976”. Autora: Amalia Pérez Martín. 2013.


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miércoles, 27 de abril de 2016

La política del compromiso “de pueblo a pueblo”: visite Cuba antes de que cambie.









Historiador y profesor de la Universidad de Carolina del Norte, Estados Unidos. Autor, entre otros libros, de On Becoming Cuban: Identity, Nationality, and Culture (1999); Cuba in the American Imagination: Metaphor and the Imperial Ethos (2008); The Structure of Cuban History: Meanings and Purpose of the Past (2013) y Cuba: Between Reform and Revolution  (2014).



Foto: Fragmento de portada de la revista TIME.
Por primera vez en décadas, las puertas de Cuba están abiertas para los viajeros norteamericanos. Sea usted uno de los primeros en vivir la experiencia de esta opacada gema caribeña: una isla comunista adoquinada donde abunda el ron, las sonrisas son contagiosas y se alienta el baile. Intrepid Travel (2016)

Venga a Cuba y viva la experiencia de la feroz isla sensual que ha estado prohibida a los norteamericanos durante el último medio siglo. Tómele el gusto a los exóticos sabores, paisajes, sonidos y aromas que cautivaron a los aventureros, a los piratas y a los norteamericanos desde el descubrimiento del Nuevo Mundo. Cuba Explorer (2016)

Arrancó la carrera para ver a Cuba antes de que lleguen los turistas norteamericanos. Lonely Planet (2015)

Solo piense en el progreso que puede producir el hecho de permitir que un día todos los norteamericanos amantes de la libertad puedan viajar a Cuba. Senador Jeff Flake (2016)

Ha sido con cierta implacable tenacidad que los Estados Unidos se han propuesto conseguir el cambio en Cuba, una determinación con carácter de fijación en el transcurso de cincuenta y cinco años: una invasión armada, veintenas de complots de asesinato, años de operaciones encubiertas y decenios de sanciones económicas punitivas. Un embargo –“más duro que el impuesto a cualquier otro país del mundo”, según admitiera la secretaria de Estado adjunta Roberta Jacobson en 2015–[1] diseñado con la malicia de la premeditación: infligirle adversidad a todo el pueblo cubano, profundizar el descontento mediante la privación económica, con la esperanza de que las penalidades obren en el sentido de incitar al pueblo cubano a rebelarse para que, en una arremetida, precipite el derrocamiento del gobierno cubano.

El gobierno de Barack Obama introdujo una nueva lucidez en la política norteamericana, dotada de una percepción mucho más matizada respecto a los peligros que acechan al cambio político conseguido a través del colapso económico. “No sirve ni a los intereses de los Estados Unidos ni al pueblo cubano”, explicó el Presidente en diciembre de 2014, “intentar empujar a Cuba en dirección al colapso. Incluso si ello funcionase –y no lo ha hecho a lo largo de cincuenta años– sabemos, a partir de la experiencia duramente adquirida, que resulta más probable que los países disfruten de una transformación duradera si su pueblo no se halla sometido al caos […] No debemos permitir que las sanciones norteamericanas se agreguen a la carga que soportan los ciudadanos cubanos a los que tratamos de ayudar”.[2] Una política de cincuenta y cinco años de duración no había funcionado, afirmó de manera rotunda el Presidente: “En [cuanto a] Cuba, estamos poniendo fin a una política cuya fecha de vencimiento ya había pasado desde hacía mucho tiempo. Cuando lo que uno hace no funciona durante cincuenta años, es el momento de probar algo nuevo”.[3]

A primera vista, se trataba de un sobresaliente cambio de paradigma. En realidad, menos un cambio de objetivos que de medios. Una recomposición de las estrategias norteamericanas de cambio: si bien no un cambio de régimen, exactamente, a corto plazo, entonces un cambio en el régimen a largo plazo. Durante cincuenta y cinco años, los Estados Unidos habían insistido en el cambio político en Cuba como precondición al establecimiento de relaciones diplomáticas normales. El gobierno de Obama viró la política de cabeza, estableciendo relaciones diplomáticas normales como condición para obtener el cambio político. “Mediante el compromiso, tenemos una mayor oportunidad de inducir cambios que por otros medios”.[4] “Si nos comprometemos”, le aclaró el presidente Obama a Candy Crowley, de la CNN, “tenemos la oportunidad de influir en el curso de los acontecimientos en un momento en que va a haber algún cambio generacional en ese país. Y creo que debemos aprovecharlo, y yo tengo la intención de hacerlo”.

La política de “compromiso” contempla el cambio político inducido desde adentro, no impuesto desde afuera, una estrategia encaminada a “empoderar” a los propios cubanos para que actúen como agentes de cambio. “Tendríamos la esperanza de inducir el cambio en el régimen”, reconoció explícitamente la secretaria adjunta Jacobson. “Y simultáneamente tendríamos la esperanza de empoderar a los cubanos para que sean capaces de hacer ese cambio”.[5]

