miércoles, 10 de mayo de 2017

La agonía de Guiteras


Por: Harold Cárdenas Lema

Los héroes cubanos mueren jóvenes o viven lo suficiente para ser incomprendidos. Ya lo sabía Mella, que acosado[1] por el partido que fundó y bajo peligro de muerte por el tirano de turno, apenas sobrevivió algunos años en México. También lo supo Villena, reconocido líder del Partido Comunista en Cuba que por su condición intelectual murió sin poder ejercer como secretario general de la organización. Cuando murió Antonio Guiteras a los 28 años de edad, era el revolucionario que más logros concretos había otorgado a la clase obrera en su país, debiendo sufrir los ataques de la derecha imperialista y la incomprensión de la izquierda ortodoxa, así terminaba su agonía.

Su conexión con Julio Antonio Mella es de una increíble coincidencia. Esta iba más allá del nombre que compartían, ambos de madre norteamericana con raíces irlandesas, hablaron primero el inglés que el español. Mella con un abuelo considerado héroe de la independencia en República Dominicana, el segundo con un tío fusilado por contrabandear armas a Cuba y un tío-abuelo irlandés de pasado heroico. Ambos vivirían la agonía de luchar contra todos los fuegos.

Las primeras palabras del pequeño Tony fueron: “I want to go out”, él que en el futuro será calificado por la revista Time como “el más antinorteamericano y antimperialista”.

Durante el Gobierno de los 100 Días dirigió tres ministerios a la vez: Guerra, Marina y Gobernación. Su papel fue clave para los avances populares que tuvieron lugar bajo el gobierno de Grau, pero fue mayormente incomprendido por parte de la izquierda y en especial por el movimiento comunista. Guiteras pasó su ministerio liberando a los comunistas que Fulgencio Batista encerraba, enviando un ramo de olivo que cada día era ignorado por la testarudez disfrazada de disciplina partidista. Muy criticado por oponerse al entierro de las cenizas de Mella, sabía que era el pretexto ansiado por Batista para hacer correr sangre revolucionaria, y así ocurrió. También culparon a Tony por eso.

Como revolucionario que medía bien la correlación de fuerzas, no temió ser ministro de un gobierno capitalista, sino que ocupó tres carteras ministeriales a la vez, desde las cuales logró profundas conquistas sociales. Fumando constantemente, alimentándose de café con leche, durmiendo en el sofá de su oficina y evitando que le dijeran doctor. Compensaba su frustración siendo un revolucionario útil. Aun así, el movimiento comunista insistía en llamarlo “social-fascista de izquierda”. La grandeza de Guiteras también radica en ver más allá y ser mejor que sus críticos, en no atacar al Partido incluso siendo atacado por él, lección histórica.

Su agónica contradicción de revolucionario incomprendido, se agudizó por la persecución policial. Al terminar el Gobierno de los 100 Días vivió oculto en la Habana, aunque no había orden legal en su contra, era el enemigo público número uno. En una ocasión que iba en automóvil, un policía lo detiene y va a inspeccionarlo, cuando se acerca encañona al gendarme y le dice: “¿a quién está buscando? ¿A mí?”, el policía pide disculpas y retrocede sin hacer mucha resistencia. En otra ocasión cuando la casa donde estaba fue rodeada por los soldados, sale caminando muy amoroso tomado de la mano de la novia.

Los aires comienzan a cambiar en el seno del Partido Comunista. Si en septiembre de 1934 arremetían contra Tony y le llamaban “el tipo más peligroso”, después de proclamada la táctica del frente popular en la Conferencia con los Partidos Comunistas de América Latina, los cubanos reciben indicaciones de acercarse a Guiteras y su organización Joven Cuba. Ya es tarde, la muerte le espera.

Su agonía termina el 8 de mayo de 1935. Cuando un venezolano le dice a un cubano en la costa de la bahía de Matanzas: “antes de rendirnos nos morimos…”, la respuesta del otro no se hizo esperar: “nos morimos”. Instantes después caían de un disparo al corazón y otro en la cabeza Antonio Guiteras Holmes y Carlos Aponte. Tony muere joven e incomprendido aun, sin tiempo suficiente para materializar una alianza con el movimiento comunista, su aliado natural.

Luego de su asesinato en el Morrillo, sus restos fueron robados del cementerio de Matanzas por El Viejo, un miembro de Joven Cuba. Tres décadas estuvieron en una pequeña caja en el sótano de la casa de El Viejo en Marianao, no importó que Batista le ofreciera 50 000 dólares, no los entregó y no es hasta 1970 que llegan a manos del entonces Ministro del Interior de Cuba. El delator que provocó la muerte de Guiteras recibió por su acción 40 000 pesos y un ascenso a capitán de corbeta. Un año exactamente después de la muerte de Antonio, un grupo de Joven Cuba le hizo un atentado con bomba que le costaría la vida. La traición se pagaba caro.

Los héroes mueren jóvenes o viven lo suficiente para ser incomprendidos, pero el tiempo absuelve. El Partido Comunista actual, reconoce en Tony uno de los grandes hombres de su tiempo, y con esa dosis de justicia histórica termina esta historia. Solo queda aprender de él y no poner a los revolucionarios actuales en una disyuntiva así, o la agonía de Guiteras seguirá por mucho tiempo.

Para contactar al autor: haroldcardenaslema@gmail.com

[1] Baste este ejemplo para demostrar la incomprensión que sufrió Mella por parte de sus compañeros. El 31 de mayo de 1926 el PCC escribió, en carta dirigida al Partido Comunista de México (PCM), que el recién llegado a sus tierras era “(…) un perfecto y descarado saboteador de los ideales comunistas, a quien le tenéis que negar toda relación (…) un líder extraviado que no descansa en sabotear, por infinitos medios, nuestra heroica labor (…)” El PCM no se dejó impresionar. Los comunistas mexicanos lo aceptaron en sus filas y perteneció a su Comité Central, incluso llegando a sustituir al Secretario General entre junio y septiembre de 1928. Ver en el Archivo Estatal Ruso de Historia Político-Social (RGASPI), Fondo 495-105-2, f. 23

No hay comentarios:

Publicar un comentario