Por: Lázara Menéndez Vázquez
Lázara Menéndez junto a Pedro Pablo Rodríguez durante la presentación de los libros electrónicos de Ediciones Temas. Foto: Al Campbell/Temas.
Palabras de presentación de las compilaciones Religión en Cuba y Raza y racismo en Cuba, publicadas por Ediciones Temas, en el marco de la XX Feria Internacional del Libro de la Habana, 18 de febrero de 2016.
Quiero dar las gracias a Rafael Hernández por invitarme a presentar estos libros electrónicos que reúnen, entre los dos, 28 ensayos publicados en diferentes números de la revista desde 1995 hasta el 2013. Presentar dos libros electrónicosReligión en Cuba y Raza y Racismo en Cuba de la colección Recuento que nos ofrece la revista Temas no me colocó en una posición embarazosa cuando recordé que en la selección del primero habría un texto mío.
Siempre he agradecido la calidad de la publicación y el trabajo de extensión del conocimiento que se realiza desde ella. Si para cualquier persona el acceso a informaciones cualitativamente significativas es necesario, para el ejercicio de la docencia universitaria es indispensable.
La revista Temas, y todos lo sabemos, ha sido un buen foro para la “discusión y la mediación entre múltiples puntos de vista”, como lo explicita de manera clara y precisa James Early en el prólogo del volumen dedicado a la problemática racial. Por consiguiente, ser presentador desde la condición de parte —agradecida—, supone una “experiencia próxima” pero no inhibe hacer un ejercicio de “experiencia distante”. Asunto que conocen los que por profesión o vocación se dedican a la práctica de la antropología.
Celebrar el 130 aniversario de la abolición de la esclavitud con estas temáticas tan complejas y sensibles en el panorama cultural contemporáneo de Cuba, resulta un proyecto muy acertado por dos razones fundamentales: primero, la posibilidad que ofrece el soporte de repicar la información pues como sabemos durante mucho tiempo padecieron de falta de visibilidad, desnudez e intemperie argumentativa; este tipo de tecnología facilita la circulación permanente de pensamiento y de objetos culturales. Segundo, porque mediante esta cuidadosa selección se refleja el hecho de que problemáticas tan complejas no pueden ser comprendidas solo dentro de una “pluralidad significativa”, sino más bien en el contexto de una “diseminación”, es decir, de una transversalización capaz de considerar e integrar aquellos elementos bases para la investigación, análisis, descripción e interpretación de fenómenos generales, de procesos culturales que trascienden la especificidad del objeto.
Portada del volumen presentado por Lázara Menéndez.
Estas compilaciones son demostrativas de una competencia discursiva, esto es, posibilitan acceder a instrumentosemanados de estudios teóricos, de nivel socio-histórico y de campo. Tengo la impresión, o por lo menos el deseo, de que la selección atempere reflexiones maniqueas, pues los ensayos desde posturas diferentes nos invitan a sumergirnos en problemáticas multirrelacionales que hacen obsoletos modelos rígidos.
Un texto que de nuevo me ha resultado revelador es “El negro y la africanía en el ideario de José Martí”, del querido amigo Pedro Pablo Rodríguez; con él se cierra el volumen dedicado a la raza, y con él se hace patente la necesidad de contar con historias de la cultura cubana donde las ambigüedades, las opacidades, las tensiones, encuentren su espacio, se haga patente el desafío a las simetrías bilaterales, pues pertenecemos a un mundo hibridado de relaciones transculturales. Y no olvidemos que fue desde la civilización representada por los valores del occidente cristiano hegemonizador que se conformó el desprecio al negro, en especial al africano y sus prácticas culturales en el contexto de la cultura de la esclavitud.
En la comparación de textos y autores implicados en los dos volúmenes vale señalar las contribuciones diversas a la comprensión de las problemáticas tratadas. Por lo general, los autores, al menos en los textos compilados, se muestran dispuestos a indagar, descubrir, divulgar y es notable el conjunto de relaciones que emerge de las dimensiones sociales, económicas, políticas, éticas, estéticas, religiosas de la cultura cubana que, como indica François Houtart en el prólogo del tomo dedicado a la religión “es la realidad cubana la que ocupa mayor espacio”. Tal aseveración podría parecer demasiado unilateral, mas no tiene necesariamente que ser leída desde esa perspectiva sino desde la invitación a la necesidad de implicarnos todos en los procesos de mutuo intercambio.
No quisiera terminar sin hacer una discreta mención a las fotografías que acompañan los textos. Las imágenes son indiscutiblemente una modalidad de conciencia centrada en el significado y orientada hacia la comunicación, y pudiéramos pensar en la presunción de cierta continuidad entre los textos y los ejemplos visuales seleccionados. La idea de la presunción de continuidad no reclama de forma inmediata ni automática el compromiso de descubrir un significado, tampoco podemos prescindir completamente de él, pues el significado de una imagen pasa por nuestra experiencia ordinaria del mundo.
La selección de obras de la exposición Queloide le permite al lector-observador poner en dialogo los códigos lecto-icónicos en dependencia de su formación intelectual; sin embargo, en el volumen destinado a la religión el peso específico de la devoción católica se sobredimensiona en virtud corpus visual y queda desdibujado en el nivel visual la pluralidad de sistemas de creencias existentes en la Isla.
La búsqueda de nuevos territorios y términos sobre los cuales y por medio de los cuales diseñar nuevas agendas teóricas y prácticas puede contribuir al reconocimiento de nuestra vida social y a la promoción de un enriquecimiento sustancial de la misma, en virtud de la cantidad de mensajes y prácticas con que los diversos grupos que componen nuestros universos culturales contribuyen a la vida social. Raza y religión no solo con constituyentes de la entidad personal sino también de la entidad social y por ello, no resultan problemáticas de segundo orden, entre otras razones, porque ellas informan sobre la experiencia de vivir.
Muchas gracias.
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