Pocas estrategias de “cambio en el régimen” atrajeron tanto interés de los políticos y atención del público como la expansión de los viajes “pueblo a pueblo”. Concebido originalmente durante el decenio de 1990-1999, el “pueblo a pueblo” estuvo sustentado con intenciones subversivas; los Estados Unidos estaban persuadidos de que la presencia estadounidense en Cuba serviría para difundir los valores norteamericanos entre el pueblo cubano, y por ende apresurar el cambio político.[6] Según insistiera el senador Christopher Dodd, los viajeros norteamericanos eran “nuestra más potente arma”, el medio “para ayudar a inducir el cambio que todos buscamos, [el cual] sirve a nuestros propios intereses”. Dichos viajeros servían como “algunos de nuestros mejores embajadores que hayamos enviado a cualquier parte […] En mi opinión, no existe una manera mejor para comunicar los valores estadounidenses, nuestros ideales, que a través de dejar que los hombres y mujeres norteamericanos promedio demuestren, por la vía de su vida diaria, lo que representa nuestro gran país, y los contrastes entre lo que nosotros representamos y lo que existe hoy en Cuba”.[7] Los norteamericanos “trasladarán nuevas ideas, nuevos valores y el cambio real para Cuba”, predijo el senador Richard Durbin; “veremos un cambio dramático en Cuba si aumentan los viajes”.[8] Cuba cambiaría, predijo el presidente Obama, “si los hábitos mentales, la cultura, las actitudes del pueblo norteamericano y los negocios norteamericanos están ahí a la vista de los cubanos […] sobre una base cotidiana”.[9] En efecto, el viaje de norteamericanos a Cuba adoptó una especie de imperativo estratégico. “Los contactos de pueblo a pueblo”, afirmó rotundamente Vicki Huddleston, antigua jefa de la Sección de Intereses norteamericana en La Habana, “son una herramienta fundamental que sirve a una nueva perspectiva estratégica: el cambio en Cuba debe proceder desde adentro”.[10]

El gobierno de Obama reanimó el “pueblo a pueblo” y actuó con rapidez para ampliar los viajes autorizados a Cuba: se modificaron las regulaciones, se suavizaron los controles, se relajaron las restricciones. En diciembre de 2014, el presidente Obama afirmó que “será más fácil para los norteamericanos viajar a Cuba […] Nadie representa mejor los valores norteamericanos que el pueblo norteamericano, y creo que este contacto en última instancia aportará más al empoderamiento del pueblo cubano”.[11] A todo lo largo de 2015, el departamento del Tesoro puso en marcha medidas para facilitar los viajes con licencia a Cuba como medio para “empoderar al pueblo cubano”.[12] A inicios de 2016, un acuerdo sobre aviación civil entre los Estados Unidos y Cuba autorizó hasta un total de 110 vuelos diarios entre los dos países, aumentando así potencialmente los 4 000 vuelos chárter anuales hasta 45 000 vuelos regularmente programados al año. “La expansión de los viajes entre los dos países”, enfatizó el subsecretario adjunto para el Transporte, Thomas Engle, “es el elemento clave de la política más amplia del presidente referida a la normalización de relaciones”.[13]

De ese modo, se alistó como agentes de cambio a los viajeros norteamericanos, cuya autorización de viaje se les concedía, de hecho, en función de la política estadounidense. Los programas “pueblo a pueblo” son aprobados mediante licencias por el departamento del Tesoro, específicamente para impulsar “la actual política norteamericana hacia Cuba”. La autorización de parte del departamento del Tesoro se basa en si el itinerario de la gira “está [o no] estructurado con vistas a permitirles a los participantes sostener diálogos pueblo a pueblo directos e individuales con el pueblo cubano y el modo en que el viaje permitirá dichos diálogos”.[14] Hasta marzo de 2016, los programas “pueblo a pueblo” se limitaban a giras de grupos organizadas por agencias de viajes y turoperadores, ofrecidas bajo los auspicios –según las regulaciones del departamento del Tesoro– de “una organización que patrocine y organice intercambios educativos”, incluidos las asociaciones de graduados universitarios, las cámaras de comercio locales, los museos y los grupos educacionales entre otros. En marzo de 2016, el Departamento del Tesoro amplió los viajes aprobados mediante licencias para permitir “los viajes individuales de pueblo a pueblo”, con la estipulación de que “el viajero se comprometa a un horario a tiempo completo de actividades de intercambio educativo diseñadas para incrementar los contactos con el pueblo cubano, a apoyar la sociedad civil en Cuba o a promover la independencia del pueblo cubano respecto a las autoridades cubanas, y que tendrán por resultado una interacción significativa entre el viajero y los individuos en Cuba”.

 



Foto: Vanity Fair.

