lunes, 29 de febrero de 2016
Latidos compartidos: un acercamiento bien hecho a problemas actuales de Cuba
No voy a hablar de aciertos estéticos (que los tiene) en Latidos compartidos, sino de asuntos que se dramatizan, en mi opinión, con matices adecuados. Bajo la dirección de Consuelo Ramírez y Felo Ruiz, con un guion de Amilcar Salatti, Gabriela Reboredo Iglesias, y Yunior García Aguilera, la obra ha ganado televidentes y provoca debate.
Uno de los temas que miro detenidamente es el de la mujer testigo de Jehová (Magdalena, interpretada por Loreta Estévez Canto), que no tiene un tratamiento ni despectivo, ni irónico.
La creyente se sumerge constantemente en contradicciones, desde sus relaciones sexuales hasta su obsesión de bautizar a un hijo adolescente, que, enamorado, no quiere reaccionar al placer por un bautizo, para el que no ha sido preparado.
El marido (Martín, actuado por Jorge Luis Fernández Treto) insistente en su necesidad erótica, cambia la actitud cuando su esposa conoce que padece de cáncer. Las contradicciones en ese núcleo familiar no se que solución tendrán, porque, además, Martín es un ex -recluso tratado con toda naturalidad, tal y como se le pide a la población que interrelacione con hombres y mujeres que cometieron algún delito y ya “pagaron” su deuda.
Hace años una siquiatra a la que admiré mucho, ante actitudes homofóbicas me decía “la gente no se da cuenta que el homosexualismo no es ni bueno, ni malo, sencillamente es”. Creo que bajo esa premisa se trabajó el guion y la dramaturgia de Latidos… Rogelio (Alberto González Corona) y Fabián (Luis A. Batista Bruzón) son no un par de gays, son una familia, su comportamiento no se acerca para nada al amaneramiento caricaturesco.
Con buenas relaciones de amistad y respeto con sus amigos, la pareja se enfrenta a la homofobia raigal de Macario (Manuel Porto Sanchez, de nuevo una buena actuación), padre de Rogelio que duda, más que eso, teme decirle a su padre que Fabián es su pareja, no su amigo. Esta actitud de presentar a los jóvenes en una actitud ética, que se enfrentan al sufrimiento ocasionado por Macario, hará que cuando este reconozca (así lo espero) que debe no tolerar sino aceptar a su hijo, los televidentes –al no ser algún retrógrado- aplaudirán ese reencuentro humano.
Darío, defendido por Alejandro Cuervo Aguiar, es ¡al fin ¡ un médico de carne y hueso: se enamora de una paciente que tiene al marido en estado de coma, por un accidente en el que intervino el propio Darío. Generalmente, los médicos en la televisión cubana son impolutos, este actúa como lo que es: un hombre que sucumbe ante el amor.
Otro aspecto novedoso es que el guion abarca dos paladares Vereda y Tropical (ese era el titulo, pero no lo pudieron usar por derecho de autor) en las que se ve eso que se llama cuenta propismo, que no se rige por el modo estatal cubano y que hasta ahora en un alto por ciento da buenos resultados.
Las dueñas de los establecimientos Luz Marina (Ariana Álvarez) y Tamara Morales (Omayda) representan dos puntos de vista distintos de ver la vida, aunque las dos estén enamoradas del mismo hombre, el abogado Maikel Yunior (Leonardo Benítez), y en sus vidas amorosas una es “honrada” y otra “casquivana”. Pero las dos exigen por igual el cumplimiento de sus empleados, “luchan” los abastecimientos e incluso compiten con la contratación de músicos para amenizar los locales.
En la propia relación con Maikel en ningún momento se habla de que es un negro y Omaida es blanca. Como escribí en algún momento no hay mejor mensaje antirracista que las manos blancas, acariciando, arañando la fuerte musculatura negra del hombre que posee a la mujer.
Luz Marina es voluptuosa, libre en sus relaciones, rasgos que ofrece convincentemente Ariana Alvarez, y que tiene un misterio con su embarazo. Habrá que esperar si este personaje sigue siendo un cascabel o en algún momento Ariana enseñe el rostro de alguien que parece no poder parir.
Hay otros dos tipos que resultan no comunes: el delincuente de cuello blanco Pedro Pablo (Ulik Anello Sánchez) y el buscavidas Buey de oro (Jorge Martínez). El primero es proxeneta, mentiroso, abusador, irrespetuoso con su esposa, en fin, un Lucifer envuelto en una tez blanca y el segundo en verdad juega a la ilegalidad pero es un buen tío, buen jefe, caritativo y noble, a pesar de su lenguaje ambientoso.
En fin. creo que latidos que comparto (aunque no me gusta el título) es una buena entrega para ese espacio que se debe respetar en nuestra tv: el mensaje de Rogelio y Fabián es más efectivo que decenas de cuartillas que se escriban en pro de que se imponga la aceptación con los personas de diferentes opciones sexuales. Y bueno, volveré sobre Latidos… hay otros aspectos a tener en cuenta.
(Tomado de Portal de la televisión Cubana)
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Barack Obama en La Habana
Infolatam, Washington,
Por PETER HAKIM
(Infolatam).- Según Ben Rhodes, viceasesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, el viaje del Presidente Barack y Michelle Obama a Cuba, previsto para el 21 y 22 de marzo, apunta a la normalización de las relaciones con la isla que inició hace poco más de un año una “política irreversible”. Desde la perspectiva de Estados Unidos esta política se ve bastante irreversible.
Para ser honestos, EE.UU. y Cuba no se muestran todavía particularmente amables, ni se apoyan. El hecho es que siguen siendo bastante críticos el uno con el otro, aunque han recorrido un largo camino hacia la reparación su relación fracturada y hostil. El progreso en los últimos 13 meses es impresionante. Los dos países han establecido relaciones diplomáticas normales y abierto embajadas de pleno derecho en La Habana y Washington. Cuba ha sido eliminada de la lista de naciones patrocinadoras del terrorismo. Los presidentes Obama y Castro llevaron a cabo dos prolongadas reuniones el año pasado y las barreras de EE.UU. para viajar y mandar transferencias financieras a Cuba han disminuido considerablemente.
A pesar de que el embargo comercial, ordenado por el Congreso de EE.UU, sigue en pie el bloqueo de los viajes y el comercio entre ambos países se está debilitando progresivamente. El mes pasado se alcanzó un acuerdo para establecer ya el transporte aéreo regular entre los dos países, que permitirá más de 100 vuelos al día. La primera fábrica propiedad estadounidense, para producir maquinaria agrícola, está abriendo en La Habana. Las transacciones entre los bancos están ya permitidas y el servicio de ferry entre La Habana y Miami comenzará pronto. Se han iniciado negociaciones con el fin de resolver las reclamaciones financieras de ciudadanos de EE.UU al gobierno cubano.
Con todo esto en mente, es difícil imaginar un retroceso importante en las relaciones. Sin duda, una vuelta atrás en la política de Estados Unidos haría quedar bastante mal a Washington y levantaría preocupaciones acerca de su fiabilidad como socio internacional. Sorprendentemente, ha habido poca oposición en EE.UU. a cualquiera de las medidas de la Casa Blanca. A pesar de que los republicanos tienen amplia mayoría en ambas cámaras, no han tratado de impedir ni incluso retrasar los cambios. Hasta la fecha, las únicas propuestas presentadas en el Congreso están dirigidas a debilitar, no a bloquear el embargo.
