Con el mejor crecimiento económico de los últimos años, la economía cubana cerró 2015 con acuerdos clave para sanear sus nexos financieros internacionales, reacciones en el turismo y señales de cambio si avanza la normalización de relaciones con Estados Unidos. Pero el proceso de actualización del modelo económico no ha vencido aún metas importantes.
El año 2015 transcurrió en Cuba por senderos previsibles después de la sorpresa global que, al cierre del año previo, provocó el anuncio hecho por los presidentes Raúl Castro y Barack Obama.
La cercanía por primera vez del posible fin a una era de enquistamiento bilateral, que había alcanzado tonos muy agrios y agresivos, conmocionó a muchas personas en el mundo.
Las conversaciones para normalizar relaciones tuvieron un momento pico con la apertura de embajadas en La Habana y Washington, aunque persisten las principales leyes y restricciones del bloqueo económico que Estados Unidos ha mantenido contra Cuba durante más de medio siglo. Los nuevos aires, que no soplan solo desde el norte, comienzan a sentirse en áreas del comercio y en terrenos diversos de la economía cubana.
Visitas de compañías, legisladores y representantes del gobierno de Estados Unidos han fluido sin descanso, a lo largo del año, hacia La Habana y hacia polos estratégicos de la economía cubana. La firma de los primeros acuerdos para empezar a destrabar nexos comerciales y algunas decisiones parciales de la Casa Blanca indican un fundamento calculado. Los intereses empresariales estadounidenses han ganado más fuerza que visiones políticas cuyo fracaso ha reconocido reiteradamente el propio Obama.
Ante la perspectiva de enfrentar en el escenario cubano la competencia de la primera economía del mundo, también han dinamizado sus visitas los socios tradicionales de Cuba y enviados de otros países europeos y asiáticos que se habían mantenido más distantes. Con varios de ellos, los cubanos han conseguido importantes acuerdos económicos este año.
Aunque todavía es temprano para apreciar efectos sustanciosos, un año después del anuncio del 17 de diciembre las primeras reacciones se perciben en actividades como el turismo y en la renegociación de la deuda externa. Las consecuencias del cambio de actitud y de estrategia de EE.UU. se entrelazan con los resultados de las transformaciones iniciadas en el modelo económico hace casi 10 años y que se formalizaron cuando el Partido Comunista aprobó, en 2011, los Lineamientos de la Política Económica y Social.
Pero la economía arrastra todavía debilidades, evidentes en sectores como la agricultura, la actividad empresarial o en las previsiones de crecimiento de 2016.
¿Despega la economía?
Con un cuatro por ciento de crecimiento del producto interno bruto (PIB), la economía cubana alcanzó en 2015 su mejor resultado, después del magro uno por ciento de un año antes y de promediar un avance anual de 2,2 por ciento durante seis años.
El ministro de Economía, Marino Murillo, asoció este ascenso del PIB a anticipos de liquidez para que las empresas pudieran financiar las importaciones de suministros y las contrataciones tempranas de créditos. Ambos factores garantizaron ritmos estables de la producción a lo largo del año.
Otra razón del crecimiento mencionada por Murillo ante la Asamblea Nacional de Poder Popular fue la tendencia a la baja de los precios de las importaciones. Aclaró que la depreciación afectó también a algunas materias primas que Cuba exporta, pero a la vez pudieron “importar más con el mismo presupuesto, que no es mucho”, dijo. “Menos dinero nos ha permitido contratar más materia prima”.
Los mayores incrementos productivos los registraron la agroindustria azucarera (16,9 %), la construcción (11,9 %), la industria manufacturera (9,9 %) y el comercio y los servicios (8,6 %).
En línea con la estrategia adoptada en el país desde hace varios años, uno de los resultados del año que más satisfizo al gobierno es que la participación de la producción material en el PIB se elevó en 2015 a 61,1 por ciento, de 59,3 por ciento un año antes.
Murillo admitió que quedan muchas reservas de eficiencia en la economía, aunque catalogó este crecimiento como un buen resultado, teniendo en cuenta que América Latina no crece.
Una señal de que las autoridades cubanas perciben nubarrones en el horizonte económico es que para 2016 se propusieron un avance tibio del PIB: dos por ciento. Para maniobrar, orientaron una revisión y aprovechamiento más eficiente de los inventarios y una rebaja general del consumo de combustible: en las actividades administrativas del país se recortará 20 por ciento, mientras en las actividades de servicios se reducirá en 10 por ciento.
