lunes, 20 de febrero de 2017

Amaury, inolvidable en San Juan

Por: Rosa María Fernández



Fotos. Rafael Buxeda Diaz.

En un concierto íntimo, pasional diría, ha quedado nuevamente vibrando Amaury Pérez Vidal, en San Juan, Puerto Rico.

El Teatro Tapia, el más antiguo de la hermosa ciudad caribeña, fundado en 1832, sumó la energía de los ancestros a las ovacionaron de aquellas 17 canciones. Y pudiera parecer algo normal en una ciudad donde se presentan cada fin de semana, tantos intérpretes de relieve internacional, si no les dijera, que hace 34 años, el cantautor cubano, no hacía un concierto acústico, en Puerto Rico.

Amaury vuelve, después de su participación en el exitoso “Concierto Misa Cubana”, obra del Maestro José María Vitier, a finales de octubre 2016. Hacía tanto que no se le escuchaba aquí, que su participación, provocó la repetición de sus canciones.

De manera que anoche, al estar junto a las personas con el rostro iluminado, eufóricas o con el llanto contenido, entonando las letras de su poesía hecha canción, creó algo que va más allá de la “sinergia”, para convertirse en magia.

Y Amaury lo sabía, lo sentía y se entregaba vibrante en la siguiente canción. Así pasaron: “El vino triste”, cantada fuera de escena, como para que el espíritu de su voz, comenzara a recorrer las paredes del vetusto y remozado recinto, o la piel de sus fanáticos, aquellos de 1983, cuando actuó en el Teatro de la Universidad de Puerto Rico. O la de sus hijos. Porque hasta él llegaron varios jóvenes para decirle: -crecimos con tus canciones por tantos años tarareadas por mis padres.

Siguió “Con dos que se quieran”, que en emblemática alegoría – esta vez- dio nombre al Concierto y al propósito, mantener en vuelo “las dos alas” de esa ave que somos, Puerto Rico y Cuba.

Mientras tanto, una bella señora sentada detrás de mí, me dijo, si Amaury no llega a hacernos reír con sus anécdotas, entre cada canción, creo que mi corazón pudo haber estallado aquí mismo. Ella se llama Alma. Y la comprendo, porque con total alevosía, del intérprete emanó una triada en homenaje a los fundadores -como él- de la Nueva Trova cubana. “Te amaré”, “Yolanda” y “Te Perdono”; de Silvio Rodríguez, Pablo Milanés y Noel Nicola.

Así continuó in crecendo:”Cuando no estés con él”, “Amigos como tú y yo”, “Mi amor”, “Romanza del amor incomprendido”. Hasta pasar de sus manos sujetas a la guitarra, al aplauso por quien decidió acompañarlo con ese sentimiento sin par, el cellista boricua de la Orquesta Sinfónica, José Daniel de Jesús “Che”. Ahí se quebraron las más íntimas fibras de la emoción, con “Vuela pena” y “Soneto”. Seguidamente a guitarra, “Dame el otoño”.

“Hacía tiempo que no me entregaba así, en cada canción. Se lo que digo”, confesó Amaury cuando ya iba de retirada. Su reflexión emocionada, casi en un susurro, quizá lo hizo olvidar que había una periodista próxima. “Me ha sido difícil salir de una a otra melodía, porque he ido reviviendo, cada una de las circunstancias que las hicieron nacer”.

“Por ejemplo –continúo escuchándolo- en “Vuela Pena”, aquella canción que dediqué en la adolescencia a mi madre (Consuelo Pérez Vidal, actriz y afamada locutora cubana). Esta noche la he visto, con aquella lágrima que pendía sobre su cabeza, junto a la lamparita forrada de papel. Hasta el color que la matizaba, lo viví. En “Con dos que se quieran”, mi padre (Amaury Pérez García, Director de TV cubana) ha estado aquí, junto a mí. Y eso me lo ha provocado la calidez de este público, que no me olvida”.

En particular destaca, aquella composición de sus 18 años, “Acuérdate de Abril”, popularizada en Puerto Rico por Danny Rivera. Me la piden en cada país que visito, de esas canciones casi “obligadas”, pues aquí ha fluido hoy con tal profundidad, que no sabía cómo pasar de ahí a “Encuentros”. Ambas acompañadas magistralmente al piano, por el maestro puertorriqueño, Luis Marín.