Tampoco ha surgido ninguna resistencia seria en Miami, bastión del sentimiento anticastrista -ni una sola protesta o manifestación significativa. De hecho la mayoría de los ciudadadanos de EE.UU. aprueba los cambios, entre ellos la mayoría de votantes republicanos y de los cubanoamericanos. Incluso, si uno de los dos candidatos cubano-americanos a la presidencia, – Ted Cruz o Marco Rubio, los dos especialmente conocidos oponentes a la reconciliación- fueran elegidos presidentes, sería poco probable que hubiera un retroceso aunque sí podría estar en riesgo un progreso más amplio.
Los objetivos de del viaje
El presidente Obama no visita Cuba porque le preocupe que la política de Estados Unidos hacia Cuba regrese a su previo estado de hostilidad. La cuestión es si esa política puede y va a dar lugar a nuevos avances, especialmente por parte de La Habana. En Washington, la crítica más común a los esfuerzos de reconciliación es que Cubano está haciendo lo suficiente, crítica que el presidente parece compartir. Hace sólo unos meses, cuando se le preguntó en una entrevista sobre un posible viaje a Cuba, el presidente Obama dijo que quería aprovechar la visita para destacar los avances hacia “la libertad, el derecho a elegir de los cubanos” al tiempo que observaba su preocupación porque Cuba habría “retrocedido” en ese aspecto.
De hecho Obama estaba reafirmando el objetivo central del cambio de su política hacia Cuba e identificando el criterio para medir el éxito de ese cambio: el grado de apertura de la cerrada economía y de la sociedad de Cuba para mejorar la situación de los cubanos, darles derecho a expresar sus opiniones y permitirles elegir a sus líderes. Por su parte Cuba se resiste a que la definición de éxito, como sugiere frecuentemente que EE.UU, sea un “cambio de régimen” que remplace el orden político y económico cubano, sólo que ahora con diferentes tácticas.
Pero Cuba es la responsable de dirigir su política y sus acciones al cumplimiento de las normas regionales o internacionales. Cuba es el único país del hemisferio occidental que rechaza elecciones libres. Cuba rechaza la norma de la independencia judicial y su historial en materia de derechos humanos y libertad de expresión sigue siendo especialmente triste. La inviable política económica del país limita severamente las oportunidades de los cubanos y mantiene a muchos de ellos en la extrema pobreza.
El presidente Obama, como debe ser, intentará animar al gobierno de Cuba a flexibilizar más resueltamente las limitaciones de la economía y de la vida política de la isla, haciendo hincapié en el apoyo que podría llegar desde Washington si llegara a hacerlo. Pero es difícil imaginar que se logre algo más que un modesto éxito. El lento ritmo de las reformas económicas de Raúl Castro es indicativo de las dificultades de lograr un cambio en Cuba. Sin embargo los vientos políticos indican que éste puede ser un momento propicio para un intercambio constructivo de opiniones. En medios públicos y privados se percibe que los problemas se están discutiendo en Cuba y que las diferentes opciones están bajo consideración. La visita de Obama es una manera de reforzar a los cubanos partidarios de la reforma. La Casa Blanca está tratando de aprovechar el considerable apoyo que hay en EE.UU. para mantener unas relaciones más cálidas con Cuba.
El alcance de las reformas en Cuba
Las medidas introducidas en los últimos años han conducido al crecimiento del sector privado. Más de un millón de cubanos, alrededor del 20 por ciento de la fuerza de trabajo, lo son hoy por cuenta propia o trabajan en empresas privadas o cooperativas. Hasta ahora nadie está muy seguro de lo que pueda ser de esta economía independiente. Con estadísticas extremadamente limitadas, las pruebas siguen siendo en gran parte anecdóticas. Está claro que hay muchas historias de éxito, pero las tasas de supervivencia y la rentabilidad de las nuevas empresas son desconocidas. La gran mayoría de los negocios tiene sólo uno o dos empleados y se enfrenta a una variedad de problemas, incluyendo la falta de mercados al por mayor, altos impuestos y regulaciones onerosas e inciertas. Las intenciones del gobierno siguen siendo difíciles de descifrar. Las autoridades cubanas insisten en que van a modernizar y ajustar la economía, pero también dicen que no alterarán el sistema socialista.
El cambio social y político en Cuba es aún más difícil, pero nadie debe ignorar los cambios que han tenido lugar recientemente. El cambio de más impacto ha sido la sorprendentemente rápida expansión de una rica diversidad de instituciones semi-autónomas. Estos grupos, en su mayoría pequeños, con sede en La Habana, han creado oportunidades para el debate y la promoción de una serie de cuestiones sociales, políticas y económicas fundamentales, incluyendo relaciones raciales, derechos de las mujeres y de LGBT, desafíos ambientales, creatividad cultural y libertad de expresión. Convocan reuniones y foros, organizan debates, preparan y distribuyen artículos e informes, publican blogs y boletines regularmente, y patrocinan eventos culturales. El deshielo de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba ha incrementado la confianza de estos grupos y les ha dado un mayor grado de optimismo sobre el futuro.
Sin embargo, todos ellos son frágiles y vulnerables. Ocupan un espacio indefinido en Cuba. No están autorizados por el gobierno, pero tampoco son ilegales. A pesar de los riesgos, el hecho de que existan estas instituciones y operen abiertamente y que sus números estén creciendo es una gran razón para tener cierto optimismo sobre las perspectivas de llegar a una sociedad más abierta en Cuba. No hay duda de que la visita de los Obama contribuirá enormemente a crear entre los cubanos un sentimiento de buena voluntad hacia EE.UU. De hecho ha estado se ha creado desde el 17 de diciembre de 2014, cuando los presidentes Castro y Obamaanunciaron el deshielo en las relaciones.
El viaje de Obama dará la oportunidad al pueblo cubano de demostrar el alto valor que le da a una cálida y sólida relación con su vecino más cercano. Podría mostrar incluso más entusiasmo que el exhibido en el recibimiento al Papa Francisco el año pasado. La presencia de Obama ayudará a cimentar el progreso hacia la normalización de las relaciones y hará que sea mucho más difícil un retroceso independientemente de los resultados de las elecciones presidenciales de 2016 de los Estados Unidos o del resultado del congreso del Partido Comunista de Cuba en abril o de la transición prevista en la presidencia de Raúl Castro en 2018.
Lo que queda por ver
Queda por ver en qué medida ayudará a lograr una economía, una sociedad y una política cubana más abierta, que es y debe ser el objetivo más importante del presidente Obama. Algo que podría ser muy relevante es ver si el presidente de Estados Unidos puede reunirse con cubanos de a pie, – que no sean funcionarios o líderes religiosos, culturales o disidentes- si no simplemente reunirse con gente normal. Eso sería único para un líder extranjero en Cuba y serviría a los puntos fuertes de Obama.
Para Obama el viaje será la ocasión para observar de primera mano el resultado de su política exterior más exitosa y menos controvertida. Es cierto que el Tratado sobre armas nucleares con Irán o la Asociación de Comercio Transpacífico son más ambiciosos y, que si tienen éxito, tengan un impacto más amplio. Pero hasta ahora sólo la iniciativa cubana goza de una amplia aprobación en EE.UU. Cuba es una prueba para la política exterior de Obama que, desde el inicio de su mandato, consiste en un llamamiento para el entendimiento tanto de adversarios como de amigos en la construcción de la paz y la promoción de los Derechos Humanos.