La esperanza descansa, inevitablemente, allende los mares. Si ceden finalmente las sanciones permanentes del bloqueo económico y se normalizan las relaciones con el gigante económico del norte, apuntan a mejorar también las posibilidades de negocios con otros socios del planeta y las oportunidades en la economía cubana. Los primeros síntomas se apreciaron ya en 2015.
Visitas y negociaciones con EE.UU.
Con el objetivo declarado de entender cómo funciona la economía cubana e iniciar un diálogo para construir un nuevo sistema de relaciones comerciales entre ambos países, acudieron a La Habana varios representantes gubernamentales, acompañados por empresas líderes.
“Gran parte de lo que queremos es escuchar y aprender”, dijo la secretaria de Comercio de Estados Unidos, Penny Pritzker, durante una visita que realizó en octubre. Fue la segunda representante del gabinete de Barack Obama que viajó a Cuba después del 17 de diciembre de 2014. Le precedió el secretario de Estado John Kerry, para inaugurar en agosto la embajada estadounidense en La Habana.
Estos primeros acercamientos buscan abrir oportunidades, generar confianza y conocimiento mutuo respecto a lo que se puede hacer “dentro de los marcos del embargo”, dijo Pritzker, que en solo dos días visitó empresas, una cooperativa de la construcción, La Habana Vieja, la Zona Especial de Desarrollo (ZED) Mariel, se reunió con la prensa y con el ministro de Comercio e Inversión Extranjero, Rodrigo Malmierca.
Otra visita notoria fue la del secretario de Agricultura, Thomas Vilsack. Viajó a la isla en noviembre, acompañado por un senador y tres representantes de la Cámara, e importantes empresas del ramo, con el propósito declarado de hacer de la agricultura un puente para el comercio, la cooperación y el intercambio de ideas entre ambos países.
De acuerdo con un informe del Departamento de Agricultura –“EE.UU.-Cuba comercio agrícola: pasado, presente y posible futuro”–, las ventas estadounidenses de alimentos cayeron a 286 millones de dólares en 2014, luego de alcanzar un pico de 685 millones en 2008. Dicho informe, publicado pocos meses antes de la visita de Vilsack a La Habana, prevé que las exportaciones de productos del agro a Cuba puedan triplicar las actuales –promediaron 365 millones de dólares en el trienio 2012-2014-, si se eliminan las barreras del bloqueo económico. Observa oportunidades en productos como arroz, trigo, leche en polvo, queso, frijoles secos y aceite de soya, que ahora Cuba importa de otros países.
Primeros acuerdos y medidas de EE.UU.
En las reuniones con sus homólogos cubanos, tanto Vilsack como Pritzker analizaron el alcance y las limitaciones de las medidas aplicadas en 2015 por la administración Obama para aliviar las restricciones del bloqueo en materia de viajes, telecomunicaciones y remesas.
Un mes después de la reapertura de la embajada estadounidense en La Habana, los departamentos del Tesoro y de Comercio anunciaron regulaciones para flexibilizar más un grupo de medidas que habían puesto en vigor a inicios de año. El primer paquete cuadruplicó –hasta 2.000 dólares por trimestre- el monto autorizado para el envío de remesas, y el de septiembre eliminó todo límite monetario. Las regulaciones implementadas en 2015modifican parcialmente algunas barreras en materia de viajes, telecomunicaciones y servicios de Internet, transacciones financieras y comerciales, representación física de negocios estadounidenses en Cuba, servicios legales, actividades educacionales, servicios médicos de emergencia y proyectos humanitarios.
El tercer paquete dirigido a relajar gradualmente las restricciones del bloqueo económico lo reservaría para enero de 2016.
Ahora los estadounidenses pueden obtener licencia para viajar a la mayor de las Antillas por motivos de salud, académicos, culturales, familiares y otros, hasta completar una lista de 12 categorías autorizadas. Pero tienen vedados aún los viajes a este archipiélago caribeño para hacer turismo.
