domingo, 13 de noviembre de 2016

VII Congreso y propuesta de modelo: interrogantes e inquietudes sobre el presente y el futuro de Cuba






I. PARA CONSTRUIR UN MODELO DE DESARROLLO EFICAZ HACE FALTA QUE LO DIRIJAN PERSONAS EFICACES FORMADAS TAMBIÉN A PARTIR DE UN MODELO


El VII Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC) hizo mayor énfasis que el anterior en el tema de la “conceptualización” del modelo de desarrollo para Cuba. Los asesores del gobierno han redactado un documento de cuatro capítulos, que comenzó su circulación en el mes de mayo último, a fin de ser discutido por la ciudadanía. Sobre este proceso la prensa ha informado muy poco. No presenta evidencias de que en la versión actual del documento se incluya, con la debida prioridad, el tema de la formación de los cuadros que son los principales ejecutores de modelo. Creo que de este asunto parte todo, por eso debe ir primero.


Sobre el tema, la sociedad cubana ha recibido dos potentes mensajes. El primero, enviado muy temprano, en 1960, por el Che Guevara, cuando en su conocido ensayo enarboló la tesis de que el “cuadro era la columna vertebral de la Revolución”. El segundo, en 1975, en el Primer Congreso del PCC cuando se emitió una pertinente y detallada resolución sobre la política de cuadros. Sería difícil sostener la afirmación de que fueron escuchados en profundidad.


El primero en reconocerlo ha sido el presidente Raúl Castro, que ha tocado el tema en varias ocasiones, no sin cierta amargura. Se ha referido a la actividad como “falta de rigor y visión”, cuyas deficiencias han ocasionado que “no podamos contar con una reserva de sustitutos experimentados y maduros, y con preparación suficiente”. Esta resolución sobre política de cuadros pudiera incluirse también en los documentos del Partido que han sido “casi todos olvidados, sin haberse cumplido”, al decir del propio Presidente.


La educación para dirigir se convirtió en una especialidad cuando, en 1908, la Universidad de Harvard creó un programa para ingenieros y economistas —son las dos fuentes principales para asumir cargos de dirección—, con el objetivo de “elevar su nivel profesional en la ciencia de la Administración”; ciencia que ha subestimado el socialismo. Más tarde esta universidad creó un modelo de desarrollo de dirigentes que, gradualmente, fue exportado a más de 50 países y utilizado como potente instrumento de dominación.


Los países socialistas, por el contrario, “botaron al niño junto con el agua sucia de la bañera” y asumieron que, junto con la Cibernética, la Administración era una ciencia burguesa a la que no había que hacer mucho caso. De aquí se derivó el funesto postulado de que “dirigir no es una profesión, sino una tarea”, probablemente uno de los más graves errores que ha cometido el socialismo. Fueron los soviéticos los que contaminaron con este concepto primitivo al resto de los países socialistas, incluida Cuba.


En general, nuestros programas de formación de cuadros han sido omisos, insuficientes y sin orientación al largo plazo. Han mostrado un agudo contraste con las tendencias predominantes a escala internacional en los países avanzados, donde los mismos reciben la máxima prioridad. Tienen como promedio entre 1 500 y 2 000 horas, mientras que los programas actuales oficiales, activados después del VI Congreso del PCC, solo alcanzan 300 (diplomados de Gestión Empresarial y de Administración Pública). Como rasgo positivo debemos señalar que se realiza una selección de los graduados más destacados que pasan a un perfeccionamiento de un año de duración.


Cada vez que el país recibe un jefe de Estado, el periódico Granma publica una síntesis biográfica. He apuntado los datos principales de un gran número de ellos: de Ecuador, de China, de Irán, de la Federación Rusa, de Estados Unidos Mexicanos, de la República Gabonesa, del Rey de Lesoto, del Secretario General del Partido de Vietnam, de Namibia, del presidente de la República de Cabo Verde, del Primer Ministro de la República de Guinea Bissau y del papa Francisco, por mencionar solo algunos.