Es entonces cuando ese público enardecido, recibe también la intensidad del pianista en “Hacerte venir” y “No lo van a impedir”, hecha -casi un himno- por la inigualable Lucecita Benítez.

Fue el tiempo justo y espontáneo, para que la alcaldesa de San Juan, Sra. Carmen Yulín García, agradeciera a nombre del municipio capital, quien auspició el evento cultural, con una bandera boricua pegada a su corazón. Así la mantuvo Amaury, quien dijo, no haber recibido un símbolo patrio en ningún otro país. Emocionado, el cantautor la apretó a su pecho, y dijo, permanecería junto a la cubana, en su casa habanera.

Momento exacto para decirle a Puerto Rico: “Yo tengo un amigo que aguanta mi vuelta, con una sonrisa y un sabor a fiesta, que pone su ingenio donde va mi mano y me da su verso a cada verano. Yo tengo un amigo que decir austero, forjador de penas morador de anhelos, que comparte el frío de las despedidas, con el seco abrigo de su voz vencida. Yo tengo un amigo que ríe conmigo, que no anida enojos para mi castigo, que me da su apoyo sin cobrar embargos, que conozco poco y que conozco tanto. Yo tengo un amigo que peca de duende, que me llega y luego se desaparece, de una vez parece en la bondad herido y otras una flor que acariciara un niño. Yo tengo un amigo sin edad ni nombre, que tengo un camino como cualquier hombre, si acaso a lo lejos la nostalgia quema. En el viento indiscreto mi canción le lleva”.

Sigue con “Se te olvidaron”, dedicada al montón de canciones que quedaron como un “aliento” en la pequeña guitarra que le regalara su amigo Silvio Rodríguez. Para concluir, tras dos horas de actuación, “Diario”. Con esos versos que parecieran destinados a este momento, a esta tierra…“entre las algas y los caracoles, me hice una amante fiel a mi manera, sin más defensa que las ilusiones o el vuelo que me trajo una paloma”.

Atrapo entonces, tras bambalinas, revelaciones de tantas personas enamoradas de su poesía y modo interpretativo, a tantos fieles de su música, como quien trajo el mismo disco que él le dedicara en 1983, para recibir su segunda inscripción: “Para Edda: un beso grande de tu amigo de siempre, Amaury P. R. 1983”. “A Edda, que me esperó… Tu Amaury, PR. 2017.”

O el comentario hoy, de José Orlando López, dedicado a los productores, José Rivero de Milestone Communications y Papo Coss, de En otro tono: – “Hermano, el espectáculo fue majestuoso y mágico. Su grandeza fue la maravilla de la sencillez, cuando un manto gigante de talento sin límite, cubre el escenario y al público. Mi respeto a ti y a un compañero y maestro”

Para que esa encantamiento sucediera, tuvo su intervención especial Quique Benet, inigualable maestro del diseño de luces, Josean Ruiz, con impecable sonido de la sala, profesionales de WIPR-TV, a cargo de la grabación del Especial Musical de categoría internacional y el premiado sonidista Bertie Rodriguez, quien asegura el sello de calidad, para que surja de este espectáculo, el disco que inicie la Gira Mundial de Amaury en 2017, “Con 2 que se Quieran”.

Unas horas antes de partir de su entrañable San Juan, el cantautor cubano dijo:

“He venido a cantar en la tierra de los grandes intérpretes, y estoy realmente impresionado con la manera en que aprecian mi estilo. Hay una tarja en Cuba, en una casa donde vivió Rafael Hernández, el reconocido compositor boricua -(permaneció en Cuba desde 1920-24 recorriendo armonías de sones y boleros cubanos) – donde dice que, Cuba es la tierra de los mejores autores, y que las voces, nacen en Puerto Rico. Entonces, que valoren mi obra como cantautor, me hace doblemente feliz. Cuando tú te encuentras a tantas personas que elogian el trabajo y la actuación, como sucedió anoche, sientes ese orgullo sano, porque viene desde el criterio autorizado y el corazón de los puertorriqueños. Ese Puerto Rico que es como el humo: inabarcable, inapresable y siempre libre”




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