miércoles, 10 de mayo de 2017

El ambivalente, los yanquis y el “extremista de izquierda”




Por Iroel Sánchez

 por La pupila insomne
En noviembre de 1933 un gobierno no reconocido por Estados Unidos se tambaleaba en Cuba. A la cabeza estaba el profesor universitario Ramón Grau San Martín, que había llegado al poder tras el derrocamiento del dictador Gerardo Machado, y se debatía entre varias tendencias políticas. A la jefatura del ejército había ascendido Fulgencio Batista, quien se convertiría en el hombre fuerte de los norteamericanos en la Isla y como Ministro de Gobernación, Guerra y Marina se desempeñaba Antonio Guiteras, a quien el embajador norteamericano Caffery coincidía con su antecesor Sumner Welles en calificar de "extrema izquierda". 
El Partido Comunista cubano de entonces, presa de un sectarismo originado en  el seguidismo moscovita de la Internacional, no comprendió a Guiteras, pero el imperialismo norteamericano sí. Varias de las fuerzas involucradas en el que quedaría en la historia como “Gobierno de los Cien Días” detectaron las visitas de Batista a la embajada norteamericana y las presentaron al presidente, acordando un juicio sumario con la intención de destituirlo y ajusticiarlo. El juicio no llegó a realizarse porque Grau –atrapado en sus miedos- dio por válidas las balbuceantes justificaciones del antiguo sargento que pocas semanas después lo derrocaría. “Los que se perdonan hoy, nos matarán mañana” cuentan que dijo Antonio Guiteras, quien luego de la caída del "Gobierno de los Cien Días" fundó la organización armada TNT y posteriormente La Joven Cuba que proclamó "como esencial el credo antiimperialista" y se proponía en su programa la conversión de Cuba en un Estado socialista. 
La historia dio la razón a Guiteras, Fulgencio Batista no sólo asesinó a quien el Che llamó "el más puro luchador antiimperialista" sino a miles de cubanos, dejando un saldo de sangre y corrupción que superaría al de Gerardo Machado.
Y es que los cubanos nos hemos movido siempre entre los discursos del radical (Guiteras), el ambivalente (Grau) y quienes desde el Norte acusan de "extremismo" al radical pero alimentan la traición del verdadero extremista (Batista). Cada vez que leo el cantinfleo equidistante sobre Guiteras de quien asiste a menudo a la embajada yanqui en La Habana y critica a la Revolución que envía médicos a los refugiados saharahuis mientras él va con fondos del imperio a cenas de lujo en Marruecos... sonrío, solo sonrío pensando en lo que haría el líder de La Joven Cuba con él.

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