Todos tienen una o dos maestrías terminadas y la mayoría han realizado doctorados. No son pocos los países que priorizan la formación de su segmento dirigente de alto nivel según rigurosos estándares internacionales. Al menos con diez años de anticipación seleccionan a los candidatos para los altos cargos. Y lo hacen según un plan de formación a largo plazo que, en muchos casos, incluye intercambios programados con los líderes científicos del país.


Concluyendo: si en estos momentos en Cuba no existe la identificación de un grupo significativo de jóvenes con talento y comprometidos con el modelo/visión de país que defendemos, y sujetos a un plan de desarrollo a largo plazo, el futuro de la nación está en peligro.


II. NECESIDAD DE OPTIMIZAR LAS RELACIONES ENTRE CIENCIA Y GOBIERNO


Según los expertos fue el gobierno inglés, durante la II Guerra Mundial, el que descubrió la necesidad de establecer nexos orgánicos con la comunidad científica del país. El objetivo inicial era elevar la calidad de las decisiones relacionadas con la conducción de la guerra. Posteriormente esta práctica se extendió a los temas de política y economía en los países desarrollados de Occidente. Surgieron entonces los llamados “tanques pensantes”, integrados por científicos/investigadores experimentados, vinculados estrechamente a los gobiernos.


Los estudiosos del impetuoso desarrollo de China, por ejemplo, atribuyen una importancia decisiva a este factor de integración entre la élite científica del país y las estructuras del gobierno. Ellos crearon siete grupos de pensamiento anexos a la dirección del Partido en diferentes regiones del país. Fueron diseñados para abordar, con criterios amplios y flexibles, todos los temas del despliegue del modelo bajo Den Xiao Ping (1904-1997).


Él convirtió en concepto clave la idea de “desarrollo con orientación socialista”, en el que la categoría “desarrollo” asumió el carácter de factor de determinación. El gobierno chino creó institutos de investigación por cada rama industrial, donde investigadores profesionales realizaban estudios previos antes de aplicar cada decisión. Lamentablemente, una propuesta como esa no tiene equivalente en la situación cubana. En no pocos lugares predomina el empirismo y la improvisación, a pesar de las advertencias sobre el tema realizadas por el Presidente.


Otro aspecto muy vinculado al despegue del gigante asiático ―que algunos no quieren mencionar― fue el regreso al país de decenas de miles de científicos y directivos empresariales chinos que fueron enviados a Estados Unidos en los años 80, durante el gobierno de Richard Nixon (entre 1969 y 1974). Fueron 100 000 jóvenes talentos a estudiar en las universidades norteamericanas. Se quedaron en Estados Unidos aproximadamente la mitad; los chinos no tomaron represalias contra ellos, al contrario, mantuvieron buenas relaciones con sus familias.


En las dos décadas siguientes aquellos jóvenes se integraron a la comunidad científica/empresarial estadounidense escalando a posiciones relevantes. A principios del nuevo siglo, producto de una inteligente política del gobierno chino, decenas de miles de intelectuales comenzaron a regresar al país, insertándose en el tejido de la comunidad científica y en la institucional del Estado y el gobierno. Hoy, por ejemplo, el ministro de Ciencia y Tecnología chino es uno de aquellos jóvenes que ocupó durante años altos cargos en la esfera de la investigación en grandes consorcios industriales norteamericanos. Fue una fuga de cerebros al revés. Muchos consideran este hecho como uno de los factores decisivos del exitoso modelo chino.


En cuanto a Cuba, la situación es algo contradictoria. En primer lugar, el movimiento científico cubano muestra un marcado carácter asimétrico. De una parte, encontramos un desarrollo de estándar internacional en la esfera de las bio-ciencias y en algunas ramas de la tecnología. Y, de otra, un nivel relativamente inferior de las ciencias que tienen una relación directa con el comportamiento humano: la economía, la sociología y la psicología, entre otras.


En segundo lugar, se observa un movimiento en zig-zag en la dinámica de las relaciones entre ciencia y gobierno. Así, en los años 80 del pasado siglo, el gobierno cubano (Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros) insertó en sus oficinas un grupo de investigadores experimentados con un conocimiento realista de la actividad social y económica del país, que llegaron a tener una participación bastante directa en los asuntos de gobierno. Hay que atribuirle a Carlos Lage el desmontaje de todo ese aparato de asesores, que fueron sustituidos por dirigentes juveniles sin formación científica.


