miércoles, 27 de julio de 2016

LA CULTURA SUMERGIDA


Eduardo del Llano,Publicado: 26-07-2016 en


Hace poco me invitaron a una peña que se celebra en una casa del Vedado. Ya había ido antes, pero la verdad es que entonces no presté mucha atención a los trovadores y poetas que se presentaban. Esta vez fue diferente: escuché a David del proyecto OMNI Zona Franca, me conmoví con las canciones y los clips del primer disco de Juan Carlos Piñol, un vecino mío a quien conozco desde comienzos de los noventa, cuando yo actuaba con GNYO en el Acapulco y él era allí técnico de audio. Me gustó la poesía declamada, la spoken word de un negro joven y flaco a quien veo con frecuencia en otras peñas y en FAC, cuyo nombre no recuerdo. Una chica hizo versiones de Summertime, Oh darlingy Ain’t no sunshine, acompañada estupendamente a la guitarra eléctrica por otra muchacha. Y todavía hubo más gente proponiendo lo suyo, mientras tomábamos ron con cola y hablábamos de literatura, política y tatuajes.


El malogrado festival Rotilla, proyectos como La Manigua, OMNI Zona Franca y Espacio Irreverente, las productoras cinematográficas Quinta Avenida, La Tiñosa Autista o Sex Machine, el disco de Piñol (con invitados de lujo como Kelvis Ochoa, Hansel Arrocha y Rolando Luna) y otros como ese, grabados en estudios privados… Hay una extensísima, inagotable riada de gente con ideas y talento, buscando –y consiguiendo- vías alternativas para su arte, porque las instituciones no les prestan atención… o les prestan demasiada, como a Rotilla. Ya no se trata sólo de obras concretas sino de proyectos multidisciplinarios, plataformas creativas que abarcan música, diseño, artes visuales, poesía, que se promocionan y hacen contactos para conseguir lo que necesitan sin ceder en sus ideas para que el Ministerio de Cultura los acepte. Y vaya si lo consiguen. Hay un cansancio de fondo, la certeza de que las vías institucionales son con frecuencia inoperantes y encima exigen un precio demasiado alto. Algunos espacios abiertos a partir de iniciativa privada logran visibilidad social, como ese milagro llamado FAC; otros no tanto, manteniéndose como una guerrilla cultural urbana. No todo es bueno, desde luego, no todo en la cultura sumergida está destinado a perdurar, pero también es cultura cubana y merece espacios y oportunidades que deberían pertenecerle no a guisa de dádiva sino por derecho.


 La parte visible del iceberg sigue ignorando a la otra. Lo interesante es que a la otra ya no le importa. En definitiva, aun sumergida, es mucho más grande.


P.S.: Recomiendo la serie de novelas de fantasía heroica del autor polaco Andrzej Sapkowski centradas en su personaje Geralt de Rivia. Aun traducidas, impresionan el uso del lenguaje, el humor subyacente, la originalidad de su universo.


P.P.S.: Mi documental Stones pá ti, acerca del estupendo concierto de la banda británica en La Habana el pasado 25 de marzo, ya está en la red. Pueden verlo en  https://youtu.be/fWtiPWXcggo



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