El Ministerio cubano de Relaciones Exteriores ha dado la bienvenida a los beneficios, pero ha calificado de limitadas las medidas. Aunque reconoce que las legislaciones principales del bloqueo solo pueden ser desmontadas por el Congreso, ha reiterado insistentemente que el presidente Obama posee amplias facultades para reducir o anular restricciones. Entre estas, menciona la prohibición a Cuba de emplear el dólar en sus transacciones internacionales y otras que frenan el comercio hasta con terceros países, si se trata, por ejemplo, de productos que contienen materias primas o componentes de origen cubano o estadounidense.
Obama, entretanto, volvió a pedir al Congreso en enero del actual año el levantamiento del bloqueo económico, bajo el criterio de que “50 años de aislar a Cuba fracasaron, colocándonos en retroceso en América Latina”.
Ambos gobiernos negocian vías para acelerar el acercamiento, sus representantes se reúnen sistemáticamente para buscar consensos en temas espinosos como las migraciones y el narcotráfico, compañías estadounidenses de liderazgo mundial acuden a la Feria Internacional de La Habana y se entrevistan con funcionarios y empresas del patio, y comienzan a aparecer convenios y arreglos.
En diciembre pasado, ambos gobiernos acordaron restablecer el servicio postal directo durante una nueva ronda de conversaciones en Miami.
Los demás se apuran
La perspectiva de solución del antagonismo estadounidense-cubano, la renegociación de importantes deudas de Cuba y las transformaciones económicas emprendidas por esta nación han acelerado las visitas de aliados económicos tradicionales de Cuba y de gobiernos y empresarios que se mantenían alejados.
Dos focos históricos de poder económico y político en el mundo, Reino Unido y Japón, exploraron en abril ampliar nexos comerciales y financieros con la mayor de las Antillas. Fumio Kishida se convirtió en el primer canciller nipón en pisar La Habana. Arribó acompañado por representantes de importantes compañías japonesas, casi simultáneamente con una delegación de empresas británicas e irlandesas del grupo Iniciativa Cuba.
Francia y Holanda fueron otros dos países cuyos gobiernos visitaron La Habana para profundizar relaciones comerciales.
Francois Hollande se convirtió, en mayo,en el primer mandatario galo que viaja a Cuba. En referencia a las conversaciones iniciadas por La Habana y Washington, aseguró que “Francia, con la Unión Europea, va a acompañar a Cuba en este proceso” y prometió mantenerse como “un aliado fiel” de esta nación antillana.
Además de reunirse con el Presidente Raúl Castro y otros miembros del gobierno cubano, Hollande intervino en un foro empresarial con los anfitriones, acompañado por representantes de Pernod Ricard, la hotelera Accor, la aerolínea Air France, y varios bancos, entre otros. Quieren fomentar el comercio bilateral, inferior al intercambio de Cuba con otros europeos como España, Holanda o Italia, que tampoco miran el escenario con los brazos cruzados.
Dispuestos a no perder el liderazgo en sectores como el turismo, los españoles enviaron varias delegaciones empresariales. En una oportunidad, 80 compañías llegaron encabezadas por el ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, quien manifestó el propósito de ampliar la inversión ibérica en el archipiélago cubano.
En similar cuerda, los holandeses desarrollan una actividad intensa, con un momento pico en enero de 2016, cuando la ministra de Comercio Exterior y Cooperación, Lilianne Ploumen, acompañó a una delegación de 77 compañías. Además de explorar negocios, Ploumen asistió a la presentación de una nueva empresa mixta, entre la transnacional anglo-holandesa Unilever y la cubana Suchel, que emprendió una inversión en la ZED Mariel.
La deuda externa cubana y el Club de París
El acuerdo para renegociar una deuda con el Club de París, de 11.100 millones de dólares, constituyó uno de los resultados de mayor significado en el año. El pacto remata una estrategia emprendida por el gobierno de Raúl Castro para sanear sus finanzas externas, gestión que ganó fluidez con el proceso cubano-estadounidense para normalizar relaciones.
Las negociaciones para zanjar la deuda, cuyos pagos suspendió Cuba en 1987, registraron un momento clave con la visita a La Habana, en marzo del año pasado, del presidente del Club de París, Bruno Bézard. El acuerdo, anunciado en diciembre, compromete a La Habana a pagar, en un plazo de 18 años, los 2.600 millones del principal y la exime de amortizar los intereses acumulados.
El arreglo da continuidad a la renegociación de otras deudas con países como Rusia, Japón y México y tiene repercusión en la credibilidad cubana para buscar nuevas fuentes de financiamiento.