Obama lo expresó de esta manera en su discurso de aceptación del Premio Nobel: “… En un mundo en el que las amenazas son más difusas y las misiones más complejas, Estados Unidos no puede actuar sola… La promoción de los derechos humanos no puede basarse solo sobre la exhortación. A veces, debe ir acompañada de una diplomacia esmerada. Yo sé que el compromiso con los regímenes represivos carece de la pureza satisfactoria de la indignación. Pero también sé que las sanciones sin más – condena sin discusión – pueden lograr solamente un status quo paralizante. Ningún régimen represivo puede moverse en un nuevo camino a menos que tenga la opción de una puerta abierta”.
Obama debería estar orgulloso de lo que ha logrado en Cuba. Debería hacer un uso total de su viaje para mostrar cuán importantes han sido hasta ahora los cambios y poner de relieve el gran potencial, todavía no descubierto, para mejorar la vida del pueblo cubano.
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El comunista más próspero del 260-A
SANTIAGO DE CUBA. Oscar Báez es el comunista más próspero del núcleo de jubilados
260-A. Cuando asiste a las reuniones no es el primero ni el último en hablar, por lo regular necesita que le pregunten, que lo pongan en situación. Pero lo que habla, digamos, no es muy diferente a lo que plantean los otros comunistas respecto a la agricultura o a la corrupción y la crisis de valores.
Su finca agroecológica de cultivos varios “La Amada” pertenece a la Cooperativa de Créditos y Servicios Roberto Macías, situada apenas a la salida de la ciudad de Santiago de Cuba: cocoteros, aguacates, habichuela entre maíz y quimbombó, sembrados intercaladamente porque tiene poco espacio.
Lo visitamos buscando una respuesta acerca del impacto del efecto El niño (los campesinos de la zona tienen prohibido regar por la sequía), pero según Oscar desde el desastre del Sandy, —principio según él del actual desorden climático-, no le había ido tan bien con los frutales. Desde noviembre del 2015 comenzaron a gotear mangos de los árboles, pero aún después del huracán hace dos años ya, los gajos comenzaron a florear y según Oscar “a parir” durante todo el año. Si para algunas personas esto es un síntoma siniestro, para él es una fiesta. Los frutos fuera de época no merman en sabor y calidad.
Nos pasea por la finca de una hectárea con ochenta partes de propiedad y otra 0,64 hectárea en usufructo, y nos muestra la tierra negra que se desgrana en su mano; nos dice que su futuro, tiene 63 años, está en los frutales: mangos, marañón, aguacate, para que no le atajen los 70 años con un azadón en las manos.
Ser talentoso y trabajador no implica el triunfo. Una finca de referencia, limpia y organizada no implica necesariamente solvencia. Para que el campesino sea solvente, dice Oscar, debe tener (y aquí resumo) además de un mejor clima, herramientas a precios que el terreno pueda pagar, un sistema jurídico severo que prevenga verdaderamente los robos, y el pago a tiempo, ya que si —calcula él— el Estado es capaz de distribuirlo a precios no-especulativos para que la gente pueda comprarlos, debe al menos preocuparse por pagar bien y a tiempo.
La última venta de Oscar fue en enero y todavía no ha visto pago, que por norma suele demorarse meses. Hace unas semanas —cuenta— fue a una reunión de la Cooperativa, y la mujer que debía hacer el trámite dijo que ya estaba el dinero depositado en el banco pero ella no lo había cobrado. “No hay interés en que llegue el dinero al productor”.
Con su brazo hinchado —es un problema circulatorio de nacimiento— nos señala cómo levantó este pequeño paraíso desde cero sin pedirle posturas a nadie, y que la mayoría de las faenas las hace “el trabajador”, un solo hombre, una sombra que pasa a veces de aquí para allá. “Un trabajador absoluto”, me dice Rafael, el jefe de núcleo del PCC al que pertenece Oscar.
Se llama Yaser y sabe hacer de todo: electricista, albañilería, manejar los bueyes, atender las parcelas, alimentar los animales. Es un joven de menos de 30 años, que habla poco, que le da vueltas a la hermana enferma de Oscar, que tiene dos hijos y dos hijastros, que vive con la sobrina de Oscar en esa misma propiedad. Todas las pulsiones buenas y malas que Yaser pudiera llevar dentro, se manifiestan en todo lo que es capaz de hacer con sus brazos. Este paraíso es el paisaje que sostiene por dentro a un hombre como Yaser.
¿Cómo y de dónde le llega la prosperidad a Oscar? La mayoría de los campesinos no son prósperos. La mayoría de las casas a la orilla de la carretera en el tramo Habana-Santiago dan cuenta de ello.
“Si te pones a ver es hasta una alcancía”, dice refiriéndose a la crianza de puercos. Gracias a esta alcancía viva, es que ha hecho su vivienda y dos casas más (prepara una cuarta). Oscar no es un hombre dado a filosofar, hay otra forma de conocer cómo piensa: situó las casas de sus familiares en el extremo de la propiedad que colinda con la carretera, “para evitar robos”, argumenta.
Junto al largo corral de puercos que atiende hay una cámara de biodigestor donada por una organización china: un tubo de lona plástica de unos 5 metros de largo, con un estimado de 15 años de duración. Este digestor (bacterias anaeróbicas que al accionar en excrementos expulsan gases combustibles) le permitirá, cuando esté terminado, poder generar gas para la cocción de alimentos, sustituir el método polutivo de quemar leña y así acercarse más a la doctrina ecológica, de la cual parece convencido.
Sin embargo, la entrega del biodigestor donado por el gobierno significa, para él, regresar al desafío de un convenio porcino con el estado. “Comenzó a darme pérdidas —explica—, alquilabas un camión para ir a buscar el pienso, y al llegar no había, y cuando había, muchas veces el pienso era de mala calidad. Me sucedió varias veces, e igual tenía que pagarle el viaje al camionero”. Oscar entregó una última producción antes de tiempo —le habían vendido un pienso húmedo, que podría acabarle en diarreas toda la producción— y decidió continuar solo.
Nos lleva hasta los límites de su propiedad, del otro lado de la cerca hay otro trozo de hectárea libre y sin cultivar. Sueña con tenerla, “porque es una lástima, fíjate”. La extensión de su terreno actual apenas le da cobertura en producción para pagarle al trabajador. Le pregunto cómo es que le paga entonces y responde que, a veces, con la moto. Con el vuelto de una permuta Oscar compró una moto que explota como taxi. Esa entrada diaria —valiéndose de un piloto— le sirve para vivir. Porque —acota— “no tengo un kilo en el banco”. Todo lo que gana debe retoñar.
La prosperidad de Oscar es modesta, las casas que ha construido, aunque de mampostería, tienen techo de zinc. No puede pagarse unos días de recreo en la Cayería Norte, señala la telefonía móvil como un gasto degradante. La producción que genera le permite, eso sí, ahorrar para comprar artículos como una nevera de 350 CUC (“el refrigerador es incómodo”) sin tener que pedírselo a nadie.
Con eso, más la idea de producir alimentos ecológicos para su autoconsumo y para la población, genera un círculo ético que incluye el valor del trabajo y su beneficio inmediato. Para el cubano medio que vive en la Isla, asumámoslo, esto es desconocido. Incluso en el imaginario de una buena parte de la diáspora, es poderoso el aliciente de llevar una subsistencia equilibrada en los límites éticos de la legalidad, con esto —que parece poca cosa— muchos sobrellevan la lejanía respecto a sus familiares y la renuncia a sus sueños vocacionales. Con buena parte de este ingrediente, diría Max Weber, se sostiene el capitalismo.