El cambio en la política estadounidense ha impulsado los viajes a Cuba al punto de convertirlos en una industria en crecimiento. Veintenas de proveedores de giras, agencias de viajes y consultantes de giras aprobados por licencias compiten para captar a clientes institucionales y clientes individuales en un medio mercantil cada vez más atestado, pero altamente lucrativo.[15] “Vender Cuba” se ha convertido en un tema de interés creciente entre los profesionales de los viajes, en convenciones de viajes y en publicaciones comerciales; una multitud de firmas de sondeos están involucradas en el momento actual en la labor de determinar la demografía de los viajes perspectivos a Cuba.[16] Se mantiene constantemente la ficción de que el programa de “pueblo a pueblo” es un “compromiso cultural” –y no “turismo”. De hecho, los viajes a Cuba son llevados al mercado precisamente a través de sistemas culturales que dependen de un surtido de significados sociales codificados y que recuerdan las etnografías turísticas del siglo diecinueve. Hay algo de antropología colonial en lo que sustenta el contexto discursivo el compromiso de “pueblo a pueblo”: los cubanos en tanto que pueblo dotado de un encanto exótico, amistosos, impacientes por complacer a los visitantes norteamericanos. “Los nativos dan la bienvenida a los norteamericanos con los brazos abiertos”, aseguraba un escritor de viajes. La Cultural Explorations Tour le prometía al viajero “una perspectiva local” a través de “interacciones con los acogedores nativos”. Un reseñador de una giravaloraba positivamente la oportunidad de “aprender a bailar salsa [y] mezclarse con los amistosos nativos”. Los guías locales, según les aseguraba Classic Tours a los viajeros perspectivos, “son todos orgullosos nativos de Cuba”. Esos cubanos son “un pueblo cálido y amistoso”, garantizaba la gira de la Universidad Estatal de Arizona, los cuales enfrentan la vida con “una habilidad para bailar y cantar hasta en los más difíciles momentos”. Insight Cuba afirmaba que “se va desplegando un generoso espíritu cubano en la medida en que los locales abren sus corazones y arrojan luz sobre su modo de vida colorido y a menudo complejo”. La gira de Cultural Explorations prometía “el establecimiento de un estrecho vínculo” con “locales cálidos y acogedores a través de nuestra gira de pueblo a pueblo de una semana de duración”. “Conozca a artistas, estudiantes, niños y personas de la tercera edad de Cuba”, anunciaba el plegable de Vacation Express, “en un intento por adquirir un conocimiento más profundo de lo que realmente significa ser cubano”. La gira de graduados de la Universidad Purdue ofrecía la oportunidad de “redescubrir a Cuba y su pueblo amistoso, acogedor y curioso [e] intercambiar con gente local que habla honestamente y con esperanzas en el futuro”, y conocer a cubanos “de diversos tipos de vida […] ansiosos por compartir con usted sus experiencias de vida”. Una visita a Bejucal les brindó a los viajeros de la National Geographic la oportunidad de “encontrarse con, y fotografiar, a los residentes locales, que discutían sobre sus esperanzas y pensamientos para el futuro”, al tiempo que la Universidad de Vermont programaba una visita a Trinidad para “encontrarse con cubanos […] y hablar con ellos sobre lo que significa ser un cubano que vive en una ciudad tan maravillosa”.

Las facetas más triviales de la vida diaria, la gente común –chicos y chicas, las personas mayores y los enfermos, campesinos y pescadores– que viven sus vidas cotidianas de maneras corrientes, están incorporadas al itinerario de visitas a sitios de interés. La gira del Friendly Planet incluyó una visita a una escuela primaria para que los viajeros “interactuasen con los niños en su aula”; Insight Cuba prometía una oportunidad para “dar rienda suelta a risas y juegos con los niños escolares cubanos”, y la gira de Travel Experts incluía una visita a un círculo infantil con la promesa de “tal vez los niños os deleiten con una o dos canciones”. La Universidad Estatal de Pennsylvania incluyó una “visita [a] el hogar de una familia para ver cómo viven”, y la Cámara de Comercio de Chapel Hill-Carrboro incluyó una visita a Pinar del Río, “donde usted podrá conocer a un auténtico cultivador de tabaco [y] disfrutar de una visita dentro del hogar del campesino”, pregonado como un “encuentro emocionante” y “una oportunidad soberbia para presenciar de cerca cómo viven las familias cubanas en un escenario rural”. La gira de Travel Experts por Pinar del Río incluía, de manera similar, “una oportunidad única para interactuar con una familia local y sumergirse en la cultura cubana. Antes de que usted se dé cuenta de ello, formará parte de la familia y le harán sentirse como alguien muy especial”. La Universidad Estatal de Arizona visitó una guardería infantil donde el personal “lo involucrará a usted en diversas actividades, tales como colorear, leer o incluso actividades al aire libre. Los niños pueden compartir cuentos con usted y usted podrá relacionarse a través de cuentos de sus hijos o nietos”. La gira de Road Scholar ofreció múltiples oportunidades para involucrarse en interacciones de “pueblo a pueblo”. En La Habana, la oportunidad de “conocer a miembros ya sea de un centro de ancianos o uno comunitario de personas con síndrome de Down para compartir conversando y quizás intercambiar una o dos canciones”. En Cojímar, “compartir el almuerzo con los pescadores locales para escuchar sus cuentos”; en Cienfuegos, “en el Mercado Campesino, intente hacer compras con pesos cubanos para comprender el costo de la vida para los cubanos y aprender cuánto cuestan las necesidades básicas;” en el Camagüey rural, “conozca a los maestros y alumnos de una escuela de dos aulas y discuta sobre cómo funciona la educación en esta remota aldea. Visite los humildes hogares y conozca a las familias del poblado. Intente hablar una o dos palabras de español y quizás comparta unos pocos momentos de verdadero intercambio intercultural”.[17]

Los “locales” son representados como tipos extraños, respecto a los cuales se le pidió de antemano al viajero que mostrase una condescendiente paciencia. “Algunos de los locales se visten escandalosamente”, alertaba a los viajeros la gira de la Universidad de Arizona, “[ellos] posan de buena gana para los turistas provistos de cámaras. Por supuesto, después de que se accione el disparador, ellos ansiosamente extienden su mano por un peso”. Una guía de viajes explicaba: “Cuba está marcada por la pobreza. Los cubanos posarán para fotos, dibujarán una caricatura, mendigarán dinero o intentarán vender cualquier cosa que puedan. Si usted viaja a Cuba, seguramente se le acercará alguien que pregone lo que vende. Al principio esto puede parecer una molestia, pero en la medida en que usted se acostumbre a la mendicidad, verá que los nativos sencillamente están tratando de sacar unos cuantos pesos de más, los cuales resolverán bastante en un país donde el ingreso promedio es US$ 20 mensuales”.

