viernes, 31 de marzo de 2017

Trump y Cuba: Desafíos y oportunidades.

Por Elier Ramírez Cañedo
31 MARZO, 2017, La Pupila Insomne 

La política que definitivamente adoptará el nuevo inquilino de la Casa Blanca con relación a la Mayor de las Antillas, aún está marcada por la incertidumbre. Las erráticas señales que ha emitido el nuevo mandatario estadounidense generan aún más confusión. Primero fueron los intentos de explorar el mercado cubano como hombre de negocios, algo que sus adversarios políticos usaron contra él durante la campaña electoral; luego, como candidato del partido republicano señaló que no estaba en desacuerdo con el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países, pero que lograría un “mejor acuerdo” que Obama; y finamente, en la recta final de su campaña presidencial expresó que revertiría las medidas ejecutivas adoptadas por el presidente Obama hacia Cuba. Ya como presidente electo, realizó declaraciones ofensivas y muy desatinadas al producirse la partida física del líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro. “Si Cuba no está dispuesta a hacer un mejor acuerdo para el pueblo cubano, para el pueblo cubanoamericano y para Estados Unidos como un todo, cesaré el trato”, escribió poco después en Twitter.

Las más recientes menciones a Cuba de algunos funcionarios de la administración Trump se han referido a que la política de Washington hacia La Habana, se encuentra en una fase de revisión completa bajo el enfoque de los derechos humanos y que el presidente de los Estados Unidos considera que su país ha regalado mucho a la Isla cuando ésta no ha hecho aún ninguna concesión. Por si fuera poco, luego de una cena con Marco Rubio, Trump llegó a decir que compartía con el senador “ideas muy similares sobre Cuba”.

El todavía hoy indefinido curso de acción que adoptará la administración Trump en su política hacia Cuba, al menos nos permite hacer una lectura positiva: aun permanece abierta la posibilidad de que no sea plenamente reversible el proceso bilateral iniciado el 17 de diciembre de 2014i, aunque por supuesto la nueva administración, llegado el momento, hará sus aportes a la política hacia Cuba. Pero hasta ahora, podemos decir que, la actual política del gobierno de los Estados Unidos hacia Cuba, continúa siendo la que se diseñó e implementó durante la administración Obama. Lo que hemos visto en los primeros meses de mandato de Trump es una especie de congelamiento junto a los ya mencionados pronunciamientos retóricos. Es decir, no ha habido nuevos avances, pero tampoco retrocesos.

Más allá del discurso prepotente, que desde posiciones de fuerza pretende fijar condicionamientos a Cuba, y de un gabinete compuesto mayormente por ultra conservadores -elementos que pudieran augurar un cambio de enfoque-, la administración Trump ha continuado cumpliendo los acuerdos bilaterales firmados en época de Obama, incluyendo los nuevos acuerdos migratorios, lo que ha implicado la devolución a la Isla de los cubanos que han entrado ilegalmente al territorio estadounidense en los últimos meses. Asimismo, las ligeras brechas al bloqueo en el plano comercial continúan su curso, y los sectores de negocios estadounidenses que han apostado por el mercado cubano, lejos de retroceder, han seguido ampliando las relaciones con la Isla, incluso con viajes de delegaciones empresariales. Resulta interesante que tres de los principales aliados de Trump en el Congreso, los representantes republicanos Rick Crawfod, de Arkansas, Tom Enmmer, de Minesota, y Mark Sanford, de Carolina del Sur, han sido promotores de proyectos legislativos dirigidos a debilitar el andamiaje del bloqueo contra Cuba y aumentar las posibilidades de viajes y comercio con la Isla.

¿Qué podemos esperar?

Pienso que quizás aun transcurra algún tiempo, antes de que veamos una política más definida de la administración Trump con relación a Cuba, pues realmente otros son los temas que están siendo ahora priorizados tanto en su agenda doméstica, como internacional.

Por otro lado, Donald Trump no debe tener ningún apuro con Cuba, cuando se acercan los anunciados cambios generacionales en la máxima dirección de la Isla, algo que la clase dominante en ese país siempre ha aspirado aprovechar, y Trump no será la excepción.

No obstante, siempre insisto en que lo más importante a la hora de plantearse los posibles escenarios futuros de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba es enfocarse en las variables fundamentales que incidieron en los anuncios del 17 de diciembre de 2014. Si esas variables se sostienen y consolidan en el tiempo, pienso que la actual administración –al menos si nos guiamos por razones histórico-lógicas- se sentirá impelida a mantener los principales avances bilaterales alcanzados durante la administración Obama, sobre todo aquellos que se acercan más a los intereses de su agenda política. Hacer otra cosa sería el paso definitivo del smart power al stupid power. Trump ha hecho gran énfasis en los temas de seguridad, así como en la necesidad de generar empleos para los estadounidenses, en ambos casos, mantener la cooperación y las posibilidades de negocios con la Isla, puede reportarle importantes dividendos.

Dentro de las variables que empujaron las decisiones del 17 de diciembre de 2014, la dinámica de la situación interna cubana continúa siendo la más importante, la que más impacta en el diseño y la implementación de la política de los Estados Unidos hacia la Isla. Si Cuba logra mantener la estabilidad política y avanzar en su estrategia de desarrollo a partir de la actualización del modelo económico y social, y al propio tiempo, continúa obteniendo sostenidos y contundentes éxitos en el plano internacional; le será bien difícil –aunque no imposible- a Trump y su equipo destruir los puentes establecidos a partir del 17 de diciembre del 2014. Téngase en cuenta, la existencia de un sector considerable de la élite de poder en los Estados Unidos con un marcado interés de incidir en el proceso de transformaciones internas que tiene lugar hoy en la Isla, algo que la política anterior al 17D imposibilitaba.

La evolución de la situación en América Latina y el Caribe y la política exterior de Estados Unidos hacia la misma, también resulta un escenario de grandes implicaciones para las relaciones bilaterales. Sin duda, los cambios ocurridos en la región de 1999 hasta el 2014, tuvieron un notorio impacto en el rediseño de la política hacia Cuba, pues Estados Unidos había ido quedando cada vez más aislado en el hemisferio con su arcaica política hacia la Isla, en un momento de auge de los movimientos progresistas y de izquierda. Ese escenario ha sufrido algunas modificaciones ante la arremetida imperial-oligárquica en la región, pero sigue siendo un terreno en disputa.

Otras variables como la dinámica interna en los Estados Unidos, donde juegan un papel importante los sectores empresariales y de negocios,ii la opinión pública estadounidense,iii los cambios demográficos y políticos ocurridos en la comunidad de origen cubano en los Estados Unidosiv, así como un consenso cada vez más significativo dentro de la clase dominante de ese país que apoya el “nuevo enfoque” de política hacia Cuba, también favorecen la tendencia de apoyo al “proceso de normalización de las relaciones”.

El entorno internacional caracterizado -entre otros aspectos- por el desafío que representa para la hegemonía estadounidense el auge de China y Rusia, incluso en la propia región latinoamericana y caribeña, también refuerza el argumento de los sectores de poder en Estados Unidos que abogan por un enfoque diferente en la política de los Estados Unidos hacia la Mayor de las Antillas.

Entre otros factores a tomar en cuenta proclives a mantener lo logrado en época de Obama, estarían:

-Las amplísimas áreas de interés común para la cooperación que se han ido construyendo y cuyos resultados beneficiosos no pueden ser ignorados, junto al hecho, ya comprobado, de que Cuba realmente constituye una garantía para los auténticos intereses de seguridad nacional de los Estados Unidosv, en asuntos como la lucha contra el terrorismo, el tráfico de personas, la inmigración ilegal, el tráfico de drogas, el enfrentamiento a catástrofes naturales y el combate a grandes pandemias y enfermedades infecciosas, por solo mencionar algunas áreas.

-El incremento sostenido de vínculos entre ambas sociedades (viajes, intercambios académicos, científicos, culturales y deportivos) las cuales tienen un gran impacto en el cambio de la imagen Cuba a lo interno de la sociedad estadounidense y hacen más difícil un regreso a un contexto de rompimiento como el que caracterizó el período de George W. Bush.

-El surgimiento de un lobby pro normalización, en el que el nuevo grupo de presión bipartidista Engage Cuba, integrado por importantes sectores de negocios y organizaciones no gubernamentales, constituye una de las organizaciones más activas y visibles.

-El cambio paulatino de las posiciones sobre Cuba dentro del legislativo estadounidense, que tiende a reducir paulatinamente el predominio prácticamente absoluto que sobre el tema tuvieron los congresistas de la extrema derecha cubanoamericana durante décadas.

Por lo tanto, tomando en cuenta estos elementos y si realmente Trump logra terminar su mandato en medio de múltiples contradicciones sistémicas internas, me aventuro a pensar que antes de tomar una decisión final de continuar el proceso de normalización o revertir total o parcialmente sus progresos, su administración mantendrá el status quo alcanzado con Cuba y al propio tiempo se dedicará a ir generando –mientras las condiciones se lo permitan- un contexto de presión sobre Cuba con la intención de reducir su capacidad negociadora de cara al futuro. Esta presión no solo formará parte del discurso político, sino de acciones concretas que favorezcan los intereses de los Estados Unidos -en especial en América Latina y el Caribe- en detrimento de los de Cuba. La desestabilización de los gobiernos progresistas y de izquierda en la región, teniendo como frente principal a Venezuela, aliada estratégica fundamental de Cuba en la región y eje articulador de los procesos integracionistas y de unión en Nuestra América apartados de las lógicas de dominación de Washington, es parte ya del escenario actual, constituyendo de hecho un rasgo de continuidad con la política hemisférica de la administración Obama.