Podríamos asegurar que no todo lo que logra Oscar está en el límite de lo legal. Es difícil llegar a esa ecología moral, pero él se acerca bastante.
Foto de portada: Guillermo Salas
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domingo, 28 de febrero de 2016
El último rezago de la Enmienda Platt
Cuba reclama desde 1959 la devolución del territorio nacional usurpado por la Base Naval de Guantánamo, totalmente obsoleta desde un punto de vista militar...
La base naval de Guantánamo tiene una extensión de 117 kilómetros cuadrados: la mitad, tierra firme y una cuarta parte, pantanos.
- Restablecimiento de Relaciones entre Cuba y Estados Unidos: El 17 de diciembre de 2014, luego de un diálogo entre los representantes de ambas naciones, Raúl Castro de Cuba y Barack Obama de Estados Unidos, anunciaron que comenzarán conversaciones para restablecer las relaciones diplomáticas que habían estado interrumpidas durante más de medio siglo. Este hecho sucedió el 20 de julio de 2015 aunque EU izó su bandera en la sede diplomática el 14 de agosto del propio año.
Este proyecto de ley reglamentaba las relaciones que habrían de existir entre la nación norteamericana y la Isla, una vez obtenido esta última su independencia. El 27 de ese mismo mes los senadores imperiales aprobaron por simple mayoría la enmienda.
La Cámara de Representantes lo ratificó sin modificación alguna el primero de marzo. Ese mismo día, el presidente McKinley la sancionó como ley y sobre ella cursó instrucciones precisas al gobernador impuesto por las tropas estadounidenses de ocupación en Cuba, general Leonard Wood.
Veinticuatro horas después, Wood comunicó a la Asamblea Constituyente cubana que el texto de la Enmienda Platt tenía que ser incluido como apéndice de la Constitución de la Isla. Este documento refrendaba el derecho de Estados Unidos a intervenir en Cuba cuando lo estimara necesario.
Entre otros acápites controvertidos, la enmienda determinaba que “para poner en condiciones a los Estados Unidas de mantener la independencia de Cuba […], el Gobierno de Cuba venderá o arrendará a los Estados Unidos las tierras necesarias para carboneras o estaciones navales en ciertos puntos determinados”.
Juan Gualberto Gómez deviene en este momento figura cumbre de la nacionalidad cubana. Ya antes, en noviembre de1900, le había recordado al interventor que no es de la Constitución, sino del Gobierno de Cuba, una vez ella independiente, elegido por el pueblo, la tarea de regular las relaciones con el vecino norteño.
También alzó su voz Cisneros Betancourt, tanto contra la enmienda injerencista como, particularmente, contra el inciso que estipulaba lo de las bases navales. Con respecto a esto último, expresaría: “¡Qué astutos son y como se interesan por sus bienes propios!… Con esta condición cercenan el territorio cubano”.
Tras una lucha de meses, 16 constituyentes se declararon vencidos y votaron a favor de la inclusión del texto de la Enmienda a la Carta Magna; once mantuvieron su oposición (entre ellos Juan Gualberto y Cisneros), cuatro estuvieron ausentes de la votación.
Una vez alcanzada la independencia formal, el 20 de mayo de 1902, Washington presionó para la firma de los tratados que la Enmienda estipulaba como obligatorios. El 16 de febrero de 1903 en La Habana y el 23 del propio mes en la capital estadounidense, se suscribía el Tratado sobre bases navales y carboneras.
En un principio se determinó el arriendo de tierras en Guantánamo y Bahía Honda. Nueve años después Estados Unidos renunció a “sus derechos” sobre la bahía artemiseña pues le interesaba más ampliar el área de la base de Guantánamo, lo que por supuesto logró concretar.
Entonces al enclave injerencista le llamaban “estación naval”. En 1943 la denominaron “base naval de operaciones” y desde 1952, “base naval”, como hasta nuestros días. Su extensión es de 117 kilómetros cuadrados: la mitad, tierra firme y una cuarta parte, pantanos. La línea costera se extiende por unos 17 kilómetros
Nunca esa base naval ha servido para preservar la independencia cubana. Más bien resultó ser “un trampolín de agresiones”, como le califica el historiador René González Barrios.
Pocos días después de estallido de la protesta armada de los Independientes de Color (mayo de 1912) más de 3 000 marines desembarcaron en la Base. Desde allí marcharon a Daiquiri y El Cobre y se desplegaron a lo largo de la línea férrea guantanamera para proteger propiedades yanquis.
Cinco años más tarde, con la sublevación de los liberales, más conocida como “la guerrita de La Chambelona”, miles de marines y soldados usaron la Base como trampolín para dislocar tropas por Camagüey y Oriente. Todavía en 1918 quedaban 30 000 de ellos custodiando haciendas y empresas de ciudadanos norteños.
A la vez, en los años de la república neocolonial, la Base Naval devino antro de corrupción para muchachos y muchachas. Varias pandemias proliferaron en los poblados vecinos con motivo de su cercanía: juego, prostitución, drogadicción, contrabando de todo tipo, pedofilia.
Según los historiadores locales, 27 prostíbulos funcionaban en la zona, que albergaban más de medio millar de meretrices, sin contar las cuarterías clandestinas, casi siempre destinadas a prostitutas negras, porque ningún burdel podía incluirlas en su nómina, de acuerdo a una ley nunca escrita.
Tres médicos atendían la salud en esos establecimientos para que ellas “no enfermaran” a los efectivos acantonados en la base. En cambio, en Caimanera, el pueblo más cercano, no había médico establecido, sino uno que venía de otra localidad semanalmente a la Casa de Socorros.
En los años de Revolución, después de 1959, se construyeron solo en Caimanera un policínico integral, un materno infantil y 13 consultorios del médico de la familia.
Aunque en 1934 se derogó oficialmente la Enmienda Platt al convenir los gobiernos de Estados Unidos y Cuba la anulación del Tratado Permanente de 1903, que prácticamente calcaba los incisos de la enmienda injerencista, no se produjeron cambios con respecto al status de la Base Naval de Guantánamo.
Incluso fue tan servil el régimen de Batista-Mendieta que no se atrevieron entonces a sugerir una fecha límite de ocupación del territorio usurpado, aunque en la legislación internacional un tratado de ese tipo caduca obligatoriamente al siglo de ser suscrito.
Por el arriendo de la base, Estados Unidos pagó desde 1934 un poco más de 3 millones de USD anuales. Hoy pretenden sufragar unos 4 millones. Pero desde febrero de 1959, cuando Fidel asumió como primer ministro del Gobierno Revolucionario, se dejó de cobrar esa suma.
De esa fecha acá, Cuba reclama la devolución de ese territorio que en los últimos años, totalmente obsoleto desde un punto de vista militar, solamente ha servido para las provocaciones contra nuestro país, las cuales han costado las vidas de varios compatriotas guardafronteras.
En fecha más reciente, han utilizado esa parte del suelo cubano ilegalmente usurpado como campo de concentración para emigrados cubanos y haitianos ilegales y de prisioneros de sus guerras de agresión.
La devolución de ese territorio cubano constituye otro punto neurálgico en la normalización de las relaciones entre los dos países.
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viernes, 26 de febrero de 2016
Cuba: La verdad no se ensaya
Por Milena Recio
Como es de rigor, y en este caso aún más, tengo que comenzar explicando que estar aquí, ayudando a presentar este libro, es un regalo que me ha hecho Julio César Guanche. Y lo asumo como un regalo personal.
