Aurelio Alonso, colega, amigo de aventuras fundacionales y uno de los coordinadores del homenaje a Fernando Martínez Heredia que tuvo lugar este viernes en la Casa de las Américas, concluyó la jornada confesando que “esto ha rebasado la reunión testimonial que habíamos pensado”.
Durante más de cuatro horas, compañeros suyos, entonces jóvenes en los sesentas, tomaron la palabra para recordar al fundador y director del Departamento de Filosofía de la Universidad de La Habana y de la revista Pensamiento Crítico, dos proyectos que marcaron un antes y un después en intelectualidad cubana después de la Revolución.
Bajo el pensamiento “La rebeldía es la adultez de la cultura”, del propio Martínez Heredia, la sala Manuel Galich acogió a un nutrido grupo de personas entre las que se encontraban algunos que lo acompañaron en las experiencias del Departamento de Filosofía y de Pensamiento Crítico, hasta los más jóvenes que desde el Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello, centro de trabajo en las últimas dos décadas de vida de Fernando donde fungió como director, han continuado su legado.
Uno de los momentos más destacados del homenaje fue la intervención del Dr. José Millar Barruecos (Chomi), quien era el rector de la Universidad de La Habana durante la existencia del Departamento de Filosofía, y secretario personal de Fidel por más de cuarenta años.
Chomi compartió algunas historias relacionadas con las complejas condiciones de aquellos años en que los debates, reuniones, discusiones se producían a toda hora en la Universidad. Contó que en una ocasión una reunión con Fernando sobre la militancia en el PCC duró 24 horas. “Fidel iba constantemente y yo vivía allí. Se trataba de una batalla por la verdad y la honestidad. Sobre el Departamento, Fidel dijo que era profundamente revolucionario y creador”.
Chomi llevó una libreta que recoge los apuntes de las reuniones con el Departamento de Filosofía, algunas de ellas con la presencia de Fidel. “Esta libreta tiene casi cincuenta años. Aquí está todo. Eran discusiones fuertes, esto puede dar cosquillas. Yo estoy dispuesto a entregársela a ustedes, junto con la colección completa de Pensamiento Crítico que poseo. Pero quiero que esté abierta al público, no en una biblioteca donde no se consulte. Creo que es importante que esto se conozca, sobre todo, para los más jóvenes”.
Esther Pérez, compañera en la vida y la obra de Fernando, le pidió a Chomi ser la depositaria de esos apuntes y se comprometió a transcribirlos. “Ahí está la gran batalla política, ideológica y moral del Departamento”, dijo Chomi.
Fidel fue un aliado, según relató el Dr. Millar, porque hubo una comunión de valores éticos y morales de la Revolución. “Fidel quería cambiar el concepto de universidad como una fuerza telúrica en la sociedad. Me decía que yo no tenía que administrar ni cuartear las ideas, sino facilitar las discusiones.”
“Fernando tosía y discutía mucho. Hizo un trabajo extraordinario, con aquellas ideas, se lograron gracias a ese espíritu de transformación colosal del comandante en la universidad. Fueron años con muchos problemas. Se discutía duro, pero ese departamento fue revolucionario siempre, digno y responsable, con sus características, porque todo eso fue parte de la riqueza en que se fundó un nuevo concepto de universidad.”
Esther informó que en el Centro Martin Luther King la Biblioteca abrirá un ala con el nombre de Fernando Martínez Heredia que ya contiene hoy los volúmenes que le pertenecían y que incluye también toda la papelería, las revistas y documentos que Fernando acumuló durante su estancia en Nicaragua durante los ochentas.
Al mencionarse el nombre de Marta Pérez Rolo, presente en la sala y una de las autoras de la iniciativa de este Homenaje, Chomi comentó: “Ah, ese nombre aparece en los apuntes. Ella era muy dulce, pero a la hora de discutir, sacaba un bate”.
Por su parte, Rebeca Chávez, le pidió a Chomi la necesidad de que esos apuntes vieran la luz y también de que esa imagen de Fidel fuera reivindicada, especialmente, en los momentos actuales de la Revolución.