Nuevas oportunidades

Si bien la nueva administración estadounidense representa en muchos sentidos una amenaza global (aumento de la carrera armamentista y del arsenal nuclear, agresión abierta y desenfrenada al medio ambiente, discurso y prácticas ultranacionalistas, antiinmigrantes, racistas, xenófobas, etc) también constituye una oportunidad no solo para la resistencia, sino para una mayor ofensiva anticapitalista a nivel internacional. El llamado “fenómeno Trump”, es otra muestra palpable de la crisis sistémica del capitalismo, del agotamiento de un modelo que busca desesperadamente como mantener la acumulación ampliada del capital. Ello se manifiesta en la agudización las propias contradicciones inter capitalistas y el auge de tendencias ultraderechistas en los Estados Unidos y Europa. “América Primero”, ha sido uno de los slogans favoritos de Trump.

Para Cuba, significa una nueva oportunidad para el avance y fortalecimiento de los procesos de transformaciones en curso hacia un socialismo próspero y sustentable, así como para afianzar aun más las alianzas con los gobiernos, movimientos y fuerzas políticas progresistas y de izquierda en la región, así como el relanzamiento de los procesos integracionistas y de unión en América Latina y el Caribe, en especial la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). De la misma forma para fortalecer los lazos con aquellos actores internacionales que a nivel global desafían la hegemonía estadounidense.

El retiro de los Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), debilita la opción derechista y neoliberal de los gobiernos latinoamericanos de la costa del pacífico, pone en aprietos el futuro de la Alianza del Pacífico y ofrece una mayor oportunidad a China para una mayor presencia e influencia en la región.

La construcción de un muro en la frontera con México, las posiciones antiinmigrantes, xenófobas y discriminatorias de la nueva administración estadounidense, generan gran rechazo en la comunidad internacional en detrimento de la imagen de los Estados Unidos. Todo esto, contribuye a debilitar aun más la hegemonía hemisférica y global de los Estados Unidos y coloca a Cuba en una mejor posición en la correlación de fuerzas a la hora de sentarse a negociar con el nuevo gobierno estadounidense.

Igualmente, las políticas anunciadas por la administración Trump que atentan contra el medio ambiente y contribuyen a acelerar los procesos asociados con el cambio climático, favorecen una mayor articulación y unión entre los Estados Insulares del Caribe, los cuales resultan los más amenazados de la región.

Quisiera terminar citando a Julian Assange, fundador del sitio web Wikileaks, quien en una amplia entrevista que ofreciera a Página 12, daba su opinión sobre las nuevas oportunidades que se abrían para la resistencia y la lucha antisistema a nivel global con Trump en la Casa Blanca:

“Bajo la conducción de un hombre negro educado y cosmopolita como Barack Obama el gobierno de Estados Unidos no se parecía a lo que era. Bajo Barack Obama se deportaron más inmigrantes que en cualquier otro gobierno y se pasaron de dos guerras a ocho. Supongamos que Argentina tiene un conflicto con el gobierno de Trump por su apoyo a Gran Bretaña en el caso de las Malvinas. ¿Es más fácil o más difícil para Argentina conseguir apoyo en la comunidad internacional que cuando era presidente Obama? Es más fácil con Trump. ¿Y a nivel doméstico en Estados Unidos? Claro que será más fácil protestar contra las políticas de Trump. De hecho las protestas ya empezaron. Los demócratas, cuando están en la oposición pueden convertirse en una fuerza que restringe y controla al gobierno. Pero cuando llegan a la presidencia y al gabinete se funden con las instituciones. El gobierno de Obama era un lobo con piel de oveja. El gobierno de Trump es un lobo con piel de lobo. Es más fácil tratar con un lobo que no se disfraza”.vi

(Intervención realizada en el Taller celebrado en la sede de la OSPAAAL en La Habana, el día 29 de marzo de 2017)

Notas

i Esta lectura no representa un desconocimiento de los retos que para Cuba también trae aparejado el nuevo enfoque de política implementado por la administración Obama, pero siempre será el escenario más deseado, pues al menos ambos pueblos y gobiernos, aunque disten en cuanto a la meta del proceso de normalización, interactúan, cooperan y se benefician.

ii En ese sentido se destaca la Cámara de Comercio de los Estados Unidos, la creación del Consejo de Negocios Estados Unidos-Cuba, el grupo de presión Engage Cuba y su New Cuba PAC, así como diversas asociaciones del sector agroindustrial, que fundaron la Coalición de Agricultores de EE.UU. por Cuba. También sobresalen por su interés en el mercado cubano determinadas industrias como: turismo, viajes, telecomunicaciones, farmacéutica, biotecnología, energía y conocimientos.

iii La mayoría de las encuestas realizadas reflejan un promedio superior al 60 por ciento de apoyo a la normalización de las relaciones entre ambos países.

iv En este cambio que a nivel de tendencia favorece el estrechamiento de los vínculos entre ambos países, ha sido muy importante el papel de los nuevos emigrados y las nuevas generaciones de cubanoamericanos. También los grupos dentro de la llamada “derecha moderada” alineado con la política de Obama y con fuertes conexiones con instituciones del establishment, en el que se destaca la agrupación Cuban Study Group, liderada por el empresario Carlos Saladrigas. Además sobresale la organización Cuba Now, surgida a partir de Cuba Study Group, vinculada también a Engage Cuba. En estas organizaciones es notorio el papel de los empresarios cubanoamericanos.

v Cuando el gobierno de los Estados Unidos hace uso en su retórica oficial del término “seguridad nacional” en realidad se está refiriendo a la seguridad imperial de la clase dominante en los Estados Unidos, que nada tiene que ver con los auténticos intereses de seguridad que puede tener una nación.

vi“Trump es un lobo con piel de lobo”. Entrevista a Julian Assange, fundador y director del sitio de filtraciones WikiLeaks. Véase en: https://www.pagina12.com.ar/18251-trump-es-un-lobo-con-piel-de-lobo

jueves, 30 de marzo de 2017

¿Madres de la nación? Notas sobre el derecho al aborto, la natalidad y los cambios en Cuba

Ailynn Torres Santana, Cuba Posible



Este año morirán aproximadamente 80 mil mujeres no debido a guerras, hambrunas, accidentes o desastres ambientales; morirán a causa de abortos clandestinos. Otros cinco millones de ellas ―entre las cuales estarán 800 mil latinoamericanas― tendrán hospitalización como consecuencia de interrupciones de embarazos, quedarán estériles o sufrirán alteraciones reproductivas o de otro orden de salud biológica durante el resto de su vida, causadas por abortos en condiciones inseguras. En efecto, 20 millones de abortos ―cerca de la mitad de la cifra anual― son practicados en todo el mundo en escenarios inadecuados o son auto-inducidos. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 12 por ciento de las muertes maternas en América Latina y el Caribe, se debieron a ese tipo de abortos. A pesar de esas cifras, que podrían reducirse drásticamente a través de políticas públicas, el aborto legal y seguro es sumamente escaso.

El asunto se ha analizado desde perspectivas disímiles, que involucran contenidos políticos, socioeconómicos, sanitarios, demográficos y religiosos. A la fecha, el cariz del debate se enfoca, en parte importante, en términos de derechos. En el 2016, por primera vez el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas consignó explícitamente que el aborto es un derecho. En ese orden de cosas, se ha argumentado que cuando las mujeres se ven limitadas a tomar decisiones autónomas con respecto a su reproducción, se restringe un catálogo importante de derechos humanos relacionados con la autodeterminación, la libertad, la salud, la reproducción de situaciones de mayor desventaja social a las cuales arriban algunas mujeres que afrontan una maternidad no planificada o deseada, las potenciales desventajas laborales en contextos de franca mercantilización del trabajo, o, incluso derechos a la libertad religiosa: “no se puede obligar a que las mujeres cumplan con leyes basadas en doctrinas de fe”. Si usted no quiere abortar, no aborte; es una de las tesis de movimientos pro-legalización del aborto, pero de ello no puede derivarse regulación alguna del conjunto social.

La politización del debate sobre el aborto desde los Estados se ha relanzado con el anuncio del gobierno boliviano de la discusión, en el Congreso, de nuevas causales para la práctica legal del aborto en ese país; entre ellas, la pobreza extrema. El hecho es inédito. Hasta el momento, en los países donde el aborto no es legal en cualquier caso, las causales de despenalización suelen ser alguna(s) de las siguientes: violación, peligro para la vida de la madre y/o del feto, inviabilidad fetal, incapacidad mental. Pero Bolivia pone el dedo sobre una de las llagas: las mujeres pobres tienen más posibilidades de morir durante abortos clandestinos y las mujeres pobres tienen menos posibilidad de afrontar la maternidad. La investigación feminista ha documentado este particular. Como ha señalado la académica y militante feminista Silvia Federici, en Estados Unidos, mujeres negras y pobres corren el riesgo específico de ser despedidas por estar embarazadas; en Italia, las madres solteras que solicitan algún tipo de ayuda a los servicios sociales se arriesgan a perder a sus hijos y que éstos sean dados en adopción. En América Latina, las mujeres con hijos, las mujeres negras o indígenas, tienen muchas menos posibilidades de ser contratadas o mantener sus empleos. En realidad, podrían listarse muchos ejemplos.

La lucha por los derechos reproductivos ha sido central en las agendas feministas, sobre todo desde mitad del siglo XX. Sin embargo, el asunto no se localiza “solo” en las agendas de los movimientos feministas ni ha encontrado oposición histórica solo en los movimientos religiosos calificados como “pro-vida”. Los Estados han intervenido sistemáticamente en los cuerpos de las mujeres, bajo el argumento de las “necesidades de la nación”. Desde finales del siglo XVII se registra una preocupación estatal, refrendada por las burguesías nacionales europeas, por regular la reproducción social y biológica del cuerpo nacional. En lo adelante, ello alcanzaría todas las geografías estatales y se asentaría en la convicción ad hoc de que somos las mujeres las reproductoras de las naciones, biológica, cultural y simbólicamente. Ese rol se ha naturalizado hasta tal punto, que la responsabilidad del Estado con sus ciudadanos se ha trasmutado en derecho del Estado de intervenir en el cuerpo de las mujeres y su reproducción biológica. A las mujeres se nos ha instado a parir los soldados de la patria, la mano de obra para el desarrollo, y hemos debido, también, dejar de parir cuando el crecimiento demográfico se ha entendido como causa del estrangulamiento de las economías nacionales y como perjuicio para la nación.