Primeras reacciones, el turismo y las inversiones
El acelerado crecimiento del turismo a lo largo de 2015 constituye una de las consecuencias visibles de las conversaciones cubano-estadounidenses y de las primeras medidas adoptadas por el gobierno de Obama. El año cerró con un salto de medio millón en el arribo de visitantes: aumentaron 17,4 por ciento, hasta el récord de 3,5 millones.
En una visita reciente a España, el ministro de Turismo, Manuel Marrero, dijo que “el número de visitantes podría doblarse cuando se acabe el bloqueo”.
El gobierno cubano se propone duplicar prácticamente las habitaciones en un plazo de cuatro años. El país cuenta hoy con unas 60.000 habitaciones dedicadas al turismo, tras abrir en 2015 nuevos hoteles en la cayería norte. El sector privado suma más de 18.000. Los planes de ampliación apuestan a las inversiones foráneas. Aunque no se ha concretado todavía la entrada de inversionistas y cadenas hoteleras estadounidenses, el interés de compañías extranjeras por Cuba se disparó después del anuncio del 17 de diciembre de 2014.
Marrero informó que de 16 consorcios foráneos administrando instalaciones hoteleras, 11 son españoles y en la actualidad 15 compañías de este país estudian nuevas oportunidades de negocios, entre ellas algunas constructoras.
La industria del ocio encabeza los planes inversionistas que presentó el gobierno cubano a fines de año.Absorbería 1.300 millones de dólares, de 7.800 millones previstos para toda la economía. También ha priorizado la inversión para la actividad agropecuaria, muy golpeada en 2015.
Las inversiones planificadas representarían un fuerte crecimiento en comparación con 2015, año en que habían experimentado ya un fuerte avance: llegaron a 6.911 millones de dólares; es decir, 46,1 por ciento por encima de la ejecución de 4.729 millones en 2014.
El gobierno ha otorgado prioridad a sectores clave de la economía, por su aporte de capital o como infraestructura básica. Una evidencia son las obras para ampliar la capacidad energética con plantas de generación eléctrica en regiones industriales del occidente y el oriente cubano. Una de ellas, levantada por Energas en Boca de Jaruco, apunta a una mejor explotación del llamado gas acompañante de los yacimientos de petróleo próximos a La Habana. En el otro extremo de la geografía insular, en áreas de las minas y la industria del níquel, quedó inaugurada a inicios de año la Central Diésel Eléctrica de Moa. Ambas clasifican entre las mayores inversiones concluidas por Cuba en los últimos años.
El gobierno de Rusia, aliado tradicional de la política energética cubana, le otorgó en octubre un crédito por valor de 1.200 millones de dólares, para financiar la construcción de cuatro nuevos generadores en otras dos centrales termoeléctricas, una en Mariel, anexa a la Zona Especial de Desarrollo, y otros tres en la Termoeléctrica del Este de La Habana. Con una capacidad conjunta de 800 megaWatts, elevarían la capacidad del país a 6.000 mW.
Simultáneamente, Cuba desarrolla obras para la generación eléctrica a partir de fuentes renovables de energía. Parques eólicos e instalaciones fotovoltaicas se suman a un programa de plantas anexas a la industria azucarera para el aprovechamiento de la bioenergía. La inversión extranjera constituye una de las opciones concebidas para compensar o anular el antagonismo tradicional entre medio ambiente y economía.
La sequía castiga a la agricultura
La sequía de 2015, una de las más fuertes registradas en dos décadas, afectó sensiblemente cultivos importantes del país. Producciones como el arroz, básico en la dieta cubana, registraron pérdidas. El Grupo Agroindustrial de Granos del Ministerio de la Agricultura (Minag) reportó que la cosecha de ese cereal llega a 165.000 toneladas, de 252.000 planificadas para el año.
Las reservas de agua de los 242 embalses administrados por el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH) disminuyeron a niveles críticos: hasta 36 por ciento a mediados de 2015. De acuerdo con ese organismo, 137 de los 168 municipios del país fueron declarados en grados diversos de sequía.
La actividad agrícola, ganadera y forestal aportó uno de los resultados más pobres del año. Con un crecimiento de 3,1 por ciento, quedó por debajo del aumento general del PIB.