En años recientes el gobierno ha realizado esfuerzos significativos por reiniciar relaciones más estructuradas con la comunidad científica del país, sin que se hayan alcanzado los niveles de interacción que existieron antes, especialmente en las ciencias económicas y sociales, sin dudas, decisivas para la construcción del modelo.


Las dificultades residen, de una parte, en que el personal científico debe aprender a manejar un lenguaje con mayor orientación a la práctica sin menospreciar la teoría; y de otra, que los funcionarios del gobierno deben estar preparados para desafiar a los especialistas en su propio terreno. Sería necesario, también, modificar la política de realización de doctorados y ajustarla (especialmente en las ciencias sociales y económicas) a las de los países avanzados (Suiza y Alemania, por ejemplo).


III. NECESIDAD DE VALORAR EN PROFUNDIDAD LAS EXPERIENCIAS DEL SOCIALISMO EUROPEO Y OTRAS EXPERIENCIAS DE DESARROLLO CONTEMPORÁNEAS


Marx, en el prólogo al primer tomo de El Capital, afirmó: “una nación puede y debe aprender de la otra”. Ello tiene una enorme actualidad para el socialismo cubano. Este aprendizaje tiene tres planos:


1. La necesidad de completar una interpretación de profundidad del socialismo europeo, del cual se han reconocido solo sus errores, dejando de lado sus aciertos, que no fueron pocos.


Aunque en los años 90 se produjo una literatura relativamente abundante sobre las causas del derrumbe del socialismo europeo, en su mayoría esta fue escrita por los adversarios del sistema y apenas circuló en Cuba. El análisis de esa experiencia es un patrimonio común para todo país que intente construir una sociedad post-capitalista. Se percibe cierto déficit de interpretación sobre la naturaleza del nuevo sistema. Este se caracteriza por desencadenar, desde sus primeras etapas, una espiral de complejidad cuyo ritmo de desarrollo es superior a la capacidad que necesita el segmento dirigente para comprender satisfactoriamente la dinámica de los procesos que se desencadenan. De ahí que una buena parte de las decisiones que pretenden regular estos procesos asuman un carácter errático, especialmente en la esfera de la producción material.


2. La necesidad de una valoración sistemática de la propia experiencia cubana identificando ―mediante monitoreo continuo― los aciertos y los errores. Aunque existen algunos estudios valiosos ―principalmente algunos doctorados― sobre temas económicos y sociales, pudiéramos afirmar que se encuentran todavía en una fase de desarrollo cuantitativo. Es demasiado pronto para esperar obras de síntesis, que contengan valoraciones cualitativas de la experiencia cubana.


3. La necesidad de dar seguimiento a las experiencias de proyectos contemporáneos, tanto los de corte socialista (China y Vietnam), como los de carácter emancipatorio que han surgido en América Latina. Aquí no se excluyen los provenientes de los países capitalistas que posean alguna racionalidad.


IV. RASGOS DE LA FORMACIÓN DEL MODELO Y ROL DEL ESTADO EN SU DISEÑO


Un modelo es una ficción, una representación de un segmento de la realidad exterior, una mirada al futuro que se configura en la mente de las personas. Su calidad y pertinencia depende del nivel de preparación profesional de los gestores, en este caso los miembros de la comunidad científica y los funcionarios del Estado. Entre la estructura y propiedades de estos como organización, y la propia construcción real del modelo, existe una interacción recíproca.


El Estado es el principal instrumento para construir el modelo. De los atributos de este (capital intelectual e integridad moral), depende el despliegue acertado del modelo. Una vez que este avanza en su construcción, de su propia naturaleza van surgiendo las exigencias al aparato estatal y a la comunidad científica. Ambos deben aguzar los oídos para interpretar eficazmente las señales que este envía desde su realización concreta.