Tal como argumenta Nira Yuval-Davis, en circunstancias históricas específicas, algunas o todas las mujeres en edad reproductiva “serán exhortadas, a veces sobornadas, y otras veces obligadas, a tener más o menos niños”. En efecto, así ha sucedido. A inicios de los 2000, por ejemplo, en Japón el gobierno recompensó monetariamente a las familias por hijo que tuvieran en edad escolar, y se exhortó a la natalidad a través de la publicidad televisiva, alegando el bienestar de la nación, en un contexto de temor por el decrecimiento poblacional. En otras geografías, como Australia, el llamado ha sido “poblar o perecer”. En otros lugares se ha hablado de “madres heroínas”, de las responsabilidades de las mujeres en la “carrera demográfica”, o de que las mujeres no tienen derecho a abortar a los “defensores de la nación”. La cuestión ha estado indexada a argumentos “raciales” que han promovido la reproducción de ciertos grupos y no de otros. A inicios del siglo XX, Theodore Roosevelt alegó que la esterilización voluntaria de las mujeres blancas de “buenas familias” era “un pecado cuya pena es la muerte nacional, el suicidio de la raza”. Planteos y políticas en esa línea tuvieron lugar en la Bulgaria de los 1990, o en la Alemania nazi. En sentido contrario, en 1927 la Corte Suprema de Estados Unidos sostuvo la constitucionalidad de una ley de esterilización involuntaria en Virginia, y en numerosas ocasiones se han descrito prácticas contemporáneas no oficiales dirigidas a la esterilización de personas con necesidades especiales. En países de elevado crecimiento demográfico, el control de la población ha tomado la forma de esterilizaciones masivas sin consentimiento a mujeres que se someten a cesáreas, etc. (Yuval-Davis 2004).[i]

De otro lado, parte de las reivindicaciones de las mujeres y del incipiente movimiento feminista a inicio del siglo XX se amparó en su “maternización”; las mujeres requirieron, desde sus roles como madres, sus derechos de ciudadanía. Las madres de la nación con responsabilidad biológica y cultural frente a la patria, constituyeron un sujeto político importante en la historia de los feminismos y desde ese lugar construyeron agendas sobre la protección social, su participación política y su participación económica. En sentido contrario, durante la segunda post-guerra, se produjo una desafección de las mujeres hacia la cuestión de la reproducción sobre todo en Europa, y la maternidad tuvo un proceso de des-idealización frente a la masacre y el horror de la guerra.

Con las referencias anteriores he querido llamar la atención sobre el hecho de que cualquier discusión sobre los derechos reproductivos de las mujeres necesita tomar en consideración los discursos y prácticas de las políticas nacionales. El aborto está estrechamente relacionado con el control de la reproducción en sus diferentes formatos.
Cuba, el aborto y las madres de la nación

En las últimas semanas, se ha relanzado en Cuba un debate sobre la natalidad y el aborto en diversos espacios y a propósito de diversas razones. El tema cantado por la cubana Danay Suarez en el Festival de Viña del Mar en 2017, que incluyó una referencia de desacuerdo con el aborto basada en su fe religiosa, capitalizó la discusión sobre su polémica participación en el certamen. Ello se debió, entre otras razones, a que el suceso tuvo lugar en el contexto chileno, donde se libra una prolija y aguda lucha en torno a la legalización del aborto como derecho, y donde los colectivos feministas cuentan con la furibunda oposición de sectores conservadores de la política y la moral. A propósito del evento, se registraron en las redes sociales debates sobre el derecho al aborto en Cuba.

Asimismo, intelectuales y militantes feministas se han pronunciado sobre lo que consideran indicios polémicos en torno a un tema ―el aborto― consignado como un derecho para las mujeres cubanas. Esas voces esperan contener cualquier posibilidad de cambio al respecto, y desnaturalizar lo que reconocen como una verdadera conquista.

Por otra parte, la prensa estatal cubana anunció recientemente la aprobación de una serie de Decretos Leyes y Resoluciones ―publicadas en la Gaceta Oficial― que aspiran a estimular la natalidad en el país. Entre ellos, la extensión de los derechos de licencia de maternidad y paternidad a los abuelos y abuelas, la disminución de los pagos en las guarderías estatales, la disminución de los impuestos por ingresos personales a las mujeres que trabajan en el sector privado y sean madres, etc.

Ciertamente, como es conocido, el escenario demográfico cubano es preocupante, de cara a la economía nacional y para las políticas públicas en sus diferentes despliegues. Sin recambio poblacional desde hace décadas, con las tasas de natalidad más bajas de la región y altas tasas de emigración, con una elevada esperanza de vida y un acelerado envejecimiento poblacional, es inminente el estímulo a la natalidad ―junto a otras medidas― que garantice, a mediano y largo plazo, la fuerza de trabajo necesaria en los campos económicos del país. Sin embargo, y frente a las alertas recogidas por diferentes voces de la sociedad civil cubana, considero relevante mirar el asunto desde la complejidad que él informa y, también, como requerimiento de análisis feministas en el espacio público de la Isla. A continuación, punteo algunas de las alertas que pueden tenerse en cuenta para encarar esos desafíos:

1. En primer lugar, es necesario que el pensamiento feminista cubano ―el que existe y el que pueda construirse― acompañe la formulación e implementación de las políticas estatales de estímulo a la natalidad. Ello es necesario para que las mismas sean igualitariamente aplicadas y no deriven en una farsa que eventualmente excluya, por ejemplo, a las mujeres que trabajan en el sector privado de la economía y que muchas veces quedan sujetas a políticas “privadas” de regulación de los mundos del trabajo, en desmedro de sus derechos de maternidad o sus derechos laborales en general. No basta con que se disminuyan los impuestos personales; es necesario que se hagan cumplir y se amplíen las normativas laborales garantes de derechos especialmente para quienes trabajan en el sector privado, y también para todas las trabajadoras.

2. En segundo lugar, y sin negar lo bienintencionadas y bien-pensadas nuevas medidas de estímulo a la natalidad, es necesario un pensamiento feminista que desde la sociedad civil observe lúcidamente las derivas de estas y otras políticas ―esto es, sabiendo que ellas encarnan una línea histórica de intervención de los Estados en los derechos reproductivos de las mujeres― y que, al mismo tiempo, construyan agendas sociales y políticas que integren otras áreas de demandas por la equidad de género, como las débiles infraestructuras del cuidado, por ejemplo.

3. En tercer lugar, entiendo que la observación de las políticas de estímulo a la natalidad es imprescindible para asegurarnos que, en ningún caso, ellas deriven hacia la restricción del derecho al aborto consignado en Cuba, y hasta el presente acompañado de exitosas campañas de educación sexual. A la fecha, el derecho al aborto es innegociable.

4. Por último, considero que lo dicho antes conduce hacia una pregunta relevante sobre cómo las mujeres “entramos” en el proceso de “actualización” de la economía y la política social cubana. ¿Cómo madres de la nación? ¿Cómo reproductoras de la fuerza de trabajo? La respuesta puede ser positiva, sin que ello suponga, al menos como está planteado en este momento, restricción de derechos. Sin embargo, la política se trata de repensar, todo el tiempo, el balance de fuerzas, las rutas de inclusión y de exclusión. Por tanto, el derecho de las mujeres a decidir si queremos ser madres o no, cuántos hijos tener, y cuándo, es solo uno de los asuntos de una potencial agenda feminista en Cuba. Las demandas que la integren ―algunas cumplidas, algunas ausentes, y algunas por construir― darán fe sobre nuestros roles ejercidos y deseados en la comunidad nacional realmente existente y en la que podamos continuar construyendo en lo adelante.


Foto: Ailynn Torres Santana[i] Yuval-Davis, Nira. 2004. Género y Nación. Lima: Flora Tristán.

miércoles, 29 de marzo de 2017

Lo mismito del año pasado



Foto: Kaloian
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Por:

Eduardo del Llano, ONCuba

Sigo sin entender a los censores.

Han pasado doce meses desde la visita de Obama y los Stones. Entonces, hasta los escépticos más recalcitrantes sintieron un hálito de esperanza, pensaron “chico, tal vez esto tenga arreglo, después de todo”. La imagen de una Cuba que se abría, que enmendaba y sobre todo no temía reconocer errores pasados le dio la vuelta al mundo, generando reacciones diversas; una de ellas, y no la menor, la simpatía.

Por esos días se habló de otros nombres (Paul McCartney, Stevie Wonder, Sting, etcétera) que habían expresado su interés –o al menos, no una total repugnancia– ante la idea de presentarse en La Habana. En la secuencia final de mi documental Stones pá ti, todos los entrevistados, cubanos o extranjeros, se referían con entusiasmo y hasta optimismo al futuro inmediato. A ojos vistas el bloqueo se debilitaba, y Cuba renacía. Nunca, al menos en el pasado reciente, pareció el país más cerca de una transformación rejuvenecedora.

Ha transcurrido un año y no ha venido nadie. Estoy seguro de que ahí intervienen varios factores (tecnología, costos) pero sospecho que la reluctancia de las autoridades culturales cubanas es uno de ellos. Algo así como “heeey, nos estamos adentrando en terreno desconocido, resbaloso, uno no sabe –aunque imagina– adónde va esto, así que mejor regresamos al tranquilizador Malo conocido y renunciamos al problemático Bueno por conocer. Con los Stones bastó, que luego la gente se nos acostumbra”.