Es su último libro cubano antes de comenzar una nueva etapa en su vida que lo enfocará hacia el trámite de convertirse en Doctor. Y es, si me lo permiten, así lo veo, el cierre de un ciclo de este analista prolijo. No solo por las circunstancias de su propia biografía, sino porque el objeto de su análisis, el orden social cubano, experimenta una poderosa transformación de la que estará dándonos cuenta en próximas entregas.
Creo con convicción que debemos ayudar, todos cuanto tengamos noticia de la obra de Guanche, para que particularmente sus ensayos jurídico-políticos e históricos, sean cimiento de la nueva Cuba en la que al parecer estamos enfrascados en la hora actual. Es muy joven este amigo nuestro y ya acumula suficiente autoridad en este campo.
Este libro en particular, por ser tan variopinto, por ser resumen de ensayos premiados aquí y allá, y por estar prologado por el maestro Juan Valdés Paz con un texto programático, debería ser referente ineludible para laintelligentsia cubana encomendada de segregar hacia la ciudadanía algunas de sus ideas clave sobre nuestro pasado inmediato y visiones urgentes sobre el futuro deseable.
El presidente cubano Raúl Castro hace menos de una semana ha anunciado que al finalizar la recién estrenada legislatura, el país tendrá nueva Carta Magna, o al menos una reformada.
En concordancia con los acuerdos del 6to Congreso, --dijo-- será preciso armonizar los postulados de la Constitución de la República con los cambios asociados a la paulatina implementación de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución.
Y continúa diciendo: no resulta saludable estar reformulando continuamente la Carta Magna de la Nación y comoquiera que efectuar una reforma constitucional nos tomará necesariamente un tiempo prudencial, ya que si bien algunas cuestiones pueden modificarse por el propio Parlamento, otras más importantes requieren además la ratificación por el voto favorable de la mayoría de los ciudadanos en referendo
Estos enunciados sugieren muchas preguntas: ¿La consulta previa imprescindible o al menos deseable para el ejercicio constitucionalista acaso ya se ha saldado con la consulta partidista que antecedió al VI Congreso del PCC y del cual han emanado estos Lineamientos? ¿Serán los postulados de la Constitución los que deberán armonizarse con la actual implementación de los Lineamientos, que no deja de ser una formulación circunstancial, un programa para un par de décadas, o por el contrario debería ser este programa el que se adaptara a los postulados de una distinta Constitución? ¿Por qué estas transformaciones no han comenzado por el ámbito constitucional? ¿Cuáles serán las consecuencias de introducir parches a la Constitución a través del mandato representativo de la Asamblea Nacional? ¿Cómo podría convertirse este proceso de reinstauración de la Ley Suprema en un hecho de evolución ciudadana, de reconstrucción republicana?
Juan Valdés Paz, quien pondera como quizás uno de los mayores méritos de la obra de Guanche su interpretación del socialismo en clave republicana, sintetiza de este modo lo que considero una premisa sustancial para este análisis: La República de Cuba incluye un Estado republicano pero es ella quien sustenta la transición socialista de la sociedad cubana; el Estado de esa República es socialista pero no es el socialismo de la República. El estatismo de las relaciones sociales atenta contra el socialismo y contra la República.
Porque este libro de Guanche en verdad se trata de la exposición más completa sobre la tradición republicana, el nacionalismo radical y el socialismo, cubanos, de que podemos disponer, hago votos para que se convierta en libro de cabecera para todos aquellos, --juristas, decididores políticos, parlamentarios, etc.-- a quienes durante los próximos cinco años corresponderá la tarea de concretar los cambios de la norma principal de esta congregación humana que llamamos Cuba y convertirla en algo más que un documento de anaquel. Creo en la utilidad, para estos fines, de este tesoro rojo que hoy hemos venido a rebautizar.
Muchas gracias.
Milena Recio es periodista y profesora universitaria cubana. Estas fueron sus palabras en la presentación, el 1 de marzo pasado, del último libro de Julio Cesar Guanche, La verdad no se ensaya. Cuba: el socialismo y la democracia, Editorial Caminos, La Habana, 2012. EL libro cuenta con una edición chilena, por Ediciones Universidad Alberto Hurtado.
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“No se hace una industria cultural centralizando ideas”
Cómo Osvaldo Pestana Montpeller (Montos) pasó de ser el muchacho irreverente que garabateaba cuanta página en blanco cayera en sus manos —el clásico pintamuñequitos— a uno de los ilustradores “estrella” de la editorial norteamericana Guardian Knight Comics (GKC), es un asunto al que no suele dar demasiada importancia.
De hecho, se niega rotundamente a que hable de su inserción en los circuitos internacionales del género, pues para él eso implicaría que la serie en la que trabaja se estuviera publicando de manera simultánea en varios países o tuviera alguna connotación fuera de los Estados Unidos y jura que no es el caso.
“Hace poco leí —ejemplifica para apuntalar su modestia— que el mercado norteamericano del cómic divide sus ventas entre un 70 por ciento que lideran la Marvel y la DC, y un 30 por ciento que se reparte entre las demás editoriales; en algún punto pequeño de ese 30 por ciento ha estado mi trabajo representado. Así que no creo que sea significativo para aquel contexto”.
Para aquel, quizás no; pero para el escenario del cómic cubano sí que lo es. Antes de Montos, apenas se tienen noticias de historietistas que mantuvieran vínculos profesionales con alguna editorial fuera de Cuba, mucho menos con la industria cultural estadounidense, una suerte de Grandes Ligas del género.
Cuando llegó hasta allí, sin embargo, ya Osvaldo Pestana había desplegado una notable trayectoria, que si bien no comenzó en academia alguna, sí se fogueó durante años en la ilustración editorial para libros y medios de prensa de Sancti Spíritus, en el centro de Cuba.
“Lo primero es contar con un mínimo de talento —dice como si el suyo fuera ciertamente mínimo—. Lo otro es saber hacia dónde te diriges, qué quieres y tocar las puertas adecuadas. En mi caso, Internet fue la primera puerta a la que siempre supe que debía tocar. Me hice de un portafolio digital y lo colgué en algún sitio al que tuvieran acceso aquellos editores que pudieran estar interesados. Fue así que conseguí mi primer trabajo con una editorial de bajo perfil, Graphic Illusions Comics”.
Luego vendría el contrato con Ape Entertainment, sello que publica títulos como Kung Fu Panda, Los Pingüinos de Madagascar y Strawberry Shortcake y para el cual Osvaldo dibujaría dos series: Donarr The Unyielding y Poison Elves. Solo después de que estos proyectos se malograran por cuestiones administrativas, Montos entró en contacto con Guardian Knight Comics, una editorial de San Antonio, Texas.
¿Cómo valoras la experiencia de trabajo con GKC? ¿Sientes que te enriqueció profesionalmente?
“En GKC yo trabajaba para un proyecto llamado Gears and Bones. Lo más gratificante fue el hecho de que la serie para la que dibujaba era la líder de ventas dentro de los títulos de la editorial. Esto se debe en parte a la libertad que me dieron en el equipo de realización. Siempre resulta muy enriquecedora la obligación de trabajar para una serie de carácter mensual, pues creas y desarrollas habilidades que de otra forma no saldrían a la superficie. La historieta en Estados Unidos se piensa en términos de industria, porque es una guerra constante contra el tiempo.”
Con la experiencia de haber asistido a cuatro convenciones del cómic norteamericano (Orlando City Mega Con, Alamo City Comic Con y dos veces al San Diego Comic Con) y con referentes de primera mano sobre la salud de la historieta en Europa y Japón, Montos lamenta que la industria cubana del género no vaya ni remotamente bien.