El nivel de introducción y funcionamiento en la práctica del modelo se elevará en la medida en que este vaya adquiriendo propiedades sistémicas, es decir, que se produzca una adecuación pertinente entre las relaciones entre sus diferentes elementos. Es decisivo identificar las distintas funciones que han de cumplir cada uno de ellos, distinguiendo ante todo aquellos que cumplen funciones motrices, o sea, que introducen energía en el proceso.


El principal es el relacionado con el desarrollo del “capital humano” encargado de introducir las capacidades intelectuales y éticas en los diferentes niveles del sujeto de dirección. Así, el modelo debe tener propiedades sistémicas para poder trasmitirlas a la propia realidad y reducir sus tendencias caóticas. Es un asunto, sobre todo, de gestión del conocimiento, cuyos principales actores son el Parlamento y el Poder Ejecutivo de la nación, donde se gestan las decisiones fundamentales.


A diferencia de otros países, Cuba no dispone de una carrera a nivel universitario sobre Administración Pública. En la Universidad de La Habana se creó una en los años 40 (donde se estudiaban las disciplinas relacionadas con la administración del Estado y sus principales procedimientos administrativos), pero fue suprimida por la reforma de la Educación Superior de 1962. En años recientes se crearon dos modalidades de superación en este campo: a) una maestría en Administración Pública en la Universidad de La Habana y b) un diplomado con la misma temática en las escuelas ramales de los Órganos de la Administración Central del Estado; pero aún falta la carrera universitaria.


Es necesario abandonar la idea de que la capacidad de control y fortaleza del Estado reside en la cantidad de funcionarios ―que saben muy poco― y asumir el principio de que la buena administración estatal depende de pocos funcionarios que sepan mucho.


V. EL PAPEL DECISIVO DE LOS ÓRGANOS DE FORMACIÓN DE CONCIENCIA EN LA SOSTENIBILIDAD DEL SISTEMA SOCIAL


Uno de los factores claves para la sostenibilidad de un sistema social reside en la capacidad de la clase dominante para impregnar de su sistema de valores (su visión del mundo) a la mayoría de los ciudadanos de los diferentes segmentos sociales y hacerlos prevalecer. Los siglos de experiencia y el desarrollo alcanzado en las técnicas de manipulación de las conciencias le han permitido al capitalismo ganar mucho espacio en este terreno. Lamentablemente, no ha sido así en la sociedad socialista, incluida la nuestra, que también ha subestimado el desarrollo de las ciencias del comportamiento y su consiguiente aplicación a la política, las tecnologías de construcción de consenso, su introducción en el sistema educativo y el uso de los medios masivos.


Sobre el sistema educativo


Los estándares cubanos en esta esfera se mantienen por encima de los países del sur y muy cerca, incluso, de algunos países avanzados. Sin embargo, puede observarse que todavía la influencia de los enfoques tradicionales pesa demasiado. Permanecen a cierta distancia de los que ocupan la vanguardia en las transformaciones cualitativas de sus modelos de enseñanza, como Suiza e Israel (consideraciones políticas aparte). Todavía predomina en la enseñanza el factor memoria, la reiteración y la independencia cognoscitiva es insuficiente en sus diferentes niveles.


La enseñanza con enfoque basado en solución de problemas es todavía una excepción. La transición de un modelo de enseñanza basado en las habilidades cognitivas de bajo nivel ―memoria y pasividad docente―, hacia uno de predominio de las habilidades cognitivas de alto nivel ―solución de problemas y creación de comunidades de aprendizaje― avanza a un ritmo muy lento. En los programas televisivos dedicados a los problemas de la educación predominan los temas relacionados con la reparación de las escuelas, la distribución de uniformes y el completamiento de plantilla de profesores. De la matriz filosófica-educativa que sustenta al sistema apenas se habla.


Todavía la médula del sistema es enseñar a adaptarse a las relaciones sociales, más que orientarse hacia la dinámica de cambios continuos y complejos que caracteriza la sociedad contemporánea a la que Cuba está integrada. A principios de los años 60 escuché a uno de los mejores Ministros de Educación que hemos tenido lanzar la consigna: “todos los talentos a la producción”. Pocos años antes, los japoneses lanzaban otra diferente: “todos los talentos a la educación”; a sabiendas de que la profesión de maestro es el padre y la madre de todas las profesiones.