Claro que este país no va a avanzar sólo porque lo visite un puñado de bandas de rock, aunque por algo habría que empezar, digo yo. La Ley de Cine sigue empantanada, de eso ya apenas si se habla, y después de tres años es perceptible la fatiga de algunos cineastas, convencidos de que insistir es dar palos al agua. Yo diría que dar palos al agua no deja de ser dar palos, pero claro, yo solo no puedo.

Para no salirnos del panorama estrictamente cultural, ahí está el caso de Santa y Andrés, la película de Carlos Lechuga, que se estira y, si fuera una serie, ya es evidente que iría por la segunda temporada. Ahora resulta que, debido a la “publicidad altamente politizada” –léase a solicitud de acá– fue extirpada de la competencia del Havana Film Festival de New York… solo para ganar una avalancha de premios en el Festival de Guadalajara. Vaya, que si las autoridades culturales cubanas estuvieran pagadas por el oro de Lechuga para correr con la promoción de su película, no podrían estar haciéndolo mejor. Aunque, si fuese la CIA quien les financiara a cambio de mostrar una imagen sombría, conservadora y retrógrada de nuestra política cultural (en otras palabras, una política cultural que remeda amenazadoramente sus etapas históricas más sombrías) también estarían mereciendo cada centavo.

Está muy bien no tener una marejada de prensa sensacionalista, amarilla, pero tampoco me parece sensato esconder los hechos delicados, la letra pequeña… para empezar, porque allá enfrente de cualquier manera van a enterarse. Es un mecanismo familiar: de ciertas noticias de aquí uno sabe por la televisión de allá, que convierte en noticia de primera plana cualquier suceso, por minúsculo que sea, acontecido aquí, solo porque aquí la prensa no se atreve a mencionarlo. Y, aunque el suceso sea minúsculo, si allá lo convirtieron en noticia importante, aquí también lo será de rebote.

Hombre, yo diría que, considerando el patrón antes descrito, lo más sensato sería que en primer lugar la prensa de aquí diga todo lo que pasa aquí y no solo lo que es políticamente correcto que pase, como si lo incómodo pudiera ser borrado simplemente no mencionándolo. Claro, entonces se le amplifica allá, y…. bueno, creo que ya habrán captado la idea.

Otro fenómeno que se ha hecho evidente una vez más con motivo de la más reciente entrega de los premios Lucas es el de críticas –generalmente negativas– fabricadas por encargo institucional. Esto no es nuevo, claro está, pero resulta cada vez más pintoresco cuando un par de críticos de octava fila y otros con nombre inventado o simplemente desconocidos en el ámbito cultural publican extensas reseñas en espacios prioritarios, casi siempre delimitando la actitud correcta ante un hecho artístico. Bueno, y además de eso sí, Orlando Cruzata es mi socio, ¿y qué?

Exceptuando esos días luminosos en que pareció que sin perder lo esencial nos abríamos al mundo, estos doce meses han sido lo mismito del año pasado. A cualquier cubano de a pie no le queda otra que seguir gritando I can´t get no satisfaction, but I try, and I try…

martes, 28 de marzo de 2017

Recordarlo como un grande al que no pudieron derrotar

Por: Eugenio Martínez
En este artículo: Cuba, España, Fidel Castro Ruz, Homenaje

Palabras de Eugenio Martínez Enríquez, Embajador de Cuba en España durante el acto de Homenaje a Fidel Castro Ruz el 25 de marzo en el Teatro Marcelino Camacho de Madrid.

Buenas tardes.

Después de las bellas e inteligentes palabras de Belen, las profundas de Angeles, las originales de Frabbetti, los mensajes de Javier, poco me dejan para decir, pero lo haré.

Gracias a los organizadores que saben los quiero mucho.
Los que vinieron de lejos a pesar de que los organizadores con razón le dijeron no lo hicieran porque no cabrían y era cierto.

A Centella y Alvaro del Partido Comunista de España, siempre con Cuba sin dobleces; a los diplomáticos nos acompañan, entre otros de Venezuela, que no se equivoquen, resistirá. En especial quiero mencionar al Embajador de El Salvador que es un guerrillero ahora representa a su país en Madrid, una guerrilla que Fidel siempre defendió.

Gracias por este bello esfuerzo, en el que han puesto todo su empeño ustedes, nuestros hermanos, compañeros, camaradas, amigos y compatriotas.
Hemos escuchado estimulantes testimonios, recuerdos, elogios e interpretaciones sobre el Comandante en Jefe de la Revolución Cubana, donde hay mucho compromiso con su legado, que fortalecen nuestro aliento y la confianza.
Homenajes y actos de genuino recuerdo al líder cubano se han celebrado en España desde noviembre pasado en más de cuarenta localidades como Bilbao, Irún, Donostia, Ortulleia, Gijón, Oviedo, Santiago de Compostela, Lancara, Vigo, Badalona, Mollet del Vallés, Lérida, Sabadell, Torrelavega, aquí en Plaza Callao, en el CAUM, Carabanchel, frente a la Embajada, frente a los Consulados de Cuba en Barcelona y en Islas Canarias, en Valencia, Castelló, Alicante, Aragón, Zaragoza, Burgos, Pamplona, Las Palmas, La Laguna, Sevilla, Málaga, Granada, Cádiz, Guadalajara, Logroño, Valladolid, Huelva.

¡Gracias compañeros!

Estimados amigos:

Fidel sabía que la Revolución era un maratón, pero la corría como un sprint. ¿Sería porque conocía ya los obstáculos que enfrentaría su osadía necesaria? En 2011 Fidel escribió “la Revolución Cubana no disfrutó un minuto de paz.”

La continuada existencia de la Revolución cubana y la de su líder, fue tomada por muchos como un gigante atrevimiento. Para otros como una afrenta personal. Sí, fue un gigante atrevimiento, porque para Cuba no había otro tan necesario e imprescindible, un acto de rebeldía que imaginaban muy pocos tuviera el éxito que tuvo. El primero en atreverse fue Fidel, su gestor y líder; su soñador y artesano; su defensor y garante.

Durante el acto en Callao en diciembre pasado, recordé que José Martí valoró que “los hombres se miden por la oposición que se les presenta”. Esta imponente verdad, fue más cierta para el líder cubano que para nadie.
Los inconvenientes que se le interponían eran cada vez mayores como aquella bella canción de Silvio, ese símbolo bien escogido de la serpiente que mata y aparece una mayor. Los retos que enfrentó el Comandante en Jefe fueron siempre mayores, pero su lucha, su fé y optimismo (que para él eran lo mismo), se multiplicaban con el reto, no disminuían.

El líder cubano hizo trizas conceptos de las relaciones internacionales y de la política, como el fatalismo geográfico, el orden mundial existente; el papel de las potencias; los mitos raciales de supremacía blanca y los de género; nunca antes un país del llamado Tercer Mundo contribuyó con cientos de miles de sus valientes internacionalistas a defender la independencia, libertad y desarrollo, sin cobrar por ello, y los cubanos lo hicimos en países de ese mismo mundo a miles de kilómetros de distancia.

Nunca un representante de Fidel y de Cuba ha tenido que someterse a penosas presiones a la hora de decir las verdades que muchos se ven obligados a callar o murmurar. Así nos enseñaron nuestros líderes y así lo hacemos.

Y ese modo de vida, nos hizo más plenos como seres humanos, más grandes y felices porque nos movía el desprendimiento y la solidaridad, no el egoísmo.

“La permanente enseñanza de Fidel es que sí se puede”, resumió el General de Ejército Raúl Castro en la despedida a nuestro líder el pasado diciembre en Santiago de Cuba.

Bastaría esa actitud para continuar defendiendo su legado.

El 26 de julio de 1953 Fidel Alejandro Castro Ruz tenía 27 años cuando dirigió a 135 jóvenes valientes para asaltar la segunda fortaleza militar de la dictadura de Batista ocupada por mil hombres armados. Ciento treinta y cinco contra mil. Vean que reto. No se tomó el cuartel, pero encendió la chispa revolucionaria que no se apagaría hasta la victoria.

3 años después, 82 jóvenes cubanos comandado por Fidel desembarcaron en el Oriente de Cuba en un yate de recreo. Llegaron a un pantano, donde perdieron la mayoría de sus armas; el bote que utilizaron para trasladarlas a tierra, se hundió. Tras el pantano, atravesaron un zona de piedras afiladas donde sus calzados de desbarataban. 3 días después los revolucionarios cubanos son sorprendidos por el ejército de Batista. Los 82 se dividen en 28 grupos; 8 de esos grupos están compuestos por 2 o 3 combatientes, como el de Fidel, que sólo tenía 3. 13 expedicionarios se quedan solos. En resumen de los 82, sólo 21 llegan a la Sierra Maestra que era su objetivo.

No es necesario ofrecer otros datos. Cualquiera podría pensar que aquí terminó la historia, pero sólo comenzaba. Dos semanas después, el líder de la Revolución se encuentra con su hermano Raúl, expedicionario también y el Presidente cubano nos cuenta que Fidel le dio un abrazo y le pregunta: “¿cuántos fusiles tienes?” “Cinco”. Fidel replica :”más dos que tengo yo, siete. ¡Ahora sí ganamos la guerra!”
¡Quién lo podía creer! Fidel. Y así fue 24 meses después. 21 derrotan a 80 mil y con siete fusiles el primero de enero de 1959 se ocuparon 100 mil armas de las que disponía el ejército de Batista. Esos 21 tenían el apoyo de millones de cubanos.

Ahora me permito muy resumidamente que las propias palabras del líder de la Revolución Cubana mejoren las mías para recordarlo:

De su perseverancia:

Preguntan a Fidel: ¿Cuál es el trabajo que menos le gusta? Respuesta: el trabajo de dormir, por el tiempo que tengo que invertir en eso.