“En los años 80 contábamos con varias publicaciones periódicas comprometidas a diferentes niveles con la historieta —explica—. Esto posibilitó que tuviéramos nuestros propios autores y nuestras propias historias. Con el derrumbe del campo socialista, también se vino abajo la concepción de la historieta como medio de comunicación de masas. Hoy lo que tenemos son algunos títulos en cada feria, saturados del elemento político-histórico, de formas tan chatas que no apetecen su lectura en la mayoría de los casos.
“El hecho de que el Estado tenga en su poder la totalidad de las editoriales ayudó a impulsar el género en aquellos años, pero ahora se ha convertido en un obstáculo para la libre publicación y circulación de un cómic hecho por nacionales. Este estatismo no ha permitido un mejor desarrollo pues cada uno de estos sellos tiene una política editorial específica, y todo aquel producto cultural que no cumpla con sus estándares sencillamente quedará en el camino”.
¿A qué atribuyes la decadencia que ha venido experimentando el género en la isla?
“A que se coacciona la producción de alguna forma. Si sólo aquellas historias con cierta intención política son las que ven la luz, ya se limitan un determinado número de propuestas. Si para colmo, no hay una forma alternativa de publicar esa otra historieta y percibir ingresos por ello, la mejor opción para el historietista será la de exportar sus servicios para editoriales extranjeras. Esto funciona para los dibujantes, pero casi nunca para los guionistas.
“Otro elemento clave es que los historietistas en su mayoría no hemos sido formados académicamente. En ocasiones eso mella nuestro desempeño intelectual y formal, lo que resulta en propuestas de dudosa calidad. Es cierto que en muchos casos no hemos sido capaces de formular las mejores historias, ni de dibujarlas de las mejores maneras, así que no todo es achacable al manejo de las políticas editoriales del país”.
¿Crees que en materia de historieta la industria cultural cubana puede hacer frente a la consolidada industria cultural norteamericana que nos ha venido invadiendo solapadamente?
“No contamos con una industria, así que esa pelea ya está perdida. No es un fenómeno solo cubano, en toda Latinoamérica la tendencia general ha sido dejarse engullir por aquellos otros personajes, por aquellas otras historias y culturas. Así que debemos preguntarnos qué ha posibilitado que una industria de ese tipo se haya desarrollado en Estados Unidos y sacar nuestras propias conclusiones. La primera a la que llegaremos es que no se hace una industria cultural centralizando ideas”.
Después de Elpidio Valdés, ningún otro personaje “made in Cuba” ha alcanzado la categoría de ícono. ¿Qué rasgos crees que deba tener el personaje que, en lo adelante, pueda llenar ese vacío simbólico?
“En las arenas cubanas, el campeón indiscutible en cualquier batalla cultural es y será Elpidio Valdés. ¿Cómo Juan Padrón lo logró? Porque consiguió conectar con el alma de esta nación. Juan logró encontrar aquellos códigos autóctonos que nos definen como cubanos y hacerlos interactuar por medio de sus personajes.
“Hay elementos dentro del imaginario popular que nos pertenecen, tenemos nuestros propios paradigmas, nuestras aspiraciones y formas particulares de conectar con esa matriz que llamamos nacionalidad. Aquel personaje que identifique estos elementos será el que podrá instalarse en nuestros corazones en la forma que lo ha logrado Elpidio”.
¿Qué proyectos te desvelan actualmente?
“Estoy ansioso por terminar la adaptación de la obra Paquelé, original del escritor espirituano Julio M. Llanes, a una novela gráfica. Es la historia de un adolescente esclavo espirituano a finales del siglo XIX. Tengo grandes esperanzas de que los lectores encuentren un producto cultural que puedan sentir como propio.
“Después de esto, el diseñador gráfico y guionista Mauricio Vega y yo tenemos entre manos un proyecto al que llamamos tentativamente Los Apóstoles de la Cunchunfleta, una saga con personajes que nos permitirán dialogar e interactuar con los públicos de hoy. Viene siendo algo así como nuestro propio viaje a la espiritualidad de esta generación”.
Foto de portada: Osvaldo mantiene en Sancti Spíritus un taller de creación de historietas / Arturo Delgado.
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Apostar por la naturaleza
Por Ivón Guerra Hernández, La Isla cubanisim@
Decir naturaleza es pensar en verde, azul o en tierra, apostar por la naturaleza es vivir una experiencia más que de colores, es sentir que cuando pones unas gotas de agua en una planta estas creciendo con ella, cuando salvas un pájaro herido y vuelve a volar lejos de ti estas volando con él, cuando lavas tu coche con cubeta y no con manguera o cierras la llave del agua mientras te cepillas los dientes, cuando recuperas todo lo que parece que ya no sirve estas dando una segunda vida a lo inservible al planeta y a ti. Aun si cada habitante del planeta hiciera un poco de estas cosas no sería suficiente para salvar este hogar de la desidia de la contaminación acumulada desde la era de la Revolución Industrial, intereses socioeconómicos, pero principalmente financieros son los mayores contaminantes en el mundo contemporáneo. Convenios, Tratados, Protocolos y cuanto instrumentos reconocido por la jurisprudencias nacionales e internacionales se evalúan, y se firman, pero al final del día vamos envejeciendo y más que eso, consumiéndonos en la polución del aire, de las ondas sonoras y hasta de la tecnología. Ningún ciudadano, ni rico, ni pobre, creyente o ateo, se salva de ser contaminado, ningún país por más que implemente mecanismos de protección alcanzará el ideal de conservar la naturaleza, por ello se agradece cualquier acción que redunde en conservar el mundo como lo conocemos.
Proteger a la naturaleza debe ser un valor más de la familia moderna, un valor que se le dé al hombre desde que nace, algo que lo acompañe como el idioma o la educación. La generación de cubanos nacidos después de los 60 del siglo XX por alguna razón nos alimentaron el intelecto los programas educativos con muchas ciencias, historia, literatura sobre todo soviética, la cívica al parecer era cosa de casa, y si se une a esto que eran tiempos de menor fluidez de la información era un imposible crear una conciencia de los peligros de un inminente desastre a nivel global del medio ambiente, aunque por fecha tan temprana como 1961 se establecían a nivel de estado las primeras acciones para la recuperación de materias primas ejercidas fundamentalmente en el círculo reducido de las empresas creadas y dedicadas a ese giro, acciones de la población al respecto estuvieron limitadas prácticamente a la entrega de pomos, papel y cartón a los CDR, no es hasta 1981 que se promulga una Ley de Medio Ambiente, el país tiene toda una Estrategia de Desarrollo para el reciclaje al que se ha vinculado en los últimos tiempos el trabajador por cuenta propia, pero todo ello aún resulta insuficiente, ¿cómo reciclar con un aprovechamiento óptimo con tecnología no adecuada?, ¿será suficiente reciclar solo el 35% de los desechos que pueden ser reutilizables? ¿cómo no contaminar en un país donde a pesar de existir instrumentos jurídicos que regulan la protección del medio ambiente, los procesos constructivos no se hacen con todas las medidas de protección o donde más del 50% de los medios de movilidad han sobrepasado la obsolescencia de más de dos décadas?