Unos 20 años más tarde los japoneses sorprendían al mundo creando una sociedad que se convirtió en ejemplo de eficacia y productividad; se convirtieron en país de referencia a escala mundial. Hicieron una reforma vertical del sistema educativo, articulando simultáneamente sus diferentes niveles sobre la base de la generalización del concepto de creatividad y aprendizaje orientado a la solución de problemas no estructurados, que son la mayoría de los que enfrentan las organizaciones (productivas y no productivas).


Sin embargo, debemos mencionar un extraordinario valor añadido de nuestro sistema educativo: su vertiente humanista. Formamos personas que, en su mayoría, logramos transmitirles diversos recursos “personológicos” superiores a la media internacional; se trata de recursos lo suficientemente eficaces como para que un cubano pueda sobrevivir con ventaja en cualquier otro país y alcanzar niveles satisfactorios de auto-realización y “felicidad” personal.


Las carreras universitarias (por ejemplo: las ingenierías y de ciencias médicas, las maestrías y doctorados), que en el resto del mundo cuestan decenas de miles de dólares, aquí se obtienen gratis. Después no pocos se marchan a otra parte para explotar los conocimientos que aquí recibieron como un regalo, a alcanzar mayores niveles de vida gracias a la benevolencia de nuestro Estado socialista. Esperemos que algún día lo agradezcan.


Sobre los medios: televisión y prensa escrita


El mundo se mueve hacia una civilización basada en la imagen, el sonido y el espectáculo. La globalización de los medios masivos y su creciente internacionalización no han dejado a Cuba fuera de este proceso. La señal de Cubavisión Internacional llega a más de 50 países e incluye una emisión especial de noticias diarias sobre Cuba (dirigida a los cubanos en el exterior que cumplen misión, donde no podemos excluir a los casi dos millones de compatriotas que integran la diáspora).


La clase capitalista, en los últimos decenios, ha incrementado sus recursos para apoderarse de los medios masivos y convertirlos en aparatos de formación de conciencia y de valores; por supuesto que afines a sus intereses. Existen ejemplos en la sociedad contemporánea que muestran cómo el poder mediático quita y pone gobiernos, independientemente de los intereses de la mayoría de los ciudadanos.


Herbert Marcuse (sociólogo judío-alemán de nacionalidad estadounidense), dedicó algunos de sus libros al papel de los medios en la sociedad contemporánea. En uno de ellos afirmó que una de las maneras más seguras de conocer la realidad de un país era ver muchas horas de programas televisivos y realizar una interpretación activa de sus mensajes. Vale la pena ponerlo en práctica.


La televisión, y en alguna medida la radio, reflejan como ninguna otra entidad, la fisonomía espiritual y los valores predominantes de un país. Los comentarios que aquí se incluyen se basan en la observación prolongada de muchas horas de programas televisivos de varios países europeos de los que tendríamos algunas cosas que aprender. No se trata de desconocer la función manipuladora de la televisión en manos de los grupos dominantes, sino de valorar su eficacia.


Lo primero que llama la atención es el espacio que ocupan los programas de opinión (caracterizados por el debate y el análisis de los problemas palpitantes de la realidad social). Las mentes más lúcidas del país ―según mis anfitriones―, son convocadas con frecuencia para participar en programas donde predominan la discusión y la polémica. Creo que es lo que le falta a la nuestra, a pesar de que se encuentra, en muchos aspectos, por encima de los estándares internacionales.


Estando de visita en Londres observé la insistente promoción en los medios de la famosa serie norteamericana “Doctor House”. Sin embargo, ya en Cuba hacía meses los cubanos podíamos verla los domingos por la tarde; ¿ahora habrá que pagarlas? Nuestra televisión está acaparada por la música y los deportes, desbordando ciertos límites. Nuestras celebrities ―personalidades paradigmáticas de una sociedad―, están concentradas en los cantantes y sus orquestas, también en los deportistas (destacados o no). Muy por encima de nuestros científicos, las personas de pensamiento y los empresarios (entre los cuales existen muchos de relieve internacional y apenas aparecen en nuestras pantallas). De ellos depende el futuro de la nación, sin que los medios le hagan saber eso a nuestro pueblo.