Cuba es llevada al mercado como un destino muy remoto y distante, fuera del tiempo y el espacio: “bloqueada del mundo exterior”, sugería la gira de la Universidad del Estado de Arizona, “a un mundo de distancia”, se regocijaba al decir VMT Vacations. Por ende, Cuba aparece como algo parecido a un sitio del Otro misterioso, al mismo tiempo un destino poscolonial y posrevolucionario, un país anteriormente prohibido y proscrito al que los norteamericanos de repente tienen acceso, una “isla por largo tiempo prohibida”, con “orillas prohibidas”. Al viajero perspectivo se le pide que contemple a Cuba alternativamente como algo “envuelto en misterio durante cincuenta años”, “un misterio para la mayoría de los norteamericanos”, “un sitio místico”, uno de los “puntos exóticos” del mundo” y “uno de los países más enigmáticos del mundo”. Una “seductora isla caribeña”, afirma un plegable de viajes; una “isla agreste y sensual, prohibida a los norteamericanos durante el último medio siglo”, afirma otro.[18] “La enigmática isla se ha desarrollado con poca influencia occidental”, afirmaba International Expeditions.

Visitar a Cuba fue experimentar la ausencia de cambio, moverse entre un pueblo en las garras de tiempos duros, contemplando las perspectivas de mejores tiempos y circunstancias mejoradas, con toda seguridad, cuya mera inminencia amenazaba con echar a perder a Cuba como experiencia de excursiones. Un pueblo empobrecido estaba emergiendo de la somnolencia postsoviética, un modo de vida tocaba a su fin, de ahí la urgencia con la que los organizadores de giras llevaban al mercado los viajes a Cuba: es decir, se exhortaba a los norteamericanos a visitar a Cuba antes de que se completase el cambio que su presencia estaba diseñada para producir. El tiempo resultaba esencial. “Vea la auténtica Cuba ahora, ¡antes de que cambie!”, exhortaba la gira de los graduados de la Universidad Estatal de Oregon.[19] “¿Desea usted una oportunidad de ver a Cuba antes de que cambie para siempre?”, preguntaba InsightCuba. “¡Pues más vale que eche a correr!”. “Vea Cuba antes de que el siglo xxi le borre su encanto de viejo mundo”, aconsejaba la gira de graduados de la Universidad de Bryant. La gira de GeoEx vaticinaba que “la cultura, inevitablemente, cambiará”, y enfatizaba que “¡Ahora es el momento para ir!”. Para todo aquel que desease “vivir la experiencia de Cuba antes del inevitable cambio que el incremento del turismo y de la participación extranjera están destinados a aportar”, advertía la gira de InternacionalExpeditions sin un atisbo de ironía, “sencillamente, no habrá mejor momento que AHORA”.[20] “Vaya a Cuba antes de que la echen a perder”, exhortaba Trip Advisor. La gira de Explore Cuba era casi rapsódica: “Imagínese una nación aún prístina e inocente –donde están ausentes los complejos de tiendas, los grandes anuncios, las luces de neón, los McDonalds y Starbucks. Uno de cada diez autos tiene más de sesenta años. Cuba es como una máquina del tiempo cuyo dial apunta al decenio de 1950-1959”. “Existe un verdadero sentimiento de que todo el mundo desea llegar allí antes de que cambie demasiado”, explicaba Liddy Pleasants, fundador de Stubborn Mule Travel, “porque de repente habrá nuevos productos importados en vez de los hermosos bienes de los decenios de 1950-1969 que las personas siguen usando hoy día”.

La narrativa sobre la ausencia de cambios permite también la inclusión del desarrollo económico detenido como una razonable atracción turística: Cuba como un “tiempo en suspenso” en la cual poder deleitarse con la sensación de que se hubiese detenido en un pasado neocolonial, suspendida dentro del tiempo y fuera del mundo –una especie de “tipo único de antaño” – pronunciaba la gira de InsightCuba. La Habana “parece estar firmemente atascada en el decenio de 1950-1959”, se maravillaba la CNN. “Autos de época deambulan por las calles, el escenario está desprovisto de complejos de tiendas y cadenas globales, y los edificios –a pesar de estarse derrumbando– hacen recordar tiempos más grandiosos. Son estas reversiones las que le brindan a La Habana, la capital del país, un innegable encanto. Un encanto que, según se preocupan algunos, “se hallará en peligro en cuanto se levante el embargo”. “¡Apresúrense!”, urgía la gira de graduados de la Universidad de Arizona, “en la medida en que Cuba siga volviéndose más abierta al turismo norteamericano, se desdibujará su suspensión en el tiempo”. Visitar a Cuba fue ingresar en una cápsula del tiempo, experimentar la vida tal como se vivía medio siglo atrás, “congelada en una era ya pasada”, dictaminaba International Expeditions. “Una cápsula del tiempo en la que el mundo moderno sencillamente no parece existir”, proclamaba la firma de venta de viajes de KBC TravelCultural Explorations ofrecía una “oportunidad exclusiva para explorar la bien preservada cápsula del tiempo que es Cuba”.

