miércoles, 24 de febrero de 2016

Cantando bajo la lluvia

Por: Miguel Torres

 Es ésta una película musical producida por la Metro-Goldwyn-Mayer en 1952. Está considerada como el superclásico del cine musical. Es una obra maestra dirigida por Gene Kelly y Stanley Donen.




Gene Kelly nació en un barrio obrero de la Ciudad de Pittsburgh. Estudió algo de baile en su ciudad natal de donde emigró a Nueva York buscando nuevos horizontes. Se entrenó como bailarín, cantante y actor dramático, pero ¿Quién podría predecir que este joven revolucionaría la Meca del cine?.

Irrumpió en Hollywood con una película que devino un clásico (Pal Joy, 1940). En este filme conoció a un bailarín: Stanley Donen y entre ambos revolucionarían el musical y consolidarían el género. Los productores David O. Seslnizk y Luis Mayer, el dúo promotores más hábiles de la industria cinematográfica, los contrataron y propiciaron su carrera. Esta apuesta por quien era entonces un joven desconocido, alcanzó resultados que estaban más allá de lo predecible.

El filme Un día en Nueva York, rodado completamente en exteriores, fue una gran novedad. La ciudad se convirtió en protagonista junto con la música y la danza.

La carrera de Gene Kelly continúo con la obra Un americano en París, dirigida por Vicent Minelli en 1951, pero solo comenzaba la obra del gran Gene Kelly.

En 1952 Kelly dirigió, actuó, cantó y bailó en el filme que le da pie a estas líneas: Cantando bajo la lluvia. Con Donald O’Connor y Deebie Reynolds. Después vendría un largo periodo con obras importantes y un largo silencio hasta que en 1964 Gene Kelly nos da su última obra con Hello Dolly, con Brabra Streisant y Louis Amstromg.

Pero volvamos a Cantando bajo la lluvia. El éxito de esta película y su perdurabilidad se basa en el trío de actores: Gene Kelly, Deebie Reynolds, y un increíble Donald O’Connor.

El tema del filme es un pretexto para los números musicales. Su temática se basa en la época del cine mudo y su pase al cine sonoro, o sea los años 30. La cámara nos muestra los Estudios de esa época, con sus grandes micrófonos y sus cabinas para grabar el sonido aparte. La calidad del sonido era muy deficiente. Muchas estrellas del cine mudo no pudieron seguir su carrera.

Aquí, en Cantando bajo la lluvia, se nos muestra como comedia esa época. Una actriz del cine mudo con una voz horrible, va a intervenir en una película y Deebie Reynolds la va a doblar. En una filmación de esta película con un teatro lleno de extras, la cantante del cine mudo hace muecas y hace como que canta mientras escucha la otra voz. Los tres amigos (Kelly, O’Connor y Deebie), levantan la cortina mientras van cantando y se descubre a la pobre actriz haciendo sus pantomimas. Carcajadas en el público. Es el fin del cine mudo. Es el comienzo de otra época, la época del sonido y de los musicales.

Entre los números musicales de esta película destaca uno en que Cid Charisse, con sus piernas largas, que eran una leyenda, hacen que Gene Kelly baile a su alrededor y después bailan juntos. Menciono esta secuencia porque es típica de los ardides de la época, la actriz era muy alta y Gene Kelly de una estatura más baja. Los buenos observadores que tiene esta sección recordarán cómo la cámara ayuda a que Gene Kelly pueda flexionar las rodillas y no se note la diferencia de estaturas.

Donald O’Connor interpreta en solitario uno de los números musicales más extraordinarios de todos los tiempos. Comienza bailando Tap en el suelo y a medida que la música sube su ritmo va subiendo por los muebles, después, asombrosamente, sube una pared bailando. Se dice que después de interpretar este número tuvieron que hospitalizarlo, lo creo.

Pero el número inmortal de este filme Cantando bajo la lluvia, es aquel en que Gene Kelly con sombrero y paraguas canta y baila una larguísima secuencia mientras cae la lluvia, juega con la sombrilla, se encarama en un farol cantando de alegría, pisa charcos, todo sin perder el ritmo, la sonrisa y el tono.

Esta larguísima secuencia, clásico entre los clásicos, la rodó Gene Kelly durante dos días con 39 grados de fiebre. Nos viene a la mente la frase conocida: “el espectáculo no puede parar”. Esta secuencia que da su nombre al filme pudiéramos decir que es la piedra fundacional del cine musical en su mejor momento.


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