De su actitud respetuosa:

Preguntan a Fidel: ¿Cree que el pueblo norteamericano pudiera aprender más conversando con usted? Respuesta: Aprender no, pero pudiera comprender mejor.

De su modestia:

Cierta vez, durante uno de sus viajes al exterior le preguntaron ¿Su visita ha sido histórica? Respuesta: No me corresponde juzgarla.

Su fe en la victoria y en el mejoramiento humano.

Preguntan a Fidel: ¿Por qué defiende el comunismo, si el comunismo murió?

Respuesta de Fidel: También murió Cristo y revivió. El socialismo sigue vivo y seguirá vivo porque la edad del egoísmo tiene que pasar.

De su lealtad:

Preguntan a Fidel: ¿Usted puede decir que la Historia lo absolvió? Respuesta: Estoy absuelto porque he seguido mis principios y mis ideas.

Su sentido del deber:

Preguntan a Fidel: ¿Usted está cansado de gobernar? Respuesta: ¿Quién ha dicho que esto es un deporte o un placer?

Así era Fidel, a quien le tocó conducir situaciones desacostumbradas, cambiar perspectivas habituales y asumir la flexibilidad táctica para conseguir los objetivos.
La evaluación del líder cubano puede resumirse en su eterna fe en la victoria, en que los hombres pueden conducir su destino, en que no hay límites para conseguir lo que se propone; que la victoria existe mientras se luche; que una derrota no lo es, hasta que no sea aceptada.

Su larga existencia y el cariño que recibió es la demostración irrefutable de sus victorias.

Fidel encarnó hasta el último de sus días la voluntad de millones, que durante décadas lucharon por su independencia verdadera, con la vía alternativa hacia la edificación de una sociedad más justa.

Esa alternativa no encontró manso el camino y debe evaluarse en las condiciones que se desarrolló. Esa vía de desarrollo, debe estudiarse sin ignorar que debió enfrentar el terrorismo feroz, el sabotaje económico, los bloqueos y sanciones, que aún persisten.

Un camino donde nos inventamos con el liderazgo de Fidel instituciones populares de Gobierno, no los eufemismos que se disfrazan de democracia. No nos quedamos en la Revolución en un ejercicio único de distribución justa de ingresos, se complementó con el acceso igualitario la superación; a la seguridad y protección ciudadanas y a la liberación plena de la mujer.

Esa alternativa de Fidel funciona porque no hay un niño desnutrido, ni desapariciones forzosas o públicas; donde no se asesinan periodistas, donde no hay mafias organizadas, ni tráfico de drogas, ni desahucios, ni hay que pagar por que te donen un corazón, ni te coloquen una prótesis, o para obtener un título universitario, para aprender a tocar guitarra, para acceder a la cultura o ser campeón olímpico; donde todos los niños están inmunizados contra más de diez enfermedades, entre otros motivos, razones por las que en Cuba han desaparecido para siempre, enfermedades que lamentablemente padecen otros pueblos del mundo que no tienen bloqueos, ni sanciones.

No se resistió Fidel a la idea que los conocimientos son patrimonio de naciones ricas y ahí están ya reconocidos, el aporte y competencia de científicos cubanos que él estimuló y guio hasta patentar cientos de vacunas y medicamentos contra enfermedades a las que accede nuestro pueblo cotidianamente, en un sistema que sobre la base de consumos austeros, busca la menor desigualdad posible.

Y muy lejos estaba el líder de la Revolución de conformarse, de considerar que todo lo que hizo y construyó era perfecto.

Cito sus propias palabras: “Los revolucionarios cubanos hemos cometido errores, y los seguiremos cometiendo, pero jamás cometeremos el error de ser traidores. Quizás el principal error de idealismo cometido, fue pensar que en el mundo había una determinada cantidad de justicia y respeto al derecho de los pueblos cuando, ciertamente, no existía en absoluto.”

Nuestro sistema tiene mucho que hacer todavía, mucho que corregir, muchos errores de revolucionarios que enmendar, aún con el asedio que nos rodea; conscientes de que esta herejía, tiene un alto costo que hemos pagado.

Sucede que los mismos que defendieron las sangrientas dictaduras militares llamadas descarnadamente “de seguridad nacional”, se ofenden porque en la Cuba de Fidel se sostenga por sesenta años una alternativa sin su beneplácito, como la gestamos y queremos los cubanos, donde se recuperó para siempre la igualdad de hombres y mujeres, sin importar color de la piel, origen social o posición en la sociedad.

Se puede discrepar con las ideas de Fidel. Claro, es totalmente legítimo. Nada más humano, pero no calumniar.

Ante su fallecimiento, los mismos que defendieron el apartheid, la discriminación racial y de género en pleno siglo XX, los paquetes de ajuste y empobrecimiento; los que nos aconsejaron hacerlo en Cuba sin pudor, como única salvación ante la caída de la Unión Soviética, los que practicaron y todavía practican la tortura como método, la encarcelación sin juicios y de hombres encadenados, atrapados en capitales europeas a plena luz del día sin escrúpulos y sin derechos, los mismos que agredieron a países soberanos con pretextos falsos, que asesinan a líderes políticos desde drones ocultos o con píldoras, disparos, equipos de buceo, bombas, como los más de seiscientos intentos que sufrió Fidel, fueron los que no perdieron un minuto tras su fallecimiento para intentar opacar su figura y trayectoria; para contener la admiración desbordada de los pueblos y el respeto de sus enemigos; y le adjudicaron asesinatos que nunca cometió, hambrunas en Cuba que no existen, torturas que no conocemos ni cómo hacerlas.

Repito lo que dije en diciembre, no se imaginen que nos van a derrotar desde una portada de un diario, ni de un plató de televisión, con mentiras y calumnias. El juicio de la historia sobre Fidel no les corresponde a los políticos mediocres ni a los medios de comunicación vendidos al capital, les toca a los pueblos y ya lo han hecho.

Hermanos:

La imagen de la aglomeración apoteósica de miles de personas en cada visita al exterior del líder cubano, los millones que leían sus discursos, entrevistas y reflexiones, junto al interés de quienes visitaban Cuba por encontrarlo, la admiración permanente de los pueblos, el hábito cariñoso de cada uno de los que lo conocieron por conservar como trofeos esos minutos o largas horas que compartieron con él, los millones en Cuba y en el mundo que lo despidieron dentro del dolor y el compromiso, como hoy ustedes lo hacen, una suerte de cautiverio revolucionario de admiración y pasión, contrasta con otra enorme colección de medios de comunicación y políticos que no pasarán a la historia, quienes en extraña paradoja se morían por entrevistarlo, al mismo tiempo que no cesaban cotidianamente de criticarlo y empañar su figura, acompañando así a la reducida cantidad de quienes lo adversaban; cantidad pequeña, pero esforzada y poco exitosa en su afán de eliminarlo físicamente y disminuir la fuerza de su ejemplo y virtudes.

Esta es la demostración irrefutable de que el Comandante en Jefe de la Revolución Cubana colocó sus fuerzas del lado de las necesidades de los pueblos, no de las oligarquías.

Amigos, si los admiradores de Fidel se unieran en una sólo patria, nuestro país sería uno de los más poblados. Esa patria de la solidaridad con Cuba, la patria de Fidel, que componen ustedes junto a millones, es inextinguible, tangible e internacionalista como él quiso que fuera el mundo, donde luchó por terminar el egoísmo y pasar a la era de la solidaridad.

La era que gestó en Cuba junto a su noble pueblo; pueblo que guió para que en admirable prueba de altruismo, consciencia ciudadana y espíritu revolucionario, entregara la vida de dos mil de sus hijos para defender la libertad de muchos pueblos del llamado tercer mundo; o para vencer la ignorancia y la ceguera con programas cubanos de alfabetización o de salud; para salvar millones de vidas de seres humanos excluidos por lo modelos de organización social típicos del capitalismo.

Compañeros:

El poeta Paul Valéry sentenció “Los grandes hombres mueren dos veces: una vez como hombres, y otra como grandes.” Así nos dejó Fidel.

Sé que lo han oído una y otra vez, también sé que nos creen; mas les reitero que los cubanos y cubanas no abandonaremos el camino rebelde y necesario iniciado por Fidel, su prédica de cambiar lo que deba ser cambiado para el disfrute de las mayorías, no de elites o transnacionales; no dejaremos que nos gobiernen o nos digan qué hacer otros y serán las instituciones populares que lideró Fidel; el partido que fundó y de vanguardia, el pueblo cubano, el que nos conduzca a lo que deba ser cambiado; para que nunca, nunca, dejen de mandarse a sí mismos los cubanos y que brille la estrella de las cinco puntas, libre e independiente de verdad, sin unirse a ninguna constelación que la someta.

Y como él habló siempre mucho mejor que nosotros, no puedo concluir sin sus palabras.

Preguntan a Fidel: ¿Comandante cuál es su peor enemigo?

Respuesta: No tenemos enemigos peores, porque a todos, a todos los podemos derrotar.

Así lo vamos a recordar, como un grande al que no pudieron derrotar.