El viaje a través del tiempo en esta instancia implicaba una oportunidad para ver a un pueblo que de hecho vive una vida real en el pasado, haciendo lo que pueden y saliendo adelante tal como lo hacían hace más de un siglo. “Una ciudad suspendida en el tiempo”, así describía a La Habana la gira de la Universidad Estatal de Arizona; “Dé un paso atrás en el tiempo”, urgía Access Trips; “Únase a nosotros, ahora que todavía resulta un paso atrás en el tiempo”, alentaba la Asociación de Graduados de la Universidad de PurdueLa de la Universidad de Carolina del Norte prometía “una oportunidad de una sola vez en la vida de viajar en la cápsula del tiempo que es la Cuba de Castro;” “La Habana parece estar congelada en el tiempo”, afirmaba la gira de la Universidad de Arizona, “sencillamente un sitio con el tiempo en suspenso”, sobresaliente por sus “hoteles y casinos del decenio de 1950-1959, antiguamente vinculados a figuras de la Mafia, así como sus autos de época”.

 



Los “autos de época”–descritos alternativamente con eufemismos tan deliciosos como “carros norteamericanos clásicos”, “históricos”, “fuera del tiempo”, “convertibles clásicos” y “de época”– brindan un puntal adicional al ambiente de “congelación en el tiempo”. Vivir la experiencia de “las atmosféricas calles de La Habana”, urgía Zeagrahm Expeditions, “en la cual los autos norteamericanos completan el escenario de una era ya pasada”. “Un país donde los automóviles de la era de 1950-1959 siguen dominando las carreteras”, comentaba la gira de la Universidad de Chicago. Imaginarse a Cuba era “pensar en un sitio atrapado en el tiempo”, sugería GeoEx, “en su glorioso pasado, de viejos autos y edificios en vías de desmoronamiento”. ¿Y qué mejor manera de completar el viaje en el tiempo que de hecho viajar en “autos carentes de tiempo”? Las giras In Touch with Cuba brindaban la oportunidad de “montar en una flota de Chevys del 1956 ó 1957 por todo el barrio de El Vedado y La Habana Vieja”, y Cuba Travel anunciaba “una gira privada por la ciudad en un auto de época”. “Disfrute de un paseo en auto a través del histórico barrio de La Habana, en un convertible de época, un icono de Cuba”, ofrecía la Universidad de Pennsylvania. La gira de la Universidad de Carolina del Norte incluía “transportación en autos norteamericanos de época, de los años 1950-1959, para ir a cenar”. USACuba brindó un paseo en auto de orientación alrededor de La Habana y las zonas aledañas en los carros Clásicos de Cuba, en los cuales usted disfrutará de las comodidades de los monstruos de acero de época de los decenios 1950-1969. Durante nuestro viaje por La Habana, veremos a personas de todos los días que trabajan en –y disfrutan de– la hermosa isla”.

La metáfora de la “congelación en el tiempo” sirvió de lógica narrativa a través de la cual deleitarse en la adversidad cubana: “desmoronándose y cautivadora”, se regocijaba un viajero. Declinar y decrepitud son transformados en encanto susceptible de ser ofertado en el mercado. “La Habana, Cuba”, escribía Caribbean: Islands in the Stream, “una ciudad fascinante, congelada en 1959 por el fidelismo”, y ofrecía una “ciudad visualmente impresionante, si bien decrépita”. La gira de la Universidad de Carolina del Norte por La Habana Vieja prometía “un paso atrás en el tiempo, para observar el abandono”. Esta es la Cuba enlodada en las circunstancias de adversidad como objeto fotogénico de la mirada del turista, un pueblo que vive sometido a circunstancias materiales empobrecidas y cuya difícil situación como condición histórica ofrece una atracción turística. Un regocijado Steven Rattner, que escribía para el New York Times y viajó a Cuba para dar testimonio de una “economía en vías de demoronamiento”, detectó en la postración cubana una historia aleccionadora, una lección para la cual llevó a sus hijos en una gira por Cuba: “Yo quería que mis hijos viesen de primera mano la inefectividad del socialismo en cuanto a crear prosperidad”.

Se ofrecen una sociedad en crisis y una economía en ruinas como atracción turística: contemplad “la decadencia y el abandono de los últimos cuarenta años”, exhortaba el Cuba Cultural Travel.[21] Rough Guides ofrecía una gira por Centro Habana, “llena de sistemas de alcantarillado rotos, calles con baches y pilas de basura. No es algo que puedan ver los débiles de corazón”. “Su guía”, explicaba la gira de la Asociación de Graduados de Cornell, “lo conducirá a usted a través de algunos de los barrios decadentes de La Habana, donde usted se informará sobre el lamentable estado de las familias que allí viven”. La Universidad de Pennsylvania ofrece una gira similar “a través de calles secundarias tranquilas para señalar edificios grandiosos pero en vías de desmoronamiento y conversar sobre la suerte de esos hogares y las familias que allí viven”. Un sitio de “glamour borrado”, sentenció la Universidad de Bryant, “ahora apenas una sombra de su antiguo prestigio, un mundo en el que el tiempo ha sido hecho prisionero”; National Geographic incluyó una exploración de La Habana luego de “años de abandono [que] han dejado a muchos edificios necesitados de restauración”. Intrepid Travel programó un paseo a pie por “la parte vieja de la ciudad de La Habana, gloriosamente decadente” como vía para “imbuirse de un poco del borrado encanto de La Habana” y para contemplar “las docenas de iglesias en vías de desmoronamiento”.