En Cuba un país de vocación por el mejoramiento humano, por la educación y el bienestar de las mayorías bien podrían hacer programas en todas sus provincias de trueque de materiales reciclables por libros, entradas a espectáculos culturales o deportivos, plantas de ornato, donde participe activamente los ciudadanos, promover una cultura ambiental en centros de estudios, o laborales, a fin de que esa Sociedad Civil Cubana inmersa en la resolución de sus necesidades más inmediatas que tiene la percepción de que es el Estado quien tiene toda la responsabilidad de preservar el medio ambiente, derivado evidentemente de políticas incorrectas de concientización de un problema que es de todos, se incorpore de modo efectivo y consciente a salvaguardar ese patrimonio en peligro.
Hoy cuando la experiencia mundial de miles de ciudadanos con vocación ecologista se nos presenta en la prensa internacional con la defensa del Ártico, con las marchas contra las multinacionales que contaminan sin control, contra el uso indiscriminado de recursos no renovables, debemos sumar esfuerzos para no dejar en el desamparo ambiental a las generaciones venideras. El futuro debe ser gestionado desde el presente y los cubanos no debemos dejar pasar la oportunidad de preservar la belleza de nuestro hermoso espacio habitable.
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jueves, 25 de febrero de 2016
La investigación histórica fue el mayor éxito para el hallazgo de los restos del Che Guevara
Jorge González Pérez, uno de los forenses más reconocidos del mundo, es el médico legista que encabezó el equipo cubano que halló los restos de Ernesto Che Guevara el 28 de junio de 1997. Habló en La Habana, Cuba, con LARED21 y dio a conocer el proceso de búsqueda de los restos del guerrillero argentino y de otros 14 combatientes cubanos que lo acompañaron. El experto habló de lo que significan los datos históricos de los desaparecidos antes de comenzar a buscar cualquier tumba clandestina.
Jorge González Pérez, hablando con LARED21 frente al Pabellón Eduardo Galeano, en la Feria Internacional del Libro de La Habana.
Desde diciembre de 1995 Jorge González se internó en la selva boliviana para encontrar los restos óseos del Che Guevara, uno de los principales artífices del triunfo de la Revolución Cubana encabezada por Fidel Castro (1959). Jorge González recuerda con detalles su trabajo de búsqueda de los restos óseos. Explicó que Cuba se caracteriza por tener misiones de colaboración internacionalistas, y que en 1989 estuvo al frente de un grupo de antropólogos para identificar a más de dos mil cubanos que murieron en distintos países durante misiones militares y civiles. Le tocó ir a Angola, Mozambique y Nicaragua. Ese fue su antecedente.
González recordó en La Habana en entrevista con LARED 21 que el gobierno de Jaime Paz Zamora impidió en 1989 que cubanos ingresaran a territorio boliviano para buscar los restos del Che. Recién seis años más tarde, en 1995, con Gonzalo Sánchez de Losada frente a la presidencia de Bolivia el contexto político cambió. El presidente boliviano dijo que se investigaría el destino de los restos del Che Guevara para darle “cristiana sepultura” y decretó la creación de una comisión para verificar la información brindada públicamente por el general retirado Mario Vargas Salinas, quien advertía que los restos del comandante Che Guevara estaban en la pista aérea de Vallegrande, en el departamento de Santa Cruz.
Tuvimos 72 horas para compilar toda la información
En diciembre de 1995, Jorge González partió desde Cuba hacia Bolivia representando a los familiares de los quince guerrilleros que combatieron en Bolivia, entre ellos Ernesto Che Guevara. Previamente a encarar ese viaje-misión tenía 72 horas para compilar toda la información posible de los combatientes: fotografías, edades, sexo, raza, estatura, fracturas pasadas, dentigramas, anomalía al caminar, talle de la ropa.
Esta información previa- explica González- era imprescindible para facilitar la investigación. Relata que hasta le entregaron cabellos de Guevara que fueron cortados una vez que bajó de la Sierra Maestra y añade que cuando se resolvió que viajara a Bolivia, Guevara lo hizo pelado, con lentes, zapatos especiales para simular una estatura mayor y una prótesis sobre sus dientes para cambiar la conformación de su rostro.
González recuerda que viajó solo desde Cuba “porque allá estaba el Equipo Argentino de Arqueología Forense”. Hacia fines de 1995 se hallaron las tumbas clandestinas de tres combatientes pero aún faltaba encontrar la tumba de otras doce personas, entre ellas, la de Ernesto Che Guevara. El médico legista cubano recuerda que “llegó fin de año y los argentinos se fueron a pasar las fiestas a su país” y agrega que “el grupo volvió el 8 de enero de 1996”. Mientras, Jorge González se contactó con la Asociación de Familiares de Desaparecidos Bolivianos presidida por Loyola Guzmán, la activista de derechos humanos había acompañado la guerrilla del Che en Bolivia.
González subraya que “logramos encontrar a la persona que hizo la fosa donde se enterraron los restos del Che Guevara y dijo que no sabía para qué era”.
“Cuando haya algo nuevo nos avisan”
A finales de marzo de 1996, el Equipo Argentino de Antropología Forense decidió irse de Bolivia “porque no había un estudio histórico hecho”, dijo González a LARED 21. Explica que lo ideal es tener ese estudio antes de iniciar la búsqueda pero “nosotros debimos involucrarnos en forma abrupta porque había que aprovechar el contexto político dado por el gobierno boliviano”. González relata que “los argentinos decidieron irse y dijeron que cuando hubiera algo nuevo que les avisaran”. Describe que “la búsqueda fue errática en su primera etapa”, aunque agrega que aun así se halló “una cuarta tumba clandestina” de uno de los combatientes que acompañaron al Che.
Lo cierto es que a fines de marzo- resume González- “todo el mundo se fue y quedé junto al antropólogo cubano Héctor Soto y otros especialistas de mi país, entre ellos geofísicos e historiadores”, encabezando la misión de búsqueda de los restos del Che y el resto de los guerrilleros. Ese grupo de cubanos resolvió dividir Bolivia en dos grandes áreas: al norte del Rio Grande donde operaba la VIII División del Ejército Boliviano y al sur, donde operaba la IV División. González relata que los cubanos sabían que “la guerrilla se movía a lo largo del Rio Ñancahuazú- que se extiende unos 150 km- y a lo largo del Rio Grande que se extiende unos 200. El médico legista al mando de la misión armó un proyecto de investigación científica con un protocolo que incluía componentes históricos, antropológicos, geofísicos y de prospección del suelo, que se instrumentó durante 1996. González dice que como lo más probable era el dato de la pista aérea, investigamos hasta el origen de su construcción para “vincular la geología con la historia”. Así, pues, dividimos los diez mil metros cuadrados de pista aérea en sectores. Se hicieron doce cuadrantes teniendo en cuenta un solapamiento para que siempre hubiera en común un tramo de un cuadrante con el contiguo. Hicimos más de dos mil perforaciones en la pista. González sostiene que “el mayor resultado o éxito que tuvo la búsqueda de los restos del Che en Bolivia fue la investigación histórica”. Desde que había muerto el Che, en Cuba se habían reunido “13 versiones sobre los destinos posibles de Guevara” y en poco más de un año en Bolivia “recogí otras 88”. González cuenta que hicieron un estudio científico de búsqueda de información y que clasificaron las respuestas de los entrevistados entre las versiones dadas por la gente que habitaba la zona de Vallegrande y la gente que no pertenecía a ese lugar cuando ocurrieron los acontecimientos. Se clasificaron, además, las respuestas provenientes de militares y de civiles.