Como remate de la sequía, en los meses finales de año una serie de lluvias inhabituales en esa temporada dañaron las producciones de hortalizas y viandas. El jefe de Hortalizas del Minag, Osmar Méndez, informó que las precipitaciones de diciembre contrajeron la cosecha de tomate a 20.000 toneladas, contra 35.000 que se habían propuesto inicialmente y 50.000 toneladas recogidas un año atrás. También sufrieron la papa, la zanahoria y otros cultivos.
La agroindustria azucarera, en cambio, experimentó un vigoroso avance en 2015. La zafra, que tiene su momento pico en los primeros meses del año, elevó en 16,9 por ciento la producción de azúcar. Los efectos de la sequía quedaron reservados para la actual cosecha cañera, que comenzó en diciembre bajo previsiones oscuras.
Gestión no estatal gana terreno
La reorganización laboral que se propuso el gobierno descansa en la expansión del trabajo por cuenta propia. En 2015 esta modalidad de empleo alcanzó un récord de medio millón de personas inscritas; incluye a las microempresas privadas dedicadas a restaurantes, casas de alojamiento, el transporte y la construcción, entre otras.
A inicios de junio, 504.613 personas habían optado por el autoempleo en alguna de las más de 180 actividades legalmente autorizadas. La cifra, que equivale a 10 por ciento de la población cubana laboralmente activa, tiende a mantenerse en esos niveles después de un despegue más veloz en los primeros años.
También como gestión no estatal, la actualización del modelo económico cubano ha extendido la alternativa de las cooperativas a la actividad no agropecuaria (antes solo existían en el ámbito de la agricultura y la ganadería).
Pero el peso principal de la economía continúa sobre los hombros de un sector empresarial mayoritariamente estatal, también sujeto a cambios importantes, pero con frutos todavía en ciernes.
Nuevo sistema salarial en las empresas
Ante la persistencia de pérdidas económicas a lo largo de tres años, quebraron un grupo de empresas estatales, la mayoría perteneciente al sector agropecuario. A mediados de año, el gobierno anunció la extinción de 24 entidades, de 123 que concluyeron en 2014 con saltos negativos en su gestión –el 73 por ciento del total se dedicaba a la actividad agraria.
La Comisión parlamentaria de Asuntos Económicos informó al resto de los diputados que 87 de esas entidades perdieron casi 323 millones de pesos, a pesar de que habían planificado utilidades.
Con esta medida, el gobierno da cumplimiento a uno de los Lineamientos de la Política Económica y Social aprobados en 2011, que tienen en el sector empresarial uno de los objetivos de transformación más compleja y tensa. Además de proponerse una descentralización mediante reestructuraciones de organismos gubernamentales y modelos de reagrupamiento empresarial, ha incorporado un sistema de pagos por resultados o rendimientos para reactivar los ingresos provenientes del trabajo.
Regulado mediante la Resolución 17 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), que entró en vigor junto con un paquete legislativo en 2014, el nuevo sistema de pagos elimina los techos al salario. Aunque ha encontrado tropiezos por fallas de la planificación, suministros o financiamientos, constituye una de las pocas medidas con beneficio en los ingresos de la población.
El salario medio en Cuba ascendió en 2015 a 640 pesos cubanos por mes frente a 584 pesos un año atrás, informó a la Asamblea Nacional del Poder Popular el ministro de Economía, Marino Murillo. Aunque la nueva política salarial posibilita el pago de varios miles de pesos mensualmente a los trabajadores de algunas empresas, los ingresos personales aún continúan entre las metas sin vencer por el proceso transformaciones económicas.
Otras deudas del proceso de actualización del modelo económico son cercanas al déficit de los bolsillos. Una de las más notorias y esperadas quizás sea la eliminación de la dualidad monetaria y cambiaria, reconocida por economistas y gobierno como uno de los obstáculos más severos que enfrenta hoy la economía cubana. Después de algunos pasos de preparación, tras su anuncio en octubre de 2013, el programa para unificar las monedas y las tasas de cambios no ha reportado avances.
Las empresas, los gobiernos locales, las entidades presupuestadas, los centros de investigación, los economistas y la población en general dejaron 2015 con los ojos en el Congreso anunciado por el Partido para el próximo mes de abril, a la espera de respuestas sobre el camino que seguirá la economía. (2016)
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