La adversidad brinda una oportunidad para que los norteamericanos comprendan “los muy verdaderos desafíos que [los cubanos] enfrentan cada día”, sugería la gira de la Universidad de Pennsylvania. Classic Journeys satisfacía el impulso voyerista por la vía de permitirles a los viajeros la oportunidad de “hacer compras en los mercados locales [de La Habana] sustentándose en un presupuesto cubano típico para los alimentos”, y Friendly Planet visitaba “una tienda local de productos racionados”, donde el anfitrión cubano “explicará el sistema de racionamiento”. Los que viajan con la gira de la Universidad Estatal de Arizona visitaron una pequeña granja, una experiencia que brindó la oportunidad de entender “los desafíos” enfrentados debido a la “falta de equipos modernos”. La gira de Intrepid Travel visita a cultivadores de tabaco para obtener elementos “que permitan forjarse una idea sobre cómo funcionan los sistemas comunistas” y “cómo ellos consiguen llegar a fin de mes”.

Los itinerarios de las giras prepararon a los norteamericanos para ver anticipadamente a los cubanos como necesitados receptores de la generosidad de los estadounidenses, y por ende cumplen el propósito humanitario para el cual el Departamento del Tesoro autorizó el viaje. La Universidad de Bryant les garantiza a sus graduados que “tendremos la oportunidad de entregar abastecimientos humanitarios para asistir al pueblo cubano”; la de Pennsylvania brindó numerosas ocasiones turísticas en las cuales poner en funcionamiento el intercambio humanitario: una visita a un centro de maternidad (“ropas y abastecimientos de bebés y de maternidad son muy necesitados y agradecidos”); una parada en una escuela primaria (“donaciones de abastecimientos escolares son muy necesitados y agradecidos”); una visita a un hogar de ancianos (“productos de aseo y abastecimientos médicos son muy necesitados y agradecidos”); la de Carolina del Norte incluía una “parada en una obra caritativa local para entregar abastecimientos humanitarios” y una gira amistosapara el medio ambiente por Pinar del Río brindó la oportunidad para “sembrar un árbol con sus compañeros de viaje”.

La experiencia sobre la adversidad a la que sacaban provecho los viajeros como parte de la gira también brindó la oportunidad para difundir los valores estadounidenses a través de los diálogos “pueblo a pueblo” –de hecho, para cumplir la función para la cual los norteamericanos reciben licencias para viajar a Cuba en primer lugar. Sería superficial sugerir que esos “diálogos” ocurren en cada oportunidad, por supuesto. Pero no sería menos superficial dudar de que esas interacciones ocurren, puesto que son el propósito en torno al cual se organizan las giras, por ley. El momento resulta propicio, declaró Noticias Bloomberg, “cuando los cubanos comunes podrían beneficiarse en mayor medida de un intercambio más amplio de puntos de vista con sus vecinos del otro lado del Estrecho de la Florida”, observando: “Promover sus crecientes expectativas es un acto subversivo poderoso”. Según les explicara International Expeditions a los viajeros perspectivos, los viajes “de pueblo a pueblo” requerían participación “en experiencias culturales y contacto directo con el pueblo cubano para aprender más sobre ellos y su cultura, al tiempo que ellos aprenden sobre el modo de vida norteamericano”. En verdad, el “énfasis en cuanto a involucrarse con los cubanos” ofreció una vía por la cual todos “nosotros aprendemos sobre el poder transformador que la conversación real, honesta, puede tener sobre las vidas de las gentes comunes”. La gira, tal como lo “especificara el gobierno estadounidense”, según explica Classic Journeys, “enfatiza que la visita debe brindar contacto personal directo con el pueblo cubano para estimular el compromiso y la comprensión”. La gira de la Universidad Purdue cumple el requerimiento del Departamento del Tesoro al proveer una oportunidad de reunir a “cubanos locales, de todas las esferas de la vida […] con viajeros estadounidenses, unos con otros, para compartir abiertamente sus valores e intereses”.[22] El itinerario de la National Geographic está “diseñado para brindar numerosas oportunidades para que los viajeros se comprometan en la realización de interacciones significativas con los cubanos;” la gira del Soul Buffalo programa una visita a una pequeña biblioteca en Trinidad con vistas a “encontrarse con el director, el cual compartirá con nosotros los desafíos planteados por la censura gubernamental y las maneras innovadoras en que las bibliotecas están consiguiendo florecer a pesar de la falta de financiamiento”.