Sobre la prensa escrita


Con ella sucede algo parecido que con los medios. Son muchos los países en los que los grandes escritores y representantes destacados de la intelectualidad dejan una amplia obra periodística. No es el caso cubano. Carpentier lo hizo antes de la Revolución y muy poco después de 1959. Cintio Vitier y Alfredo Guevara ―destacados intelectuales del siglo XX cubano― nunca tuvieron una columna fija en la prensa de gran tirada.


Recientemente, el decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, Raúl Garcés, en su ponencia titulada Siete tesis sobre la prensa cubana, firmaba: “Hemos suplido, frecuentemente, el juicio razonado por la propaganda, la interpretación por las cifras, la noticia por los eventos, el argumento por el adjetivo, la riqueza de los procesos por la síntesis caricaturesca de sus resultados.” Una opinión tan autorizada nos exime de una ampliación de nuestro comentario.


Concluyendo: en general, nuestros medios están diseñados como radares que solo pronostican el buen tiempo como tendencia, pero tienen poca capacidad para percibir las tormentas.


VI. EL DESAFÍO DEL PUERTO DE MARIEL COMO PORTAVIONES DEL CAPITAL TRASNACIONAL, LA VISITA DE OBAMA Y LAS INVERSIONES NORTEAMERICANAS


La creación de la Zona de Desarrollo Especial de Mariel es una de las medidas más acertadas de la dirección del país. Probablemente ningún otro hecho tendría una significación equivalente en la prosperidad y sostenibilidad del modelo cubano. Tres de los principales factores que lo fundamentan son los siguientes:


1. El aumento del flujo del comercio mundial en la última década puso al borde del colapso al Canal de Panamá, que no disponía de capacidad para incorporar los mega-buques de 12 000 contenedores (la tenía solo para los de 4 600). Estos nuevos portacontenedores disminuyen el costo del transporte en un 50 por ciento.


2. Los mapas de las principales rutas de contenedores a escala mundial muestran que el flujo más intenso está situado al norte de las provincias occidentales cubanas, donde se unen las líneas provenientes de Europa y las de la costa este de Estados Unidos. El puerto de Mariel muestra ventajas de tránsito y almacenamiento que no posee ningún otro del Caribe.


3. La ampliación del Canal de Panamá y la puesta en acción del nuevo canal en Nicaragua ―financiado por China―, cambiaran la estructura y características del comercio mundial en pocos años. Cuba ocupa una posición geográfica privilegiada para insertarse al comercio trasnacional.


No pocos estudiosos consideran que es una oportunidad única para Cuba no vista en los últimos 200 años. Aunque algunos países del área (Costa Rica, Panamá y Jamaica) realizan proyectos similares, ninguno posee las ventajas del proyecto cubano. Mariel significa enfrentar el desafío de pulsear ―intelectualmente hablando― con el empresariado trasnacional que posee una perspectiva global de los negocios, personal de alto nivel profesional, con rigurosa formación multilingüe, obtenida en las escuelas de élite de Administración empresarial de los países avanzados. Este desafío implica no solo el componente político-ideológico, sino también el teórico-conceptual de elevadas exigencias.


El capital trasnacional se está afilando los dientes para lanzarse sobre un país con la fuerza laboral más calificada que el resto de los países del sur y acostumbrada a los bajos salarios. Es una amenaza y una oportunidad al mismo tiempo, que pondrá a prueba nuestra capacidad para absorber las inversiones extranjeras sin menoscabo de la soberanía.


Este asunto nos obliga a volver sobre el nivel de preparación de los cuadros, tanto de los que se ocupan de la asimilación de las inversiones como de la gestión portuaria. Sobre esta última, existen evidencias de que se han formado en los puertos chinos del área del pacífico, pero no de que se disponga de proyectos de formación a largo plazo (que incluya los entrenamientos en los puertos matrices del norte europeo).