Patria o Muerte: !Venceremos!

lunes, 27 de marzo de 2017

Buscando a Pablo, el escritor y brigadista cubano enterrado en Montjuïc


Por: Silvia Marimón
En este artículo: Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, Fotografía, Historia, Pablo de la Torriente Brau
27 marzo 2017

Según el testimonio de las hermanas, Pablo de la Torriente Brau estaría enterrado a pocos metros del nicho 3772. Foto: FRANCESC Melción CENTRO CULTURAL PABLO DE LA Torriente BRAU
Según el testimonio de las hermanas, Pablo de la Torriente Brau estaría enterrado a pocos metros del nicho 3772. Foto: FRANCESC Melción/ Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau.
En julio de 1936 el escritor y brigadista cubano Pablo de la Torriente Brau asistió a un mitin a favor de la República española en Union Square y decidió que tenía que ir a España a luchar en la Guerra Civil. Participó en la Batalla de la Carretera de La Coruña, en el noreste de Madrid, entre el 29 de noviembre de 1936 y el 15 de enero de 1937. En uno de los días más cruentos por la superioridad numérica del enemigo y por la niebla, el brigadista cubano cayó y cinco soldados rescataron su cadáver de entre las líneas enemigas.
“Encontré a Pablo: estaba tendido en el suelo, boca arriba, el cuerpo todavía estaba caliente. Le grité, ‘Pablo’, pero no me contestó. Le quité la chaqueta y la camisa y vi que una bala le había entrado por el corazón y le había salido por el hombro”, escribía el soldado Justino Frutos, que fue compañero de Pablo de la Torriente Brau en la décima Brigada Mixta, comandada por Valentín González, el Campesino.
El cuerpo fue embalsamado y lo enterraron el 23 de diciembre de 1936 en el cementerio madrileño de Chamartín, y el 13 de junio de 1937 lo trasladaron al nicho número 3772 de Montjuïc con el propósito -así lo quería él y su mujer- de llevarlo a Cuba. Pero los republicanos perdieron la guerra y Pablo de la Torriente Brau nunca salió de Montjuïc.
Desde los años 60, el consulado cubano quiere recuperar los restos de este periodista y escritor cubano a quien el poeta Miguel Hernández dedicó el poema Elegía segunda que después Silvio Rodríguez convirtió en canción.
Pero exhumar los restos de Pablo de la Torriente Brau no es fácil. En el Registro de Cementerios de Barcelona consta que su cuerpo estaba embalsamado y que se depositó en el nicho 3772 en una concesión temporal por dos años. El 26 de septiembre de 1939, según se especifica en el mismo registro, se acabó la concesión, se sacaron sus restos del nicho, y se colocaron en una fosa. En ningún lugar se especifica cuál.
Un estudio elaborado por la Sociedad de Ciencias Aranzadi, la Asociación Científica ArqueoAntro, la Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales y la Universidad del País Vasco reivindica su exhumación y da muchos detalles sobre dónde podría estar enterrado De la Torriente. El antropólogo Javier Iglesias, de la Sociedad ArqueoAntro, que ha participado en más de 40 exhumaciones, destaca la importancia de que los restos del brigadista cubano sean desenterradas: “Es vital recuperar los restos de aquellos que vinieron a luchar en España contra el fascismo y, además, lo reivindican desde los años 60”, asegura.
En 1963 Isidro Rosales Quesada, técnico de la Embajada de Cuba, redactó un informe para localizar la tumba de De la Torriente. Rosales contaba que había visto el nicho y que los trabajadores del cementerio le habían indicado la fosa donde se la había enterrado en 1939: “Está al lado del nicho y la fosa está totalmente sellada”, aseguraba Rosales. En ese momento, sin embargo, la exhumación fue imposible.
Foto: Cortesía del Centro Pablo.
Foto: Cortesía del Centro Pablo de la Torriente Brau.

Conversaciones con la Generalitat

En 1970 la hermana de Pablo de la Torriente Brau, Zoe, se entrevistó con el enterrador que sacó el brigadista cubano de su nicho y lo trasladó a la fosa, y le indicó el mismo lugar que mencionaba Rosales.
“Esta persona, con la ayuda de un libro de referencia que utilizan los trabajadores del cementerio, la llevó al lugar que él recordaba y, sin dudarlo, señaló el punto exacto donde se depositaron los restos del Pablo y de once adultos más y dos fetos, que podrían proceder de otras sepulturas temporales o bien haber llegado ese mismo día en el cementerio”, afirma el estudio.
En otro documento se detalla que, según el enterrador, los otros once enterrados podrían ser fusilados. Años más tarde, otra hermana del Pablo, Nora, fue al cementerio y el enterrador le indicó el mismo lugar.
La dirección general de Relaciones Institucionales de la Generalitat admite que está en conversaciones con el consulado cubano -hay prevista una reunión esta semana-, pero que aún no puede adelantar qué acciones emprenderá. Iglesias cree que es importante abrir una zanja y averiguar qué hay debajo del lugar que señalaron tanto Rosales como las dos hermanas del brigadista: “Puede ser un osario, una fosa individual o colectiva”, apunta Iglesias. “La familia señala un lugar pero en esta zona no tenemos constancia de que hubiera habido ninguna fosa. Hoy en día no tendría ningún sentido que enterraran alguien allí, pero era en 1939 y entonces podía pasar de todo”, dice el director general de Cementerios de Barcelona, Jordi Valmaña. En cualquier caso sería la primera exhumación de este estilo que se hace en el cementerio de Montjuïc.

Una mata de pelo

El equipo de Iglesias aporta también pruebas genéticas. En 2009, Zoe de la Torriente Brau entregó a Vicente González, presidente de la Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales, una mata de pelo que su hermano le había dado poco antes de venir a luchar en la Guerra Civil Española: “Es todo un reto para los genetistas, porque nunca antes se había tenido material genético de una persona represaliada, pero también se podría comparar con familiares no directos [ni Pablo ni sus hermanas tuvieron hijos pero la Asociación de Amigos de las Brigadas internacionales está intentando localizar familiares de tercer grado que viven en España] o pedir al gobierno cubano que exhumar los restos de alguna de sus hermanas enterradas en Cuba”, dice Iglesias.

Uno entre mil brigadistas cubanos

Pablo de la Torriente Brau. Foto: Archivo.
Pablo de la Torriente Brau. Foto: Archivo.
Víctor Casaus es el director del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, fundado en 1996 en La Habana para preservar el archivo y toda la documentación del escritor y brigadista cubano. Han publicado toda su obra en doce volúmenes: “Raúl Roa [un escritor y diplomático cubano] intentó en muchas ocasiones encontrar los restos del Pablo, incluso durante el gobierno franquista, pero no lo consiguió”, asegura Casaus.
“En Cuba es muy conocido como escritor, por su obra periodística. Escribió Crónicas de la guerra en sólo tres meses, los que estuvo luchando, y porque vino en España, como más de mil cubanos, para defender la República”, añade.
Pablo de la Torriente Brau nació en Puerto Rico el 12 de diciembre de 1901 y se trasladó a Cuba con su familia en 1913, donde su padre fundó el Colegio Cuba. Se matriculó en la Universidad de La Habana pero nunca se licenció porque se involucró en la lucha política contra la dictadura de Gerardo Machado. Escribía en diferentes publicaciones y estuvo en prisión dos veces. Soñaba ser capitán de barco y superó todas las pruebas de la Escuela Naval de Cuba pero al final del examen salió su espíritu rebelde y escribió: “En Cuba, senador es sinónimo de botellero [aprovechado]”.
Se exilió en Nueva York dos veces y se ganó la vida fregando platos y vendiendo helados. Allí fue donde decidió que tenía que irse a España a luchar:
“He tenido una idea maravillosa. Me voy a España, a la revolución española. ¿Cómo no se me había ocurrido antes? Estaré cuando ni Hitler ni Mussolini puedan sostenerse más y se lancen a la guerra, y entonces vendrá la batalla definitiva entre oprimidos y represores. Y asistiré, sea como sea, el gran triunfo de la revolución”, escribió.
El 1 de septiembre, este escritor y periodista al que Cuba ha dedicado una fundación muy activa a nivel cultural, cogió un barco para ir a España. De momento, 81 años después, todavía no ha salido. “Me quedaré en España, compañero/ me dijiste con gesto enamorado/ y al final sin tu edificio tronante de guerrero/ en la hierba de España te has quedado”, escribía Miguel Hernández en el poema que le dedicó.
Foto: Cortesía del Centro Pablo de la Torriente Brau.
Foto: Cortesía del Centro Pablo de la Torriente Brau.
Pablo de la Torriente Brau, con tres de sus hermanas, en el monumento a los estudiantes de Medicina, junto al Malecón habanero.
Pablo de la Torriente Brau, con tres de sus hermanas, en el monumento a los estudiantes de Medicina, junto al Malecón habanero. Foto: Cortesía del Centro Pablo de la Torriente Brau.
Foto: Cortesía del Centro Pablo de la Torriente Brau.
Foto: Cortesía del Centro Pablo de la Torriente Brau.

En video, Silvio Rodríguez canta la Elegía segunda de Miguel  Hernández a Pablo 

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sábado, 25 de marzo de 2017

Entrevista a Silvio Rodríguez: Mis canciones son mis aspiraciones (+ Videos)


25 marzo 2017 

Cubadebate
publica en exclusiva esta entrevista con Silvio rodríguez.
Silvio Rodríguez. Foto: Archivo
Cubadebate publica en exclusiva esta entrevista con Silvio rodríguez. Silvio Rodríguez. Foto: Archivo

Silvio Rodríguez, el reconocido cantautor cubano llegó a Puerto Rico, para el Concierto de este sábado 25 de marzo en el Coliseo. Interpretará temas emblemáticos y los de su último disco Amoríos, que da título a la velada del fundador de la Nueva Trova cubana.
La primavera lo trae de La Habana a San Juan. Como si fuera poco sensibilizarnos con una canción de Silvio Rodríguez, que siempre enamora o enoja.
Disfruto brevemente de ese raro privilegio de robar por unos instantes la atención de un poeta, al sentirme el blanco de las sentencias filosóficas que debo develar. Ahí comienza esa inquietud en la que quiero escuchar primero un manojo de sus canciones y releer ese cuento de J. Cortázar que tanto le gustó, para encontrarme de frente con el Apocalipsis 2:10 “Se fiel hasta la muerte”, de El Perseguidor.
Comienzo por la génesis. La evocación de amor entre nuestras islas “que de siglos atrás se vienen cambiando los hijos y enviándose libertadores”, recordatorio pertinente del antillanismo Martiano.
– ¿Cuándo conoció y cómo valora, los nexos históricos y culturales, que unen a Cuba y a Puerto Rico?

