Por: Javier Gómez Sánchez, La Joven Cuba
Diariamente uno participa en disímiles conversaciones, dónde se habla de los temas más diversos e inesperados, y si además uno tiene el privilegio de relacionarse con todo tipo de personas, puede llegar a escuchar las declaraciones más peregrinas.
Pero ha sido últimamente cuando he sentido durante algunas conversaciones ese sentimiento amargo que llaman vergüenza ajena.
En los días más recientes he escuchado a tanta gente hacerse eco irracional de los más estrambóticos rumores. ¨Que si vamos a vivir otro Periodo Especial¨. ¨Que si tendremos apagones de 25 horas al día¨. ¨Que si volveremos a 1994 pero en vez de salsa con reguetón¨
En fin, las bolas más exageradas y disparatadas que un grupo humano puede echar a correr siendo solo superadas por Apocalipsis Maya del 2012.
Todo motivado por las medidas de austeridad, término europeo de moda, que el gobierno cubano ha comenzado a tomar luego de una sostenida bajada en los precios del petróleo.
Es necesario entender la paradoja de que el hecho de que los precios del petróleo en el mercado mundial estén desplomados afecta el consumo de hidrocarburos en Cuba.
Como una buena cantidad de países del Caribe y Centroamérica, Cuba importa petróleo a través del programa Petrocaribe. Dicho programa, creado en el 2005 por Hugo Chávez, devino más que un alivio económico en una plataforma de desarrollo, especialmente para aquellos países que han sabido aprovecharlo.
Petrocaribe ofrece créditos a largo plazo y a muy pajo interés, por la compra de petróleo crudo venezolano. No todo el petróleo que importan y consumen sus estados miembros proviene de él, pero por sus ventajas sí su mayor parte. El programa solo está abierto a empresas estatales. Unos 16 países se benefician y en la práctica dependen de su funcionamiento.
Con el tiempo el pago de Petrocaribe se perfilaba no como una mera deuda de los miembros, si no en un fondo de inversión regional similar al que recientemente crearon varios países con China a la cabeza, el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras. Como es entendible la muerte en el 2013 de su principal impulsor, el presidente Hugo Chávez y la compleja situación política posterior en Venezuela afectaron el avance del proceso.
La exportación petrolera es por mucho el primer renglón económico de Venezuela y por lo tanto su principal fuente de divisas. Los altos precios del petróleo en años anteriores permitieron no solo la creación y expansión de Petrocaribe, sino múltiples inversiones en materia social además del lógico sostenimiento de la vida en el país.
La caída de los precios ha disminuido drásticamente la adquisición de dividas para Venezuela así como la existencia de sus reservas nacionales.
Aunque Petrocaribe es un proyecto del gobierno bolivariano, con una fuerte inspiración latinoamericanista y de colaboración regional basada en el principio de Patria Grande, por lo que es lógico que un cambio político en Venezuela amenace su existencia, es muy poco probable que desaparezca al menos en el futuro cercano.
Pero si debido a la coyuntura actual está disminuyendo obligatoriamente su funcionamiento.
Las consecuencias para pequeñas naciones como Nicaragua, Haití, Republica Dominicana, Jamaica, El Salvador, y por supuesto la propia Cuba, pueden ser muy serias.
Sin embargo, si se hace un análisis, tal vez el país que más condiciones tiene para sobrevivir de la mejor manera a esta situación es precisamente Cuba.
A diferencia de sus vecinos tiene una economía mayormente estatal, lo que amén de las diatribas cotidianas de los cubanos, le permite ser una economía planificada. En el país cada año se toman medidas de ahorro energético durante el verano. Se hizo una trasformación de su sistema eléctrico nacional con la llamada Revolución Energética, que lo descentralizó para hacerlo más fragmentado y manejable, con menores afectaciones ante cualquier situación.
Cuba, a diferencia de la gran mayoría del resto de los miembros, produce buena parte del gas y le petróleo que consume. Es entendible que esta situación acelerará la inversión en la extracción nacional.