Una variable que merece una atención especial en esta área de desarrollo, por dos razones, es la relacionada con el capital norteamericano. La primera es que la parte sur de Estados Unidos y la región Caribe y norte de Suramérica, constituye una zona económica natural con múltiples ventajas de tipo geográfico-espacial, como lo es también, por ejemplo, la frontera con Canadá. La segunda es que, en el último informe de productividad por naciones, del Banco Mundial, se reporta que las empresas norteamericanas han dejado atrás a Japón y Alemania, y solo ceden ante Malasia y Suiza.


Esto haría que las propuestas norteamericanas probablemente tendrían notorias ventajas económicas para nuestro país, por encima de otros inversionistas, lo que significa una tentación muy riesgosa considerando la declarada intención del gobierno norteamericano de mantener los mismos objetivos que tuvo el bloqueo, pero con diferentes métodos (haciendo buena la conocida tesis de von Clausewits, pero invertida, “la política es la continuación de la guerra por otros medios”). Esto fue lo que vino a hacer aquí el presidente Obama, el cual cambió el escenario de enfrentamiento con la dirección cubana hacia un terreno en el que ellos se consideran con ventaja.


Un recurso para curarnos en salud, sería disponer de un modelo bien estructurado sobre los aspectos cualitativos y cuantitativos de la inversión extranjera y el lugar que van a ocupar en ellas las empresas norteamericanas.


VII. TICS Y DESARROLLO NACIONAL


En sus pronósticos sobre el porvenir de la humanidad todos los “futurólogos” incluyen, como factor esencial para el desarrollo social, la asimilación y uso de las nuevas tecnologías. Para interpretar la situación en el caso cubano es preciso mencionar tres hechos que condicionan su dinámica en nuestras condiciones.


Primero: Cuba fue ―en la década del 70― la vanguardia del continente en esta esfera cuando, por iniciativa del Comandante en Jefe, se llegó a construir una computadora propiamente cubana, muy cercana a los estándares internacionales. Hoy, por ejemplo, en un indicador tan importante como el uso de Internet por parte de la población, nos encontramos en el grupo de retaguardia (un 25 por ciento por cada 100 habitantes), con niveles similares a El Salvador, Honduras, Guatemala y Haití, según uno de los últimos reportes de la Unión Internacional de Comunicaciones.


Segundo, el reciente impacto en nuestro país del proyecto “Zunzuneo” es un factor que no podemos desconocer para explicar la cautela con la que actúa la dirección del país en este campo. Los servicios de inteligencia estadounidenses han desarrollado técnicas de aplicación de las TICS para la subversión. Es verdad que ello significa un riesgo que no es pequeño, pero en este asunto fundamental para el desarrollo de la nación, el mayor riesgo es no afrontar los riesgos. Es esencial ampliar nuestras capacidades para la aceptación consciente y efectiva de este reto.


Tercero, en periodo reciente nuestros adversarios abrieron cuentas personales en Twitter al presidente Raúl Castro y al vicepresidente Díaz-Canel, para hacer de las suyas. Ello confirma la tesis de que cada espacio que dejamos vacío es ocupado por ellos.


VIII. UNA TAREA ESTRATÉGICA: ACOPLAR AL SECTOR NO ESTATAL A LAS EXIGENCIAS DE DESARROLLO DEL MODELO


Funcionaros cubanos han expresado, por distintas vías, que en las plantillas de nuestras empresas y unidades presupuestadas “sobran”, aproximadamente, 1,8 millones de personas. Desde el 2010 a la fecha, medio millón de ellas han sido absorbidas por el sector de cuentapropistas. Se asume que la cantidad restante debe ser asimilada por el movimiento de cooperativas no agropecuarias. En poco tiempo, más del 30 por ciento de la fuerza laboral del país estará en el sector no estatal de la economía.


En su informe al VI Congreso del PCC, realizado en 2010, el presidente Raúl Castro ya había hecho un llamado a descargar al Estado cubano de muchas de sus tareas: “El modelo excesivamente centralizado que caracteriza actualmente nuestra economía deberá transitar con orden y disciplina y la participación de los trabajadores, hacia un sistema descentralizado”. Este proceso no solo incluye a las empresas estatales, sino también al sector privado, los cuentapropistas y las cooperativas. El espacio de acción del Estado cubano se ha venido reduciendo sensiblemente en el último quinquenio.


La gestión cooperativa y la ejercida por personas naturales en el sector agroalimentario, alcanza el 43 por ciento de la gestión de la tierra. Al mismo tiempo, este comienza a crecer también en el sector no agropecuario, con la aprobación de unas 500 cooperativas ya en 2015, la mayoría se encuentra en áreas urbanas. Su desarrollo tendrá un enorme impacto en la vida de la nación en muy poco tiempo, especialmente si tenemos en cuenta que una buena parte de los 500 000 cuentapropistas terminarán incorporándose a él. De ahí la necesidad de intensificar el estudio de esta modalidad de gestión, a fin de prever sus posibles deformaciones.


El movimiento cooperativista se consolidó en Europa hacia mediados del siglo XIX dentro del contexto de la sociedad capitalista y fue generado, principalmente, por aquellos que estaban colocados al margen de la clase dominante. En el caso del socialismo las cooperativas tienen una génesis completamente distinta: surgen por necesidades del Estado. Esto contribuye a explicar por qué han tenido un desarrollo en gran medida diferente, principalmente en el socialismo europeo, experiencia que debemos estudiar para curarnos en salud.


Esa experiencia de socialismo y cooperativismo en su desarrollo de varias décadas mostró graves deformaciones. Los estudios realizados sobre el tema muestran que los resultados fueron nefastos. Surgieron empresas privadas disfrazadas de cooperativas, integrando una capa social con intereses diferentes, y a veces opuestos, a la de la mayoría de los ciudadanos, generando procesos de corrupción a gran escala que contaminaron amplios sectores del cuerpo social.


Las cooperativas, al igual que las empresas, tienen en su seno una célula maligna ―la búsqueda de ganancias y el bienestar material de sus integrantes―, que se activan cuando encuentran condiciones propicias, como es la falta de control y de preparación profesional e ideológica de sus dirigentes. La ignorancia es terreno abonado para el surgimiento de lesiones patológicas que, poco a poco, contaminan el resto de los elementos del sistema.


En sus primeros viajes a la extinta Unión Soviética, el Che se percató de esas deformaciones y las dejó descritas en un texto redactado en los años 60 y recientemente publicado: Apuntes críticos a la Economía Política. Resulta sorprendente su capacidad de anticipación, al señalar las evidencias de errores que ocasionarían daños incalculables, que terminarían determinando el deslome de todo el sistema. Según el Che, la cuestión comenzaba “por la investigación de la economía que está marchando por peligrosos caminos… al dogmatismo intransigente de la época de Stalin ha sucedido un pragmatismo inconsistente… esto no se refiere a un campo determinado de la ciencia; sucede en todos los aspectos de la vida de los pueblos socialistas”.


Pero el Che va más allá, afirmando que “en el curso de nuestra investigación teórica llegamos a descubrir un gran culpable, con nombre y apellido: Vladimir Ilich Lenin”. A continuación, expone sus ideas acerca del origen de los errores que según su opinión radicaron “en los cambios producidos a raíz de la Nueva Política Económica (NEP)… que han calado tan hondo en la vida de la URRS, que han marcado con su signo toda esta etapa” y concluye expresando una premonición sorprendente, por haberse formulado 40 años antes de su aparición: “se está regresando al capitalismo”.


Estas advertencias del Che cobran más actualidad que nunca, si consideramos los escenarios que enfrenta hoy nuestra nación. Las discrepancias del Che con Lenin no pueden ser piedra de escándalo, ni debemos barrerlas debajo de la alfombra. Deben considerarse como algo natural ―como en la obra de cualquier científico―, los errores de apreciación sobre la compleja realidad social, muchos de ellos ocasionados por factores o limitantes coyunturales, como también se han encontrado en la obra de Marx.






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