Silvio Rodríguez: Algunos nexos entre Cuba y Puerto Rico están dados, en cierta medida, por su condición de islas que no tuvieron la suerte libertaria que impulsó Bolívar en la América continental. Por eso cuando Martí funda el Partido Revolucionario Cubano, el objetivo no sólo era la liberación de Cuba sino también la de Puerto Rico. Tan es así que el Partido Revolucionario Cubano tenía una Sección Puertorriqueña. En parte eso explica que hubiera combatientes puertorriqueños en nuestras guerras de independencia, y que en años posteriores continuaran entre las dos islas los vínculos de hermandad revolucionaria. Son verdades que se me empezaron a revelar en la niñez, con Martí. Después, con los años y la Revolución, fui abundando en el tema.

 ¿Qué recuerdos y experiencias quiere resaltar de los primeros viajes a Puerto Rico?

La primera vez que toqué tierra puertorriqueña fue por 20 minutos, en una escala técnica de Puerto España a Santo Domingo. En aquel vuelo íbamos Noel Nicola y yo a un evento que se llamó “7 Días con el Pueblo”, donde entre otras maravillas descubrí a Lucecita Benítez. A principios de los 80 estuve en San Juan, en un festival de canción hispanoamericana. Entonces recuerdo haber compartido mucho con Danny Rivera, y también con Chucho Avellanet, que era compañero de Marisela Berti. A mediados de los 90 vine desde París a hacer un concierto con Roy Brown, y recuerdo que en la conferencia de prensa tuve el gusto de conocer a Andy Montañez. A Andrés Jiménez, al Topo y a Zoraida Santiago los conocí en Cuba. Hubo tiempos en que los trovadores de ambas islas nos veíamos relativamente a menudo.
A este niño que quiso ser astrónomo y que hoy considera ser hijo de esa explosión, de esa continuidad del movimiento que ha sido siempre la expansión del universo; identificado con ser parte de la naturaleza. Al poeta adolescente, que a los 21 años tenía en su zurrón de aprendiz, casi 200 canciones escritas; a este hombre que no espera ser el último cantautor, pero tal vez va quedando como el único -al decir de Joan Manuel Serrat- capaz de convocar multitudes solo con su guitarra, preguntamos por qué se considera un trasgresor en el arte y en la vida.

Sinceramente, no recuerdo haber dicho que me considere así. Aunque sí creo que la plenitud no se consigue desde la mediocridad. Los grandes momentos de una vida o de un arte, casi siempre, están testimoniando trasgresiones.


Con una intención desmitificadora, la vida lo puso un “Martes 13” de junio de 1967, en la pantalla de la Televisión Cubana. Desde entonces sus canciones, presencia y sentimiento expresado, lo han hecho – como mínimo- no pasar inadvertido. Este es el primer concierto internacional que hará Silvio, después de la muerte de la conocida locutora cubana Eva Rodríguez, quien lo presentara hace 50 años atrás en el programa “Música y Estrellas”, junto a Los Zafiros, Alba Marina, Marta Justiniani, Dulzaides y su combo con Regino Tellechea. La jovial presentadora lo anuncia en debut como una sorpresa. Un nombre que habrán de recordar. Silvio quedó solo, sentado en una banqueta con su guitarra y dos canciones: “Quédate” y “Del sueño colgado y la tierra”.


– ¿Por qué hay gente que lo ama y otras que no le dan tregua?

Supongo que porque “he dicho lo mío a tiempo y sonriente”.

Yo los remitiría a “Debo Partirme en dos”: Pero me fui enredando en más asuntos/y aparecieron cosas de este mundo: /«Fusil contra fusil», «La canción de la Trova»;/y «la era pariendo» se puso de moda./Debo partirme en dos./Unos dicen que aquí,/otros dicen que allá/y sólo quiero decir,/sólo quiero cantar/y no importa la suerte/que pueda correr/una canción.


– ¿Quién pesa hoy, el Silvio rebelde o el moderado?

Sea cual sea el que predomine, espero que no sea con sobrepeso.
– La coherencia de lo que fue se logra en 1967, cuando la Casa de las Américas, convoca el Primer Encuentro de Canción Protesta, que estimuló a lo que se dio en llamar la nueva canción latinoamericana. ¿En el contexto histórico actual, se invalidó el término de “Canción Protesta”?

“Protest Song” fue la forma en que alguien, posiblemente un periodista, etiquetó a cierta corriente de la canción nacida de las luchas sindicales en los Estados Unidos. En América del Sur y en el Caribe también había expresiones parecidas en el folklore y en la canción popular. Pero Protest Song pegó y llegó a convertirse en una marca que, probablemente, hasta vendía. Fue uno de esos clichés que el tiempo desdibuja. Aunque también hay que decir que continúa existiendo la canción de autor, contestataria, de propuesta, inteligente o como quiera Ud. llamarle.
Cuando Silvio y sus 14 “Amoríos”, (Ojalá Producciones, 2015), fueron presentadas en La Habana, Cuba, asistimos un mágico paseo en el tiempo, a través de las canciones escritas entre 1967 y 1980. Celebrando el decursar de su profundo lirismo, con sus musas desbocadas. Sobrepuesto, atenuado o vapuleado por el tiempo, allí estaba su público; nacionales y extranjeros que persiguen esta oportunidad como un lujo. Han pasado muchos años. “He tenido la oportunidad de hacer conocer mi trabajo en mi país, cosa que a veces muy poca gente consigue, y eso es un privilegio. Y yo me siento muy agradecido de eso, me parece que fue un don, que es una suerte, que es un regalo que me hicieron, un poco como aquellos duendes que me susurraban las canciones”, ha dicho Silvio. Y esa vez, le dedicó el disco “al pueblo de Cuba, que es capaz de amar y desamar, igualito que todos los que estamos aquí sentados”.
– “En cuál de esos planetas”, de su disco Amoríos, exalta la necesidad de la paz. ¿Qué queda del autor de “Playa Girón”?

Aquellos eran años en que disponía de casi todo mi tiempo para componer. “En cual de esos planetas” la hice poco después de “Playa Girón”. Claro que era otro día y otra realidad. No estaba en un barco, en alta mar. Estaba en mi apartamento, viendo como un rayo de luz se filtraba a través de una hendija… Podría decir que ahora también me pasan cosas interesantes, quizá no tan vertiginosas, pero también inspiradoras. Le garantizo que yo no he dejado de oír ese llamado. Y que, siempre que tengo tiempo, respondo.
Confieso que la siguiente pregunta no es mía. Le he pedido a mi hija veinteañera, que si tuviera la oportunidad de hacerle una pregunta a Silvio cuál sería. Y contestó con su interrogante:
– ¿Tiene sentido que los jóvenes músicos, hagan “trova” en este momento, sea nueva o novísima?

Tiene tanto sentido, o más, que hacer algunas cosas que hoy se hacen. Gente con guitarra ha habido siempre, y hasta ahora nadie ha dicho que sea mala combinación.
– Entonces acoto con sus palabras: “Hoy en día cualquiera escribe un reportaje de lo que sea, cualquiera publica una foto de lo que sea, cualquiera escribe una canción de lo que sea”. ¿Cuál es para Silvio Rodríguez, el valor de la autenticidad en la creación? ¿Cuál es la utilidad de una canción?

Cuando uno de esos reportajes, foto o canción dice algo en el que muchos se reconocen, eso tiene un valor. Al menos comunicativo. Y no digo artístico porque lo artístico implica cierta elaboración, cierto dominio de un lenguaje. La utilidad mayor que yo le veo a una canción es la de hacernos compañía.


Tal vez todo está en su justo orden, y quizá él sea mucho más de lo que cree.

Una estudiante sudamericana ha dicho: “Las canciones de Silvio han acompañado a casi todos los movimientos estudiantiles y políticos de América Latina -continúa- pero también a los enamorados. A los despechados. A los tristes. A los furiosos. Y colman de trova y viento de Cuba cualquier auditorio pleno a golpe de poesía y sencillez”.
Concierto de
Silvio Rodríguez en la Plaza del Cristo, Habana Vieja.
Foto: Iván Soca/ Facebook
Concierto de Silvio Rodríguez en la Plaza del Cristo, Habana Vieja. Foto: Iván Soca/ Facebook
– Es hora de preguntarle al poeta por qué él transcurre y el público no. Él mismo lo ha referido para definir cómo su “audiencia” es mayoritariamente joven. ¿Eso ha cambiado? ¿Por qué sucede?

Sin dudas el público cambia, puesto que cambian los tiempos. También cambia la manera en que las cosas se perciben y hasta aprecian, y en ese saco incluyo a las canciones. Hay canciones que en los momentos en que fueron escritas tenían unas connotaciones, y hoy, décadas después, pueden parecer diferentes.
Recuerdo que cuando mi generación empezó a cantar, parte de lo que hacíamos no se entendía. No sólo eran temáticas nuevas sino formas de hacer también distintas. Se agregaron palabras que no se usaban y la sintaxis se volvió personal. Hoy puede parecer más “normal” lo que entonces resultaba revolucionario. Hasta cierta zona de la canción comercial se nutrió de aquella experimentación. Lo que llaman “éxito” también puede tener esa cara.
“Por todo espacio, por este tiempo. Silvio Rodríguez en barrios de La Habana” es el título de un libro de crónicas de Mónica Rivero Cabrera y fotografías de Alejandro Ramírez Anderson que recomiendo. La honestidad de su semblanza, relata la realidad que viven Silvio y sus músicos, en su indetenible periplo por los barrios de La Habana. Mis hijos lo siguen como tantos. Van como juglares por calles, donde se aglomeran expectantes jóvenes, ancianos, amas de casa, gente común. Los que ni se tomarían la molestia de asistir a un Teatro -no es su prioridad- y los que sí, disfrutan juntos del concierto. Esta gira tiene un precedente no relegado, los conciertos en las penitenciarías cubanas. El 16 de Octubre de 2016, Día de la Cultura Cubana, amaneció el escenario montado en el Establecimiento Penitenciario Combinado del Este, ante reclusos de diferentes generaciones.
En este mismo mes de marzo, acompañado de su esposa, la artista Niurka González, Flauta y Clarinete; Oliver Valdés, Batería, el Trío Trovarroco y como invitado Carlos Varela y su grupo, tuvo lugar el Concierto número 81 de la Gira por Los Barrios. Iniciada desde hace siete años, la ocasión celebró el aniversario 330 de la fundación de la Villa de Regla, desde la explanada donde desembarca la popular lanchita que traslada a sus habitantes hasta la Habana Vieja.
– ¿Qué lo empeña a seguir en la gira por los barrios de La Habana? ¿Cuál anécdota significaría de ello?