No son pocos los que contemplan el futuro de Cuba como algo preservado en el pasado en la forma de un museo viviente y vivido, a ser experimentado como un modo de vida a punto de extinguirse. “Hoy en día [es] un increíble museo al aire libre”,se vanagloriaba Cuba Travel. Usted se siente como si estuviera en el decenio de 1950-1959”, escribía Martino Fagiuoli, “en un país donde la vida parece haberse detenido varias décadas atrás”, y la mayoría de los carros sirven para crear “un enorme y único museo de la conducción”.[23] Tal vez la promesa de la resurrección de Cuba deberá cumplirse como una parodia de sí misma, preservada en la cinematografía de la imaginación norteamericana como una condición “atmosférica”.[24] “Al pasear por esas calles [de La Habana]”, la gira de International Expeditions Tours comenta, como maravillada, “es como estar en un set de película. Los carros norteamericanos clásicos de los decenios de 1940-1959 circulan por amplios bulevares al tiempo que la pintura se va pelando de las gloriosas edificaciones coloniales españolas. Viejos con sombreros de paja fuman inmensos puros cubanos, al tiempo que la música llena los aires”. El panorama citadino de La Habana ha conservado una sensación peculiar de algo de época”, sugería la gira de la Asociación de Graduados de Purdue, “a veces casi a nivel cinematográfico, lo cual se subraya por la prevalencia de automóviles de factura norteamericana del decenio de 1950-1959”. Ensalzando las virtudes que se espera que el capitalismo introduzca en Cuba, Steven Rattner ha expresadouna visión sobre el futuro de La Habana: “Más de cinco décadas de aislamiento del desarrollo de tipo norteamericano han hecho de La Habana algo ideal para la restauración que la convierta en el destino turístico definitivo: un parque temático que no sea meramente una colección de fachadas”.

Esos son momentos liminares, un tiempo en el que los pueblos de ambos países se hallan en el proceso de reanudar sus familiaridades. Constituiría un extraordinario giro en los acontecimientos en verdad el hecho de que, luego de sesenta años, los norteamericanos tuviesen la intención de reanudar su relación con los cubanos con una combinación de la arrogancia e ignorancia que sustentó sus actitudes en el transcurso de la década de los 50. Las giras de “pueblo a pueblo” reviven los tropos que recuerdan las narrativas referidas al encuentro del Primer Mundo con el Tercer Mundo, a los cuales se añaden un tono triunfalista referido a que el cambio de la política estadounidense obrará para rescatar a los cubanos de las estrecheces en las cuales ellos mismos se han metido. Estos son los primeros momentos formadores de la siguiente fase de una historia de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos que está en evolución y que resulta compleja. En verdad, un comienzo poco prometedor...







[1]. U.S. Congress, Senate, “Hearings of the Western Hemisphere Subcommittee of Senate Foreign Relations Committee”, febrero 3, 2015, Federal News Service, Lexis Nexis, p. 29.




[2]. “Statement by the President on Cuba Policy Changes”, diciembre 17, 2014, https://www.whitehouse.gov/the-press-office/2014/12/17/statement-president-cuba-policy-changes.




[3]. “Statement by the President on Cuba Policy Changes”, diciembre 17, 2014, https://www.whitehouse.gov/the-press-office/2014/12/17/statement-president-cuba-policy-changes; “Remarks by the President in State of the Union Address”, enero 20, 2015, https://www.whitehouse.gov/the-press-office/2015/01/20/remarks-president-state-union-address-enero-20-2015.




[4]. “Transcript of President Obama’s Remark at Year-End Press Conference”, diciembre 19, 2015,https://www.whitehouse.gov/the-press-office/2014/12/19/remarks-president-year-end-press-conference.




[5]. Cámara de Representantes, Comité de Asuntos Externos, Representative Ed Royce Holds a Hearing on “Cuba: Assessing the Administration’s Sudden Shift”, febrero 4, 2015, CQ Transcriptions, Lexis Nexis, p. 25.




[6]. Fidel Castro vislumbró inmediatamente el propósito norteamericano. “Tratan de penetrarnos”, advirtió Castro, “debilitándonos [...] y desestabilizando al país, sean cuales fueran sus consecuencias [...] Ellos desean destruirnos desde dentro”. Véase “Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en el Acto Central por el Aniversario 42 del Asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes”, 26 de julio de 1995,http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1995/esp/f260795e.html




[7]. Congressional Record, octubre 6, 2000, v. 145, pt. 15, p. 21251.




[8]. “US Lawmakers Proposed a Freedom to Travel to Cuba Act”, OnCuba Magazine, enero 19, 2016,http://oncubamagazine.com/society/us-lawmakers-proposed-a-freedom-to-travel-to-cuba-act/




[9]. “Obama Really Wants to Go to Cuba, But Only if the Conditions Are Right”, Yahoo Interview, diciembre 14, 2015,https://www.yahoo.com/politics/obama-really-wants-to-go-to-cuba-but-only-if-the-101913219.html.




[10]. Vicki Huddleston y Carlos Pascual, Learning to Salsa: New Steps in U.S.-Cuba Relations (Washington, DC, 2010), p. 197.




[11]. “Statement by the President on Cuba Policy Changes”, diciembre 17, 2014, https://www.whitehouse.gov/the-press-office/2014/12/17/statement-president-cuba-policy-changes.