González indica que “establecimos una diferencia significativa entre ambas porque los militares tenían como objetivo la desinformación”. El grupo de cubanos en Bolivia hizo más de mil entrevistas pero trescientas de ellas resultaron las más verosímiles. González apunta que esas entrevistas también fueron clasificadas en función del nivel de participación en las acciones militares que llevaron a la muerte de los guerrilleros y en la credibilidad de esas personas. “Llevaban diez puntos quien había enterrado a los guerrilleros y también los llevaba el chofer de quien enterró a Guevara y al resto”. González agrega que “es claro que el chofer no participó en el enterramiento pero fue hasta el lugar y por eso tenía la máxima credibilidad para nosotros”. El que desinformaba llevaba cero punto. Los números intermedios en esa escala se referían a quienes no estuvieron en el lugar pero “estaban vinculados con los oficiales, como por ejemplo sus esposas”.
La zanja donde estaban los restos del Che
Se hizo entonces una base de datos. Se trató de establecer el día que desapareció el Che, quiénes estaban físicamente en Vallegrande y adonde estaban los oficiales de guardia y su nivel de visibilidad con respecto a los lugares de búsqueda. “Tú puedes estar en el terreno de un partido de fútbol pero cuando se produjo el gol capaz que te picó un mosquito, te agachaste y no viste el gol”. Es decir, “se puede estar en el lugar y no ver necesariamente lo que sucede”. González sostiene que “la gente te narra lo que no vio y por eso en medicina legal diferenciar esos relatos es muy importante”. Gracias a la información recabada “escribimos lo que pasó con el Che y con los otros 14 guerrilleros”. González comentó que supieron que “el Che estaba junto a los otros combatientes en la zona de la lavandería del hospital. Que en la noche, en ese pueblo (Higueritas) se apagaba la luz a las 22 horas y fue cuando los militares se llevaron sus cuerpos en un camión”. Y siguió: “supimos, además, que los militares abrieron una zanja con un tractor”.
González detalla que buscaron cuántos tractores tenía el Batallón de Ingenieros. Tenía uno solo y encontraron a quien lo había conducido esa noche, calculamos la estatura del hombre para conocer qué veía y que no cuando estaba sentado en el tractor haciendo la zanja para el enterramiento. Calculamos el ancho de la fosa y nos dijimos que tendría que tener unos 4 metros de ancho porque la pala medía 3,20 metros y nunca pasaba exactamente por el mismo lugar. Calculamos que la fosa tendría unos 2 metros de profundidad y unos 15 de largo por la medida del tractor”. González levantó un poco su tono de voz para concluir: “lo que buscábamos no eran los restos del Che sino el lugar de la pista aérea de Vallegrande donde había una zanja de 2 metros de profundidad, por 15 de largo y 4 metros de ancho y eso lo logramos saber-relata aliviado- en junio de 1997, ese día logramos saber dónde estaba esa zanja tapada”.
El Che fue enterrado con su uniforme
González subraya que “logramos encontrar a la persona que hizo la fosa donde se enterraron los restos del Che Guevara y dijo que no sabía para qué era”. El 26 de junio de 1997 la estrategia fue abrir una fosa en la zanja hallada. Se abrió otra fosa a la izquierda pero luego supimos que los restos del Che estaban en la fosa que finalmente hicimos a la derecha. González describió cómo en la fría noche del 27 de junio el Jefe de Seguridad del Estado nos recordó que teníamos dos días para terminar los trabajos. Para Jorge esa fue una señal positiva: “El hecho que nos avisaran que teníamos poco tiempo significaba que estábamos cerca. Alguien estaba viendo qué hacíamos”. Al otro día era sábado y continuamos el trabajo con máquinas de una empresa que ese día construían un alcantarillado. La tumba clandestina del Che estaba a 167 cm de profundidad en la fosa. La pezuña de la máquina enganchó el cinto del Che y así salieron las osamentas. El Che había sido enterrado con su uniforme, pero sin zapatos.
En el momento del hallazgo estaba con el antropólogo cubano Héctor Soto y un camarógrafo del Ministerio del Gobierno Boliviano, el tractorista y mirando desde arriba alumnos de una escuela. “Los argentinos se habían ido desde marzo y no estaban. Los primeros de ese grupo llegaron el 1º de julio de 1996. Le avisamos para que vinieran”.
González dijo que para “nosotros su experiencia era importante” además de que ellos se fueron con el compromiso de que cuando “aparecieran los restos óseos volverían”. En la fosa donde finalmente fueron hallados los restos del Che-continúa González-, se encontraron, además, los restos de otro de los combatientes. González contó que se quedaron en la noche con la fosa abierta como custodia.
El ADN no fue necesario
Para saber que el Che era quien estaba enterrado en esa fosa inicialmente no fue necesario practicar ADN. González explicó que tenían información de la morfología de la frente del Che, quien tenía unas prominencias muy importantes y que le faltaba un molar. También sabían que luego de muerto le habían cortado sus manos. González recuerda que el antropólogo Soto tocó el hueso de la frente y que también verificó la falta del molar y de esa manera se dieron cuenta que, sin duda, esos restos eran los del guerrillero asesinado en Bolivia. González y el resto del equipo realizaron la exhumación y recuerda que por seguridad vivió- hasta su traslado a Cuba- “en la morgue del Hospital Japonés” ubicado en Santa Cruz de la Sierra. También por seguridad “para el traslado de los restos” pidió ayuda a los periodistas” para que registraran los hechos “porque podían secuestrar los restos hasta por dinero”, cuenta González. Salí al aeropuerto con una caravana de seguridad.
“Es ilógico excavar sin saber a quién se busca”
González se explaya en cuanto a la identificación de los restos hallados en Vallegrande. “Consideramos que no teníamos necesidad de ADN” pero de igual manera “lo realizamos para saber qué nivel técnico teníamos. Yo tenía la certeza absoluta de que era el Che. No hay dos personas que puedan tener la misma posición de los dientes”. LARED 21 consultó sobre qué experiencia podría trasladar al grupo de personas que en Uruguay están vinculadas a las excavaciones para encontrar restos de detenidos desaparecidos durante la dictadura. González explica que en su experiencia personal “lo más importante es el trabajo histórico que te da la certeza de cómo desapareció la persona, qué lesiones pudo tener antes de su muerte, elementos de identidad… para saber qué buscar. Lo que no tiene lógica es de excavar sin saber a quién se está buscando”.
González relató que en Bolivia no era conocido y mucha gente no respondía a sus preguntas por falta de confianza. “Paulatinamente logré persuadir”, asegura. De aquellas trescientas entrevistas más creíbles, González indicó que al final trabajó la versión número uno que decía que el Che estaba enterrado, contradiciendo la versión de que había sido incinerado y sus cenizas esparcidas en la selva boliviana, que estaba en Virginia, EEUU, en sótanos de la CIA o que estaba en Panamá.
La versión que trabajamos era que la que indicó que la tumba clandestina estaba “en la parte posterior del cementerio en la zona del aeropuerto”. González indica que esa versión explotada se conformó como si fuera un ‘puzzle’ porque no hubo una única persona que señalara eso, sino varios testimonios que conformaron el relato que resultó más creíble. González sostiene que es imprescindible discriminar la validez de los testimonios.
(*) Jorge González Pérez es director de docencia del Ministerio de Salud Pública de Cuba, coordina la formación de las Universidades de Ciencias Médicas de Cuba. Fue Director del Instituto de Medicina Legal de La Habana y Rector de la Facultad de Ciencias Médicas de La Habana.
Artículo de Georgina Mayo. La Habana, Cuba.
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