A continuación, muchos amigos y colegas, acompañaron a Aurelio en la mesa evocando recuerdos, anécdotas y valoraciones de Fernando. Uno de ellos, Ricardo Jorge Machado, confesó que fue él quien tuvo el primer contacto con Fidel en la Plaza Cadenas con apenas 23 años. Contó que en una de esas conversaciones, Fidel le dijo que él era de esos que estaban diciendo que él no se había leído El capital y que no era marxista. Ya se sabía quiénes eran los que estaban comentando eso y se lo habían atribuido al grupo de Departamento. Machado recuerda que le dijo, “usted está completamente equivocado”. A partir de ahí, el vínculo se profundizaría y sistematizaría con el Departamento.
Muchos hablaron de la coherencia de la vida de Fernando, de su humildad, honestidad y modestia y de la necesidad de replantearse su pensamiento desde la discusión de muchos de sus temas que hoy siguen vigentes y que son desafíos de la Revolución. “A veces vemos que toman una frase de él de manea superficial, tirios y troyanos”.
Orlando Borrego, ex Ministro de Azúcar y viceministro del Che, se refirió a la importancia del pensamiento de Fernando en su formación intelectual. “En estos momentos recordar a Fernando es un instrumento de mucho valor desde el punto de vista del valor y de la transcendencia de su pensamiento.”
Rubén Suárez (Purito), por su parte, insistió en que hay que difundir la figura de Fernando no solamente como un hombre de pensamiento sino también como un hombre de la Revolución latinoamericana.
El poeta Víctor Casaus confesó que habló motivado por la presencia de Chomi y recordó el texto de Fernando publicado en El Caimán Barbudo, “El ejercicio de pensar”, un texto que sigue siendo clave. Recordó que cuando cerraron El Caimán y esa generación de poetas salió de la publicación, Roberto Fernández Retamar le aconsejó que no se convirtieran en las viudas de El Caimán, como había sucedido con Lunes de Revolución. Casaus trajo a colación la anécdota para decir que efectivamente, esa generación de Pensamiento Crítico, no se convirtió en las viudas de la revista.
Alejandro Gumá habló en nombre de la generación más joven, discípulo directo de Fernando en el Marinello. “Ellos no fueron las viudas de Pensamiento Crítico. “Fernando hacía énfasis en la necesidad de un bloque intergeneracional como elemento de un nuevo bloque histórico en la Cuba actual. En el curso intensivo que nos impartió, cristalizó la necesidad de una nueva organización, quizá más difícil porque quizá está menos claro todo. Quizá porque la confrontación y la lucha tienen que enfrentarse a un problema serio, a las propias creaciones de la Revolución. ¿Cómo lograr que esas creaciones se transciendan así mismas, cómo no negarlas? La idea de Fernando era partir de las condiciones pero no para someterse a ellas, sino para superarlas.”
Contó que el propio Fernando bromeaba que su hija Liliana le preguntó, “Papi, ¿tú eres el jefe de la generación del silencio?”. Gumá concluyó, “El único homenaje que merece Fernando es de la práctica. No son la generación del silencio, han persistido en defender las ideas.”
Agregó que “los peligros de los más jóvenes es convertirse en la generación de la repetición. Estamos abocados a nuevos desafíos, debemos crear nuevos medios, para que el campo de la Revolución sea más rico y se acerque a lo que fue. Necesitamos recuperar la riqueza de aquellos tiempos.”
Aurelio concluyó leyendo un mensaje de Elena Díaz, quien no pudo estar presente, quien lo nombra como el Elegguá, por todas las puertas al pensamiento que abrió.
Como anunciara Esther Pérez, la biblioteca de Fernando está asequible al público en el Centro Martin Luther King y el Marinello también atesora gran parte de su obra. Los apuntes de Chomi que hoy fueron comprometidos a Pérez también serán una fuente pública para investigadores y estudiosos de la obra de Fernando y de Pensamiento Crítico.
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