[12]. “Treasury and Commerce Announce Further Amendments to the Cuba Sanctions Regulations”, septiembre 18, 2015,https://www.treasury.gov/press-center/press-releases/Pages/jl0169.aspx. El “pueblo a pueblo” authorizó “ciertos intercambios educativos en Cuba”, intercambios diseñados “para promover el contacto pueblo a pueblo”. El “apoyo al pueblo cubano” incluyó “actividades de organizaciones reconocidas de derechos humanos; organizaciones independientes diseñadas para promover un tránsito rápido y pacífico a la democracia; e individuos y organizaciones no gubernamentales que promueven la actividad independiente dirigida a fortalecer la sociedad civil en Cuba “. Véase “U.S. Department of the Treasury: Frequently Asked Questions Related to Cuba”, enero 26, 2016, https://www.treasury.gov/resource-center/sanctions/Programs/Documents/cuba_faqs_new.pdf.




[13]. “U.S.-Cuba Officials To Sign Commercial Air Traffic Deal”, febrero 16, 2016, National Public Radio,http://www.npr.org/2016/02/16/466898638/u-s-cuba-to-sign-commercial-air-traffic-deal.




[14]. Departamento del Tesoro, Oficina de Control de Activos Extranjeros, “Guidelines for License Applications: Specific Licenses for Travel to Cuba to Engage in Educational Exchanges to Promote People-to-People Contact”, marzo 2016,https://www.treasury.gov/resource-center/sanctions/OFAC-Enforcement/Documents/cuba_ppl.pdf.




[15]. Toda una nueva industria de viajes se ha desarrollado para poner en el mercado paquetes de giras para Cuba. Véase, por ejemplo, “We Love Travel Agents” subido por OurCuba.com, quienes exhortan a “involucrarse vendiendo los más demandados nuevos destinos globales y asegurar su posición como líder del mercado vendiendo a Cuba”. Véasehttps://ourcuba.com/become-a-cuba-tour-travel-agent/. Las giras no son baratas. La gira Abercrombie & Kent de siete días “Signature Cuba” cuesta de US$10 795 en adelante. El Instituto para Desarrollo Urbano Internacional cobró US$8 575 por una gira de ocho días. El costo de una gira de trece días con Insight Cuba es de US$6 895. La gira de ocho días del Museo Metropolitano cuesta de US$6 995 en adelante. La gira de nueve días de Globus cuesta US$3 089 en adelante. La gira de nueve días del Smithsonian Institute cuesta de US$5 895 en adelante. La gira de The Nation cobraba por una gira de ocho días US$5 585.




[16]. Véase “Andrea Holbrook to Speak at Cuban Panel Discussion”, septiembre 15, 2015,http://blog.holbrooktravel.com/andrea-holbrook-to-speak-at-cuba-panel-discussion/; “Travel Agent Training on Selling Cuba”, noviembre 10, 2015, https://homebasedtravelagents.org/.../travel-agent-training-on-selling-cuba; “All Aboard the Cuba Bandwagon”, KBC: Traveling Marketing PR and Representation, abril 15, 2015, http://www.kbc-pr.com/aboard-cuba-bandwagon/. “Switchfly Survey: Cuba Appeals to American Millennials, Baby Boomer Men”, Business Wire, septiembre 16, 2015, http://www.businesswire.com/news/home/20151116005325/en/Switchfly-Survey-Cuba-Appeals-American-Millennials-Baby.




[17]. “The Best of Cuba: People, Life and Culture”, Road Scholar, febrero 2016,http://www.roadscholar.org/n/program/dailySchedule.aspx?dID=1-92CX9L; “Cuba Today: People and Society–Havana and the Countryside”, Road Scholar, febrero 2016, http://www.roadscholar.org/n/program/dailySchedule.aspx?dID=1-7RAD6N.




[18]. “Hola Cuba–People to People for US Citizen”, Intrepid Travel, febrero 2016,http://www.intrepidtravel.com/us/cuba/hola-cuba-people-people-us-citizens-92975; “Weekend in Havana Tour”, Cuba Explore, enero 2016, http://cubaexplorer.com/tours/havana-weekend-tour.




[19]. “Island Life–Cuba”, Oregon State University Alumni Association, febrero 2016,http://www.osualum.com/s/359/index.aspx?sid=359&gid=1001&page_id=312&pgid=343&cid=760&ecid=2112&search=cuba.




[20]. [Énfasis del original].




[21]. Los viajes de este tipo sugieren algo emparentado con el fenómeno del turismo de los barrios marginales. Véase Fabian Frenzel, Ko Koens y Malte Steinbrink, eds., Slum Tourism: Poverty, Power and Ethics (Nueva York, 2012).




[22]. “Island Life in Cuba”, Purdue Alumni Association, febrero 2016,http://purdue.imodules.com/s/1461/images/gid1001/editor_documents/travel/cuba_021416_purdue.pdf. La gira del Consejo de Asuntos Mundiales de Phildelphia usa exactamente el mismo lenguaje. Véase “Cuba: An Extraordinary ‘People-to-People’ Opportunity”, Philadelphia World Affairs Council, marzo 2016, http://www.wacphila.org/uploads-pages/Cuba_102316_WACfinal.pdf.




[23]. Martino Fagiuol, American Dream Car in Cuba (Bologna, 2001), pp. 9, 16, 20.




[24]. “Island Life in Cuba”, Purdue Alumni Association, febrero 2016,http://purdue.imodules.com/s/1461/images/gid1001/editor_documents/travel/cuba_021416_purdue.pdf; “Cuba: An Insider’s View of Art and Architecture”, Duke Alumni Association, febrero 2016, http://dukealumni.com/learn-travel/cuba-insider%E2%80%99s-view-art-and-architecture.