Son varias las razones. Una, porque es muy buen camino, porque es justo y porque es hermoso. La gente lo agradece, se pone feliz. Ves familias enteras en los balcones, infinidad de niños, amas de casa que de otra forma nunca hubieran estado. Yo empecé pensando que lo hacía para ayudar y ahora me siento el ayudado. Como que tengo vicio. El mes que no hago un barrio, síndrome de abstinencia.
– De carácter reservado, el trovador suele parecer inaccesible. ¿Cuál es el límite inasible de su amistad? o ¿cómo gana los amigos y los enemigos?

La accesibilidad no sólo depende de una persona sino de un conjunto de factores, incluso del entorno. En relaciones humanas creo ser bastante normal. Aunque las verdaderas amistades necesitan probarse.
“Yo soy de donde hay un río´, evoca al Ariguanabo de las afueras de La Habana – ya no tan cristalino – donde hubo tiempo de crecer junto a la lectura de su padre con textos de José Martí, Juan de Dios Peza, Rubén Darío y una madre con la musicalidad heredada. El color de sus afectos también tiene imagen y aprendizaje.
– ¿Cómo define el amor?
Como una necesidad, como un camino que se escoge.

– Tiene siete hijos, amor y talento, ¿cuál considera de todas, la mayor “bendición” en su vida?

Que semejantes me hayan prestado atención.
De un hombre realista, con suficientes ganas de soñar y expresar la belleza sin pretensión, merecemos conocer. A la altura de sus 70 años, partiendo de la mística como esa capacidad de asombro ante el misterio de las cosas expresada en sus canciones, qué de ello subsiste hoy día.

La capacidad de asombro es cierto apego a la infancia. Acaso haya vidas que no dan esa oportunidad. Otras tienen esa fortuna.
Doy vueltas para entrar en el gran tema de contraste, la muerte. Qué significa para usted la frase de John Keats como epitafio: “Aquí yace uno cuyo nombre fue escrito en el agua”.

Eso que dijo Keats, que sólo vivió 26 años, demuestra que no hacen falta 70 para ver una gran verdad.
– Ya sé que el propósito de un poeta no es el imposible, pero limita con lo sobrenatural. ¿Dónde queda el surrealismo en su obra?

La vida es la que parece avanzar hacia el surrealismo. Lo que querría decir que el naturalismo y el surrealismo podrían llegar a intercambiar papeles.
– Aquí apuro el paso donde el amor mitiga el espanto cotidiano. Vivimos en tiempos de tendencia “egoísta”. ¿Cómo define a “la especie humana”? ¿En qué ésta ha fracasado?
Hay demasiada gente diciendo ese tipo de cosas para que me guste repetirlas. Prefiero lo contrario, que es cada vez más raro. Pero no el optimismo baboso de los ultras, sino el que no cierra los ojos para vernos. Y eso me trae a la memoria: “Dicen que la gente es mala y no merece, / más yo partiré soñando travesuras: / acaso multiplicar panes y peces…”

– Sobre la realidad que vivimos hay otra, y otra. ¿Ha podido escapar de la trampa de la fama o cómo lo asume?

Recuerde que “yo quería cantar encapuchado”. Pero aquello era un deseo condenado al fracaso. Imagínese, en Cuba todo el mundo se hubiera enterado al minuto: “Ese es el hijo de Argelia, la peluquera”. En otros países me hubieran acusado de exaltación al terrorismo.
Silvio
Rodriguez brindó su arte en el Centro Penitenciario
Combinado del Este, 16 de octubre de 2016. Foto: Iván Soca
/ Cubadebate.
Silvio Rodriguez brindó su arte en el Centro Penitenciario Combinado del Este, 16 de octubre de 2016. Foto: Iván Soca / Cubadebate.

– En el viaje de la creación, ¿cuándo música y letra dejan de bifurcarse, para ser una? Mayormente, necesita de alguna sensibilidad herida, pasajera o profunda, para componer?

Para ser una sola cosa, palabras y música sólo necesitan ser canción; género bastante antiguo, adoptado por muchas culturas y maneras, pero que por algo sobrevive.
Alguna vez leí que Gabriel García Márquez, le sugirió en un inquietante vuelo de avión, algunos temas para canciones que no daban para cuentos. Intentó darle “taller” y sólo recientemente dijo, logró algo cantable. Casi nunca trabaja un texto primero y generalmente le pone texto a la música que hace. A la inversa le cuesta mucho trabajo.
– ¿Qué lo inspira fácilmente? ¿Qué valora más la intuición o la inspiración para componer? o si ¿mayormente necesita de alguna sensibilidad herida, pasajera o profunda para componer?

La inspiración parte de un instinto básico, que es el de la imitación. Uno ve algo y lo quiere reproducir, expresar, o sencillamente retener para no olvidarlo. Por ese instinto los bebés llegan a decir mamá. Y otros bebés nos complicamos con instrumentos y metemos ideas en melodías. Lo hacemos tanto que a veces las palabras se nos aparecen ya cantando. No es tan misterioso, en realidad.
– Entonces, ¿qué dicen del Silvio hombre, sus canciones?

Mis canciones me relatan, pero me superan, porque también son mis aspiraciones.
– Laborioso y meditativo ante cada nueva obra discográfica, que suman hasta hoy 19 volúmenes y no por falta de canciones. ¿Qué hay de nuevo en los proyectos discográficos u otros, que lleva simultáneamente?

Este año me lo reservé para terminar algunos de esos proyectos, que parecen interminables. No es que no me guste que sean interminables, creo que tienen derecho a serlo. Pero también me siento con derecho a intentar que no lo sean. En ese estira y afloja estamos ahora mismo.
– Mencione su Discografía más importante. ¿Alguna recomendación?

El próximo. Siempre el próximo me parece el mejor.
– ¿Cuáles son sus temas e intérpretes preferidos de las canciones de su autoría? ¿Son esos, los temas suyos más solicitados?

Compañeros de generación suelen identificarse, por la cercanía, con cierto aliento de las composiciones. Les ha pasado igual conmigo, lo hemos hablado… Y no, no es cosa que tenga que ver con las solicitudes.
– ¿Cuáles son los momentos más trascendentales de su vida artística?

No sucede nada en el mundo, cuando ocurren. Son brevísimos instantes personales de fascinación.

– Leer ha sido su rutina cada mañana, dice que lo necesita. Se confiesa un enamorado de la literatura, la escritura y de la Ciencia Ficción, en específico. Le siguen, la pintura y la música, en cualquier orden. ¿Qué figuras – vivas o muertas- han marcado su formación estética y artística?

José Martí, Rubén Martínez Villena, José Zacarías Tallet. Los poetas de la revista Orígenes. César Vallejo, Pablo Neruda, Walt Whitman, Edgar Allan Poe, Jack London, Alexander Pushkin, Anton Chejov, Vladimir Maiakovsky. Vincent Van Gogh y los impresionistas, Picasso, Bertolt Brecht, Hermann Hesse, Ray Bradbury, Will Eisner, Virgilio Martínez, Walt Disney, Orson Wells, Charles Chaplin. Y sólo estoy empezando…
– Tan pequeño como a los siete u ocho años, compuso su primer poema. Descubre la música clásica a través de dibujos animados, que lo llevan a hacer su propia exploración en la Biblioteca Nacional, donde pasaba horas escuchándola. De todas las incursiones en la música, o ” géneros” ¿cuáles prefiere?
La música que más he escuchado es la orquestal, sinfónica, conciertos, música de cámara. Desde Johannes Sebastian Bach hasta Lien y Rey, pasando por Leo Brouwer. También disfruto de alguna trova y jazz.
– ¿Alguna vez ha compuesto por encargo? ¿Cómo ha sido esa experiencia?

Trabajé bastante para cine y otras formas de arte colectivo. Sé que la música que pueda parecer más espontánea también es una especie de encargo que uno mismo se hace.
Hay algunos kilómetros del río, donde aún se puede navegar en San Antonio de los Baños. Cuando quiere hacer un regalo especial a un amigo, se lo lleva al pueblo donde nació, que fundaron los canarios en 1794. Hoy reconocido por la Bienal del Humor – mucho que ver, también Silvio fue caricaturista- y por la Sede de la Escuela Internacional de Cine y Televisión. De ello da fe su pasión por la fotografía, y la música para cine. Toda su obra es imagen. Como él es un símbolo, en sí. ”La angustia es el precio de ser uno mismo”.

– Lo han etiquetado de tantas formas. ¿Con cuál definición se queda de sí mismo?

El hijo de Dagoberto y Argelia.
– Finalmente. ¿Cuál es su concepto de espiritualidad?

Libre, todo lo libre que podamos ser.
– Los boricuas siempre lo despiden con un “Ojalá vuelva pronto”. Algunos, son los de siempre, los otros son sus hijos. Qué le diría a los seguidores de su música, ya listos para verlo en la presentación del 25 de marzo 2017.

Ojalá así sea.