Según se ha anunciado el país está a las puertas de una segunda sustitución masiva de la tecnología de iluminación, sustituyendo próximamente todos los bombillos llamados ahorradores que remplazaron una vez a los incandescentes, por bombillas led. Se ha hablado de unas 13 millones de bombillas a distribuir. Eso disminuirá notablemente el consumo energético, especialmente el doméstico.
En algunos países cercanos, incluso con Petrocaribe en su mejor momento, la situación energética es penosa. En República Dominicana los apagones diarios sin excepción en gran parte del país superan las 10 horas diarias.
Es posible que el temor de los cubanos sea mayor debido a que la mayoría no recuerda lo que es un apagón más allá de alguna rotura o evento climático y los más jóvenes ni siquiera vivieron el Período Especial.
Como todos los países, la ejecución del presupuesto disponible es anual, y por supuesto está comprometida de antemano y se evita echar mano a las reservas. En medio de un año fiscal es lógico que no sea fácil sacar cientos de millones de dólares para comprar petróleo fuera de Petrocaribe, ni esas compras se hacen de forma expedita.
Lo más probable es que el Estado cubano tenga que comprar durante lo que queda del 2016 y el 2017, el petróleo de otras fuentes para completar su consumo nacional. Claro, no sería con las ventajas de Petrocaribe por lo que significaría un notable impacto financiero. Además de las conocidas consecuencias del bloqueo estadounidense, donde aún no acaba de erradicarse en la práctica la prohibición del uso del dólar.
Pero como quiera que sea se trata de una crisis energética y no de otro tipo. Por supuesto el sector energético es el pilar del funcionamiento de toda la economía y muchos servicios y producciones se verán afectados. Pero no creo, por ejemplo, que los cubanos vayamos a tener por eso un desabastecimiento mucho mayor que el que ya padecemos cada día.
Puede ser que las tiendas incluso abran más tarde y como es habitual cada verano, apagarán el aire acondicionado para que usted pueda encender el de su casa. De hecho la medida de limitar la jornada de trabajo en muchas oficinas y ministerios a medio día, es reducirla al tiempo verdaderamente productivo. El resto de las horas de trabajo no son efectivas pues buena parte del personal se dedica a jugar en la PC o escaparse hacia las tiendas.
La economía cubana y su comercio internacional se encuentran enormemente más diversificadas y con mayores fuentes de financiamiento que en la década del 90. La Cuba de 1994 y la del 2016 no tienen comparación.
Lo que sí es indudable es que la necesidad de desembolsar un mayor capital para el sostén energético del país, llega en un momento en que ese dinero es necesario para acoger inversiones extranjeras, impulsar industrias en expansión como la turística y la minera. También cubrir enormes lagunas en el desarrollo del país como las telecomunicaciones e Internet. Además de satisfacer la cada vez mayor exigencia popular de inversión en los servicios públicos.
La crisis energética será una afectación real además de una nueva y útil excusa en boca de la ineficiencia.
Pero también acelerará la búsqueda de una mayor independencia energética. Nuestra alianza con Venezuela como todas las cosas terrenales tendrá su término. Aunque duro, nos ayudará a hacernos más independientes y por lo tanto más desarrollados tal y como pasó con el padrinazgo soviético o con el fin de la industria azucarera.
En cuanto a la política interna, se cumpliría el más interesante de los escenarios que se especularon cuando las reelecciones de Chávez y Obama – el trabalenguas ¨ (1) Cuba con Chávez y con Obama, (2) Con Chávez pero sin Obama, y (3) Sin Chávez pero con Obama¨- en la práctica, con el socio venezolano agobiado por su situación y una Casa Blanca con relaciones diplomáticas, la tercera opción es la que perece que tendremos por delante.
Esperemos pasar esta situación con la menor afectación posible ya que sin dudas traerá dificultades extras a nuestras vidas.
Mientras, el ser humano seguirá encontrado más placer en la locuacidad que en el análisis. Pero a veces, aunque sea a veces, uno debe poner la vista en el vacío y ocupar su mente en sacar algunas conclusiones. Puede parecer que está entretenido, pero no, esa persona simplemente está pensando.
Para contactar al autor: javiergosanchez09@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario