Pedro Monreal, El Estado como Tal
La discusión sobre la relación entre ideología y desarrollo económico es un tema viejo, pero no agotado. Está teniendo lugar ahora mismo en Cuba. Reproduzco un intercambio que recientemente he sostenido sobre el tema con el académico cubano Elier Ramírez Cañedo, Doctor en Ciencias Históricas.
El intercambio ha tenido lugar en la plataforma Cubadebate (http://www.cubadebate.cu/) y si lo reproduzco aquí es con el propósito de facilitar el entendimiento de ese diálogo porque la secuencia no cronológica con la que Cubadebate lo ha reflejado, y la ausencia de uno de los comentarios, pudiera dificultar la comprensión del intercambio.
No critico ni reclamo nada respecto al formato y estilo que utiliza Cubadebate para presentar los comentarios. Simplemente utilizo los modestos medios de los que dispongo –este blog personal- para contribuir a que se entiendan mejor los argumentos.
Los comentarios corresponden a los que se han hecho al artículo del ensayista y periodista cubano Enrique Ubieta, titulado “Las falacias en su centro” (Cubadebate, 18 de julio de 2017, http://www.cubadebate.cu/opinion/2017/07/18/las-falacias-en-su-centro/#.WXBw6FFLdaT
Me concentraré en reproducir textualmente, y en el orden cronológico en que tuvo lugar, el intercambio con el Dr. Ramírez Cañedo, que es el que se refiere específicamente a la relación entre ideología y desarrollo. También coloco otro intercambio más breve que sostuve con Enrique Ubieta relacionado con el tema de las estadísticas, del que Cubadebateno reprodujo una parte. Lo pongo completo, como un anexo.
Se ha mantenido la sintaxis y la ortografía de los comentarios, tal y como fueron originalmente publicados.
Lo que sigue a continuación es el intercambio sobre el tema de la ideología y el desarrollo.
18 julio 2017 a las 19:31
Pedro Monreal dijo:
Hace rato que la discusión en Cuba dejó de ser si se introduce o no el mercado y las formas de propiedad y de gestión no estatales, incluyendo las que son capitalistas. Miremos la realidad. Estas cosas fueron ratificadas en el VII Congreso del PCC y son política de Estado en Cuba. Algunas –como la implantación del capital extranjero- existen desde hace ya algún tiempo y, en balance, han sido positivas. Repito que es una política de Estado que está bajo control del PCC. Cuba es un país políticamente estable y con activos humanos importantes para intentar avanzar hacia el desarrollo.
Tratar de llevar ahora la discusión del socialismo y el capitalismo a un plano abstracto e ideologizado (que no es lo mismo que ideológico) no conecta con la realidad del país. La discusión debe ser concreta.
El reto crucial es de tipo político y se refiere a una contradicción. Es de compleja solución pero no es difícil de enunciar. La posibilidad de ganar la batalla económica –que es decisiva- pudiera requerir pasos adicionales en dirección del mercado y de las formas no estatales de propiedad y de gestión, y ello obviamente plantea la necesidad de asumir posibles retos para el poder político. Súmesele a eso Trump, Venezuela, y el envejecimiento demográfico, y queda claro que el reto se complica.
Es difícil predecir con precisión esos retos, pero el PCC tiene la responsabilidad de evaluar opciones y de calibrar respuestas y eso es lo que ha estado haciendo mientras que algunos se entretienen con el “centrismo”.
Estoy hablando de una manera despojada de frases políticamente correctas. Se trata de un asunto de poder político y el PCC hará lo posible por preservarlo y consolidarlo. Como lo social es contradictorio, lo que políticamente pudiera ser negativo para el poder –mercado y capital- también pudiera ser, si se dan determinadas condiciones, un factor políticamente positivo: prosperidad y desarrollo que legítima al Estado socialista que ha sido capaz de promoverlos y al PCC que conduce el proceso.
Agreguemos a la educación y la salud que ya existen, buenos salarios, comida variada y barata, movilidad social, vivienda, servicios públicos de calidad, rendición de cuentas efectiva, y mayor participación en la vida política, y habrá socialismo para rato en Cuba, pero eso no va a venir de una discusión ideológica.
En un mundo ideal, el modelo de transformación quizás sería distinto (más próximo a la ortodoxia socialista), pero la realidad es que la economía cubana dista de haberse encauzado en una senda de desarrollo –tras varios años de intentarlo- y pudiera requerirse ahora un proceso de transformación económica más profundo y quizás más acelerado.
Si no se reconoce esto no se logra “pasar el marco de la puerta” y el supuesto debate entonces sería una conversación abstracta sobre la izquierda y los revolucionarios en general, o sobre procesos globales, o sobre la direccionalidad discursiva, que no digo que no sean pertinentes, pero que están muy lejos de ser la prioridad en estos momentos.
Las recientes discusiones del parlamento cubano, especialmente la inusual atención brindada al presupuesto –que se considera como el “esqueleto” del poder de un Estado- parecen decir mucho acerca de por dónde van las prioridades políticas del país, que son bien concretas. Por cierto, es por eso es que las estadísticas son importantes.
Este es un proceso controlado, de punta a cabo por el PCC. Hay que trabajar en favor de ello con ideas constructivas que tengan utilidad práctica, en vez de dedicarse a cazar fantasmas ideológicos. Esa es mi modesta opinión.
[Este comentario fue en hecho en relación con los temas planteados en el artículo de Ubieta]
19 julio 2017 a las 16:12
Elier Ramírez dijo:
No es un fenómeno insignificante como algunos pretenden hacer ver, utilizando como engañifa para esquivar el debate, que hay otros temas más urgentes o señalando que deberíamos concentrarnos en resolver los problemas de la vida cotidiana del pueblo cubano antes de estar buscando “fantasmas”. Interesante propuesta, cuando buena parte de los que asumen esa posición –al menos que yo conozca- solo se dedican precisamente a reproducir sus ideas de laboratorio, a reproducir ideología y no precisamente la que hemos defendido los cubanos en estos años de Revolución. ¿Qué se pretende, que abandonemos el campo de la lucha ideológica, tan imprescindible para nuestro proyecto, como el de la batalla económica? Estoy consciente que la mejor manera de hacer ideología es cuando esta se materializa en la práctica, pero jamás se puede menospreciar el terreno de las subjetividades. Si los revolucionarios cubanos hubiéramos esperado a tener todos los problemas de nuestra vida cotidiana resueltos para hacer ideología, ni siquiera este debate estuviera teniendo lugar, pues no existiría la Revolución. Nuestra visión tiene que ser siempre totalizadora, al tiempo que nos recuperamos económicamente –cuestión de vida o muerte para nosotros-, debemos ir generando una cultura –en su sentido antropológico- diferente y superior a la del capitalismo, desde posiciones anticolonialistas y antiimperialistas, de lo contrario estaríamos suicidando el socialismo.
19 julio 2017 a las 19:42
Nota: Este comentario que sigue, cronológicamente el último del intercambio hasta el momento de la preparación de esta nota (20 de julio a las 11:30 GMT) es, sin embargo, el que aparece primero (en el sentido de la lectura en el sitio web) en la sección de comentarios de Cubadebate, lo cual dificulta poder seguir el flujo natural de la presentación de los argumentos del intercambio.
Pedro Monreal dijo:
Estimado Elier,
Por supuesto que los problemas económicos, sociales y políticos deben ser abordados de conjunto, en su interrelación, y es precisamente por eso que la ideología y la cultura socialista se anclan en la cultura del trabajo. Cuba es un país de trabajadores y si estos no resuelven sus problemas económicos concretos -salario, consumo familiar, vivienda, servicios públicos- ¿de qué cultura e ideología superior supone Ud. que se va a imbuir un ciudadano agobiado por las carencias?
Aquí nadie ha hablado de abandonar la lucha ideológica sino de entenderla en un contexto económico realista.
Con el mayor respeto, la engañifa consiste en tratar de decir que se puede “hacer” ideología de un socialismo superior con una economía subdesarrollada, de subconsumo y de bajo crecimiento.
Asumir que esa es una premisa robusta para hacer política en la Cuba de hoy no toma como referencia la realidad concreta del país. No sé si retuvo el dato, expresado en la reciente sesión del parlamento, de que “en un periodo de dos años el Grupo de las Industrias Farmacéutica y Biotecnológica (BioCubaFarma) tuvo una deserción del 40 por ciento de la plantilla, de los cuales más de mil eran graduados de la Educación Superior”, y es éxodo ocurre en las ciencias, donde normalmente la vocación es mayor. ¿Cree Ud. que algo como eso se arregla en el terreno de la subjetividad?
Ya sé que hay quienes consideran que las estadísticas no son relevantes, pero la realidad es testaruda y puede medirse. Las economías que han logrado avanzar en el desarrollo en los últimos 30 años, duplican su ingreso nacional cada 10 años, pero con la tasa de 2,15 por ciento de crecimiento promedio anual del PIB de Cuba registrada hasta 2016 por la “actualización”, le tomaría aproximadamente 33 años a Cuba poder duplicar su PIB per capita, algo que lograría hacer en 2050.
Saque Ud. una cuenta sencilla: si se mantienen las bajas tasas de crecimiento actuales, una parte considerable de los cubanos hoy mayores de 50 años, que representan el 34 por ciento de la población, no llegarían a ese momento. Prácticamente nadie del grupo de personas que hoy son mayores de 65 años (14 por ciento de la población) alcanzaría a ver duplicado su PIB per cápita. Le quedan otros dos tercios de la población, pero ¿qué les va a decir, que hay que esperar hasta el 2050 para que puedan notar una mejoría de su nivel de vida?
¿Y mientras tanto que les ofrece?, ¿Ideas?, ¿el terreno de la subjetividad?
En mi modesta opinión, debemos mirar de conjunto los bueyes y la carreta, pero los bueyes van delante, estimado Elier.
ANEXO
Intercambio con Enrique Ubieta en relación con el tema de las estadísticas.
18 julio 2017 a las 16:30 [Cubadebate]
Pedro Monreal dijo:
Estimado Ubieta,
Hablando sobre estadísticas, el “tratado” que dices que escribí tiene una extensión de 964 palabras, lo cual es considerablemente mucho más breve que el artículo que escribes hoy, que es casi 5 veces más extenso. También es más breve que la parte “neta” de tus respuestas en la entrevista (quitando introducción y preguntas del periodista), que duplica la extensión de mi texto. Entonces queda claro quien ha escrito un “tratado”.
Para ir al punto, has expresado textualmente “El reformista confía en las estadísticas y en descripciones exhaustivas de su entorno que terminan haciéndolo incompresible”.
Esa es una idea errónea sobre las estadísticas, sobre las descripciones y sobre la formación del conocimiento. El resultado que enuncias no es la consecuencia de los dos factores que identificas al inicio. Puedes encontrar la información correcta en cualquier texto de investigación social, para no quedarse en los marcos de la puerta.
18 julio 2017 a las 23:05 [Cubadebate]
Enrique Ubieta Gómez dijo:
Pedro Monreal, si no puedes de verdad interpretar lo que digo y no es pura estratagema el que saques de contexto mi frase, lo lamento, pero eres mucho menos sabio de lo que te creía. Veo que el tema de los números te obsesiona: cuando digo que hiciste casi un tratado, no me refiero a la cantidad de palabras, ¡por Dios! Bueno, es que el amor a las estadísticas, ya lo veo, juega su papel. Sigue discutiendo sobre asuntos colaterales.
Existe un comentario adicional que envié a Cubadebate, pero que no fue publicado. Fue escrito directamente en la sección de comentarios y no conservé una copia. Aprovechando que los dos primeros comentarios también se habían colocado en Facebook, tuve que rehacer el comentario, aunque naturalmente con un texto distinto.
19 julio 2017 [Tomado de Facebook]
Pedro Monreal dijo:
Ubieta, la frase de tu articulo que he citado se entiende por sí sola. En realidad, seguir ironizando sobre las estadísticas, como haces en tu texto de ayer y en esta respuesta que has dado ahora, confirma que tienes problemas para entender la función de la evidencia en la producción del conocimiento.
No se trata del “amor por las estadísticas”. Se trata del respeto por el conocimiento riguroso. Si eso no logras comprenderlo, con todo respeto y aprecio te digo que ese no es mi problema. Tu prefieres explicar las cosas con alusiones a esa cosa ininteligible a la que llamas el “quinto elemento”. Para la literatura tal vez funcione. Para tratar de explicar la realidad social no creo que sirva. Si consideras que la medicion de los fenomenos sociales y economicos son “asuntos colaterales” y que lo importante es eso del “quinto elemento” y de la “direccionalidad discursiva”, entonces bien arreglados estamos. Pero supongo que cada uno seguiremos con nuestros temas.
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