Me solidarizo con Aurelio Alonso en su “Carta abierta a Enrique Ubieta” difundida por Segunda Cita el pasado 23 de agosto. Reconozco en Aurelio su sobresaliente historia revolucionaria y su bien ganado prestigio intelectual y humano en Cuba y en el extranjero. Comprendo su inconformidad con el discurso ofensivo con que Ubieta lo trató en el artículo “La pregunta esencial”, del 10 de agosto en el blog “La Isla desconocida”.
No obstante esta aspereza, me regocijo por el debate desatado -por ahora en INTERNET- entorno a diferentes concepciones económicas y políticas existentes en la Cuba de hoy con vistas al presente y futuro de nuestra nación. Es el comienzo de un proceso imparable que, más temprano que tarde, abarcará también los medios impresos y de amplia difusión del país. Lo que debemos ir aprendiendo es a mejorar la cultura del debate para que el intercambio no se convierta en un torneo literario con descalificaciones personales. La controversia no es entre las personas que participan, sino entre las ideas expuestas, las cuales deben fundamentarse con suficientes argumentos.
Apoyo la idea de Aurelio acerca de “propiciar la existencia de un abanico de reflexión con la mayor amplitud posible de posiciones.” Este abanico debe incluir las diferentes tendencias que se proyectan dentro de Cuba y entre los cubanos residentes en el exterior con vistas al fortalecimiento de nuestro proceso socialista. Vivimos tiempos nuevos. Hay que tener sentido del momento histórico y cambiar todo lo que debe ser cambiado. No podemos negarle a Pedro Monreal, a Julio Carranza, a Cuba Posible y a otros muchos más a que digan, escriban y divulguen sus ideas. Tampoco estoy de acuerdo que a Ubieta se le expulse del debate político de la Revolución Cubana. Lo que no se puede permitir son las teorías y acciones para derrocar al gobierno revolucionario constitucionalmente establecido. La más importante obra de la Revolución es nuestro pueblo, que ha adquirido una amplia y profunda cultura política. Ella le permite discernir y exigir la mejor opción para lograr su desarrollo económico, alcanzar toda la justicia social y salvaguardar la ya ganada independencia nacional.
La Habana, 28 agosto de 2017
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